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Comenzaba el día y Jaemin sabía que sería caótico.

Primer día en la universidad, vaya odisea.

Para su suerte —o desgracia—Jaemin iba acompañado de Mark. Ambos ingresaron en la misma carrera, banca y finanzas.

Luego de estar abrumados por la cantidad de trabajos pendientes ya que ingresaron un mes después iniciadas las clases y que sus cerebros quedaran fundidos con las fórmulas que debían ocupar para resolver los ejercicios planteados por el docente, decidieron ir por un pequeño refrigerio a la cafetería del recinto universitario.

Jaemin lo vio, y sintió como su pobre corazón latía en gran intensidad.

—¿Qué ocurre Jaemin? —Mark preguntó con inocencia hasta que con una simple mirada Jaemin confesó todo —ya veo...

—Voy a saludarlo, espérame en aquella banca.

Mark se retiró del lugar con una sonrisa mal disimulada. Muy pocas veces había visto a Jaemin actuar de una manera tan torpe, y todo por culpa de un chico.

Quién lo diría.

Con cada paso, Jaemin acortaba la distancia que lo separaba de Jeno y a la vez, sentía la necesidad de salir corriendo de este lugar.

Jaemin pensaba que aún no era el momento, por lo cual simplemente se cubrió con su capucha huyendo a un lugar seguro, donde sus sentimientos no interfieran con sus acciones.

Simplemente son deseos de ver a ese precioso chico hecho un desastre, no hay nada más que deseo, en unos días se me pasará. Repitió tal y como si de un mantra se tratase.

No tenía por qué relacionarse con Jeno, no podía ni debía. Cada persona que Jaemin tocaba se destruía por completo, quedando en un estado miserable...

Recuerdos de su madre vinieron a su mente, Jaemin siempre que recordaba ese trágico hecho deseaba encerrarse en un cuarto para gritar hasta que su garganta no pudiera más.

Después de que se sintió relajado buscó con la mirada a su amigo y se dirigió donde él para sentarse en la banca y darle un mordisco al sándwich que le fue ofrecido.

—Muy bien, galán —Mark soltó una pequeña risita —¿Qué tal te fue con el muñeco?

Jaemin chistó la lengua antes de contestar.

—Nada, no lo saludé. Creo que me dejé llevar por el momento —cuando Jaemin se percató sobre las futuras interrogantes que soltaría Mark buscó como cambiar rápidamente de tema —¿Sabes? En la noche deberíamos ir al bar para distraernos de lo mierda que es la universidad.

—A la orden mi capitán —respondió Mark haciendo un saludo con su mano en alto, acción que hizo reír a Jaemin.

—Tengo que hacer una pequeña entrega en la biblioteca, nos vemos en el salón.

La biblioteca de la universidad era majestuosa, claramente nos referimos a la biblioteca de una de las universidades más importantes situada en Seúl. Al entrar te reciben un sinfín de libros esperando ser utilizados, computadoras de alta gama para realizar búsquedas por la web y dispersos por los pasillos se encuentran los pasantes bibliotecarios recibiendo a los visitantes con una espléndida sonrisa preguntando en qué te pueden ayudar.

Lástima que Jaemin no estaba ahí por motivos académicos.

Recorrió rápidamente los pasillos esquivando a las personas que se entrometían en su camino, mientras que, su mirada se paseaba de un lado a otro en busca de su cliente, después de cierto tiempo finalmente lo encontró.

119 Sweet Hell | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora