11. REVELACIÓN

423 75 5
                                    


Voy a actualizar dos capítulos seguidos, ya que os he hecho esperar demasiado y este es demasiado corto ^^

_________________


Había pasado un mes. Un mes desde que Tony y su compañero biólogo dieron luz verde al proyecto. Un mes desde que fecundaron el óvulo de Pepper con uno de sus espermatozoides, y desde que el embrión flotaba en aquel recipiente de vidrio, en líquido amniótico obtenido de forma artificial tras diversas pruebas y unido a la placenta.

Tony había estado acudiendo, una vez a la semana, al club de alterne para contarle a Tom el proceso del proyecto.

—¿No te cansas de trabajar aquí? —le preguntó una de esas noches.

Habían hablado de muchas cosas. A veces, Tom simplemente se echaba una pequeña siesta mientras el mayor le acariciaba suavemente.

Lo único de lo que no habían hablado era, precisamente, del trabajo del chico.

—Me gustaría hacer otras cosas —confesó—, pero nada me da demasiado dinero como para vivir solo. Con este trabajo puedo tener mi propio apartamento, disfruto de mi independencia y puedo permitirme caprichos. Tengo un coche, ropa buena y todos los juegos de la Play Station que se me antojan. Si lo dejase, tendría que habituarme a vivir en pisos compartidos y ganar un sueldo mísero, que sólo me permitiría pagar mis deudas y poco más.

—Se acostumbra uno rápido a lo bueno, ¿verdad? —le dijo el mayor—. El dinero fácil.

El chico frunció el ceño al escuchar aquello, a pesar de que Tony lo había comentado en tono bromista.

—No es fácil.

—Perdona —se disculpó rápidamente—. No me refería a eso. Ya sabes... Quería... En fin, ha sido una metedura de pata.

—No pasa nada —respondió—. Este trabajo tiene cosas buenas y cosas malas. Las buenas son que gano en cuatro noches lo que alguien corriente ganaría en un mes, y las malas son que tengo que acostarme con gente aun sin que me apetezca. Hay que soportar muchas cosas, Robert, y muchas veces se me hace cuesta arriba.

—Debe de ser horrible para alguien de tu edad —se compadeció el otro, acariciándole el hombro—. Me alegra que, al menos, conmigo no tengas que forzarte a nada. A menos que te obligues a hablar conmigo y suponga un suplicio para ti.

Quiso reírse ante su propia broma pero, antes de siquiera ser consciente de ello, tenía al chico abrazándose a su cuerpo con fuerza.

—¿Tom?

—No me llamo Tom —confesó, aferrado a él.

Lo hizo con tal ímpetu que Tony, que había estado sentado sobre la cama hasta ese momento, acabó por tumbarse de espaldas en la misma y teniendo al chico estirado completamente encima de él.

—Bueno, todos tenemos secretos —dijo con algo de nerviosismo, y le devolvió el abrazo suavemente—. Yo tampoco me llamo Robert.

—Lo sé.

—¿Cómo?

El chico se incorporó, y Stark se apoyó sobre los codos para despegar su espalda del colchón, ligeramente incorporado.

—Eres Tony —le dijo, mirándole sin pestañear.

Sintió que un nudo se formaba en su garganta, y tragarlo bien pudo haberle dejado sin aire.

—Veo que... me has reconocido.

—¿Cómo no hacerlo?

Parecía angustiado, o quizás nervioso, o puede que un poco de ambas. Tony vio cómo su cuerpo semidesnudo se sacudía levemente.

—Tony, te conozco bien. Más de lo que crees.

—¿Quién eres? —preguntó entonces, con el corazón a punto de salírsele por la boca.

Entonces, el chico llevó las manos a la parte trasera de su cabeza, deshaciendo el nudo del antifaz.

Cuando este cayó al suelo, Tony pudo sentir cómo su corazón se rompía, metafóricamente hablando.

Porque el chico que tenía delante de él, con los ojos aguados, era su pupilo: Peter Parker. 

El chico del antifaz (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora