04. ¡HOLLYWOOD!

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𝖍𝖔𝖈𝖚𝖘 𝖕𝖔𝖈𝖚𝖘

CAPÍTULO CUATRO


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      — ¡Alto! ¿Quién eres? — preguntó el más delgado de ellos.

      — Max, acabo de llegar.— dijo el mismo extrañado.

      — ¿Desde donde? — volvió a preguntar el mismo.

      — Los Ángeles.— los dos chicos se miraron entre ellos.— Los Ángeles.— volvió a repetir Max.

Los dos chicos sonrieron entre ellos para volverse hacia Dennison y hablar conjuntamente.— ¡Oh, un pijo! — exclamó el mismo chico de antes tocándose el cabello rubio.

      — Esto es genial.— dijo por primera vez el otro asalta tumbas. Max reconoció por el tono de su voz que no serían muy amigables.

      — Yo soy Jay,— se presentó el rubio señalándose a si mismo — este es Ernie.— ahora apuntando a su compañero. Este, cogió a su amigo del cuello de la chaqueta y le susurró: "¿Cuantas veces tengo que decirlo? Mi nombre ya no es Ernie, ahora me llamo Ice." El rubio se levantó

      — Este es Ice.—dijo señalando por segunda vez a su amigo; el cual se había dado la vuelta y mostró un degradado en su pelo en el que ponía ICE.— Bien, fumémonos un pito.

       — No gracias, yo no fumo.— se excusó el pelinegro.

      — Cuidan mucho de su salud en Los Ángeles.— se burló Ice, chocando puños con Jay.

      — ¿Llevas algo suelto... Hollywood? — preguntó el rubio acercándose peligrosamente a Max.
 
      — No.— respondió cortante intentando andar.

      — Oye tío, no nos das cigarrillos. No nos das pasta. ¿Cómo se supone que debo pasar la tarde? — demandó el antiguamente llamado Ernie.

      — Podrías aprender a respirar por la nariz.— respondió Max, a lo que Jay se rio y Ice le replicó.

      — ¡Vaya! Mira sus zapatillas nuevas.— admiró el rubio.

      — Geniales, déjamelas probar.— exigió Ice a Max. Él intentó pedalear a lo que los dos chicos negaron.







Max entró renegando a su casa por la asquerosa tarde que había pasado.

      — Hola Max, ¿qué tal el instituto?— pregunto su madre desempaquetando algunos cacharros para la cocina.

      — ¡Un asco!

      — Hey, hey. Cuidado con lo que dices.— le replicó su padre.

Max, subiendo las escaleras chilló: "No puedo creer que tenga que vivir aquí" Sus padres miraron el rastro de tierra que dejaron los calcetines, antes blancos, de su hijo.

      — No llevaba las zapatillas.— comentó su madre.

      — Bueno, será una forma de protesta.— le respondió su marido sin preocupación alguna.

Ya en su habitación, Max tiró sus cosas al suelo con rabia. Pensando en como amistosamente los había llamado. "Capullos del cementerio"

Agarrando el contenedor para lo comida de peces saludó a sus mascotas. Al acabar, simplemente se dejó caer en su cama y sonrío en cuanto se acordó de esos ojos azules.

      — Oh Agatha. Eres tan guapa, solo quiero...

      —¡BUU!

Max se giró y encontró a su hermana en las puertas de su armario.— ¡Dani!

      — ¡Te he asustado! ¡Te he asustado! Soy Agatha, Agatha. ¡Bésame soy Agatha!

      — Papá y mamá te dijeron que no entraras en mi cuarto.— le replicó su hermano.

       — No seas tan gruñón. ¡Adivina! Esta noche me acompañarás.— chilló emocionada la pequeña saltando sobre la cama de su hermano.

       — Este año no, Dani.

       — Mamá me dijo me llevarías.— afirmó su hermana.

       — No, que te lleve ella.

       — Va con papá a la fiesta del ayuntamiento.— aseguró Dani, "De esta no te escapas" pensó la niña.

       — Tienes ocho años, ve tu sola.— escrutó su hermano antes de empezar a tocar su batería.

       — ¡Ni hablar! Es mi primera vez, me perderé. Además, esta noche hay luna llena. ¡Saldrán los bichos raros!— la pequeña se abrazó al cuello de su hermano.— Vamos Max. ¿No podrías dejar de ser un quinceañero sofisticado por una noche? ¡Por favor! Vamos, antes lo pasábamos tan bien yendo de casa en casa. ¿Recuerdas? Será como en los viejos tiempos.

      — Todo eso ya ha pasado.— declaró Max mientras volvía a hacer sonar su batería.

      — No importa lo que digas me acompañarás.— opinó la pequeña.

      — ¿Apostamos? — preguntó antes de subir los pequeños escalones que llevaban a la torreta de la casa.

      — ¡MAMA!













𝖍𝖔𝖈𝖚𝖘 𝖕𝖔𝖈𝖚𝖘 | max dennisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora