THE PLAN 计划 - Park JiMin (pjm) +18

Capítulo 5

No puedo creerlo, todas estas canciones y covers. El inseguro JiMin, ¿Por qué no lo ha lanzado? Su voz es perfecta. Hay muchas canciones del grupo y demos que no han sido revelados. Me siento privilegiada escuchando esto... ¡Es increíble!

Cuando termino de escuchar todo ya ha pasado más de una hora. Voy hacia la habitación de JiMin a comprobar si se oye algún sonido pero no puedo percibir nada. Vuelvo a lo que estaba, y una nueva carpeta llama mí atención, "cosas de JiMin". Al abrirla, otras carpetas aparecen, ninguna con un nombre que me de indicios de qué se trata. Cuando abro me sorprendo, son fotos.

En la primer carpeta sólo hay fotos variadas de JiMin, donde está solo, algunas con el grupo y otras con su familia. Nada especial, pero son muy bonitas. Puedo ver lo feliz que es en estas fotos.

En la segunda carpeta solo hay quince fotos. De él y una mujer, en la mayoría son ellos dos juntos sonriendo, abrazados. Sólo hay una foto suya, al parecer tomada por ella. Y las fotos restantes son sólo de esa mujer. Lo que puedo ver es que no son actuales, JiMin tiene su cabello negro pero no como ahora, no como lo tuvo el año pasado y tampoco como lo tuvo en 2018. Estas fotos son del año 2016. Pero, ¿Quién es ella? ¿Fue su... Novia? Lo tenía muy escondido.

Cierro la carpeta y voy a la siguiente. Inmediatamente me sonrojo, por dios JiMin. Son fotos de él con el torso desnudo, en su cama, frente al espejo, en el sofá. En todas se ve su cara, mordiendo su labio o actuando sexy. Dios, jamás podré superar esto. En una de ellas sólo se ve su mano tocando el bulto dentro de sus bóxers. Me siento tan acalorada ahora...

Coloco la laptop en la mesita, puesta justo en la siguiente foto más sexy que encontré. JiMin está sacando su lengua y toca su pezón con una de sus manos mientras mira a la cámara. Llevo una de mis manos a mis pechos y lo presiono por sobre la tela de la blusa, no llevo sujetador y eso hace más fácil tocarme. Con la otra mano desabrocho mis pantalones y la llevo dentro de mis bragas así puedo acariciar mi clítoris. Inmediatamente me mojo.

—Mmm, oh dios. —Me frotó más rapidamente y observó la imagen de JiMin. —Oh dios, JiMin...

Cuando me siento lista, introduzco lentamente dos dedos dentro de mí vagina. Aquello me hace dar un chillido de satisfacción e inevitable dolor. Con la palma de mí mano continúo frotando mientras mis dedos se adentran en mí interior. Mí movimiento se vuelve más preciso a medida que noto que el orgasmo se acerca. Y segundos después exploto gritando el nombre de JiMin.

—Joder JiMin, mira lo que me hiciste hacer.

Caigo rendida en el sueño después de eso. Cuando despierto a la mañana siguiente apenas ha amanecido. Voy al baño principal para alistarme y me doy una ducha larga. El agua aquí es tan buena que podría acostumbrarme a esto. Una vez fuera, me maquillo y me visto con la misma ropa de ayer a excepción de mis bragas, no traje mucha ropa así que por ahora está bien.

Preparo el desayuno y cuando tengo todo listo decido ir a despertar a JiMin, en todo este tiempo no he oído nada proveniente de su habitación así que debe permanecer dormido.

—JiMin —toco dos veces la puerta —Ven a desayunar, la puerta ya está abierta.

Vuelvo a la cocina y espero. Pasan quince minutos y él aún no aparece. Me estoy comenzando a impacientar, ¿Y si le pasó algo? Voy de nuevo.

—JiMin voy a entrar —con mí arma en la mano abro la puerta de su habitación y entro en ella. No lo veo por ninguna parte. —¿JiMin?

Un sonido a mis espaldas me pone alerta, quiero girarme pero un cuerpo se abalanza sobre mí y me tira al suelo. Es JiMin, intentando desarmarme. En el forcejeo el arma resbala y cae rebotando lejos de mí, intento huir de él pero su cuerpo pesado sobre mí me lo impide. Aún con las esposas sostiene mis manos sobre mí cabeza. Estoy inmovilizada con su rostro frente a mí cara. Su ceño fruncido por el esfuerzo y ambos respiramos agitadamente.

—Detente —le ordeno.

—No.

—Detente JiMin, no lograrás nada haciendo esto. Estás esposado y sólo yo sé dónde están las llaves. —le informo, por su rostro cruza la inseguridad pero se recompone de inmediato.

—No lo haré, eres una psicópata.

—Cuida tus palabras, maldito. Recuerda quién está al mando aquí. —él bufa en respuesta.

—Dime dónde están las llaves, te dejare ir de aquí sin consecuencias. Sólo libérame y vete. —propone, piensa que voy a tragarme ese cuento. Aquello me hace reír.

—¿Crees que soy estúpida? —intento forcejear nuevamente pero no puedo moverme.

Soy consciente de su cuerpo sobre mí y me sonrojo sin quererlo. JiMin se dedica a presionar más sus manos mientras me observa desde arriba. En ese momento tengo una idea, lo miro directamente a los ojos. Ahora él se sonroja y es ahí donde lo vuelvo a besar. Chupo su labio inferior, JiMin sorprendido baja la guardia. Entonces actúo, lo debilito y ruedo su cuerpo hasta quedar encima de él. He jugado sucio, pero no había otra opción. Él aún no reacciona, rápidamente busco el aparato de electrochoques de mí bolsillo trasero. Cuando presiono el botón, él se desmaya.

—Idiota.

Una hora después JiMin despierta, aún está en el suelo. Después de lo que ha intentado hacer, lo he dejado allí adrede. Su espalda debe doler justo ahora, pero no me importa. Lo merece.

—Gracias a ti, el desayuno se ha enfriado. —el gime de dolor para luego fulminarme con la mirada —Tranquilo, tu te lo has buscado. De nuevo.

—Eres una... Maldita perra.

—Oh no, JiMin oppa. ¿Por qué eres así? —sus ojos se abren sorprendido. —No me trates de ese modo oppa, yo sólo quiero lo mejor para ti —le hablo en un tono demasiado infantil y angélical.

—Maldita, no me llames así. No quiero verte ni oirte —JiMin cubre su cara con sus manos en señal de frustración.

—Muy bien, ¿A quien debería mandar esto? —JiMin se incorpora de repente —Ah, ahora quieres ver. Pues mira esto —le muestro el teléfono en mis manos con la reciente grabación de voz. Presionó y se escucha a él llamándome maldita. —¿Qué crees que dirán los medios cuando esto se revele? Estarías acabado, llamando perra a una mujer —me río con ganas mientras miro la pantalla del celular y presiono unas teclas —Ya envié esto a alguien, si vuelves a intentar escapar, tiene todo el derecho de revelarlo a cuánto medio lo desee. ¿Me has oído?

—Por favor, no lo hagas. Haré lo que digas. —suplica

—Esta bien, es una oferta muy buena como para rechazarla. —digo con malicia. No puedo esperar hacerlo cumplir.

...