01. Otra gloriosa mañana. ¡Que asco me da!

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𝖍𝖔𝖈𝖚𝖘 𝖕𝖔𝖈𝖚𝖘

CAPÍTULO UNO


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Hacia ya muchos años de esto, la historia nunca deja de ser la misma; pero sin embargo eso no evita que no sea contada. En esa época todo era más sencillo, cada cual con su casa, su familia y un buen trabajo de herrero, cazador e incluso zapatero. Bueno, en parte eso era cierto, para los que nunca habían pisado las tierras de Salem.

Era aún muy temprano cuando Thackery Binx se despertó nervioso por lo que probablemente había sido una horrible pesadilla. Se sentó en su cama para poder vestirse adecuadamente, pero todo eso fue apartado de la mente del joven Thackery en cuanto vio la cama vacía de su pequeña hermana.

      — ¿Emily? — preguntó más para si mismo que para el mundo. Salió de la casa pensando que tal vez la chiquilla había ido a dar de comer a los animales que los acompañaban. Al no verla empezó a preocuparse de verdad, así que izo lo más conveniente para no perder los estribos. —¡Elijah! ¿Habéis visto a mi hermana Emily?

      — No, — dijo negando con la cabeza — pero mirad.— esta vez, apuntando hacía el bosque; donde se podía distinguir un humo coloreado deshaciéndose a medida que aumentaba su altura hacia el cielo. — Están conjurando.

      — ¡Dios mío!¡El bosque! — gritó el hermano mayor, justo antes de ponerse a correr hacia los prados que conectaban con el bosque de las brujas. — ¡Emily! — volvió a gritar cuando vio dos pequeñas figuras adentrarse al bosque.

      — La hemos perdido...— se lamentó el Elijah.

      — ¡Aún no! — Thackery se giró hacia su amigo y lo cogió de los hombros. — Llama a mi padre, convoca a los ancianos. ¡Ve! — ahora, empujando a su amigo hacia la aldea.

Pero el, no iba a ir con su casi hermano. Corriendo como alma que lleva el diablo atravesó los campos que ese mismo verano se habían cosechado, gritando el nombre de su hermana con desesperación. Al llegar al bosque cabalgó con sus pies sobre ramas, hojas y otras cosas que podrían dañar la piel que los adornaban. Pero eso le dio igual, en ese momento lo único que importaba era la vida de su pequeña hermana. Corrió y corrió, hasta que tropezó con una gran raíz de árbol que lo hizo revolcarse por una pequeña colina que el mismo bosque había construido. Ahora, mientras rodaba, podía notar las ramas arañando la piel, las hojas crujiendo debajo de su peso y su corazón latiendo a mil por hora.

Al levantar un poco la cabeza, divisó a lo lejos la cabaña perteneciente a las tres malvadas brujas. Pudiendo distinguir a una de ellas guiando a su hermana hasta la puerta. Se levantó, como pudo, y se acercó a la casa, andando con dificultad hacia el molino hidráulico a un lado de la morada. Al llegar a una pequeña ventana se asomó por ella, buscando con la mirada a su hermana. — Emiliy...— susurró cuando la vió. Lo que el no sabía era que las brujas tenían un buen oído. Las hermanas se giraron buscando al culpable de tal ruido. El pobre muchacho lo único que pudo hacer fue cubrirse con unas enredaderas que habían cerca suyo.

Winifred Sanderson sacó la cabeza por la misma ventana en la instantes antes Thackery Binx también estaba. — Oh, mirad. Otra gloriosa mañana. — habló la voz áspera mirando hacia el cielo. — ¡Que asco me da! — cerrando el ventanal se dirigió a sus hermanas. — ¿Hermanas?

Sarah y Mary siempre respondían con lo mismo: "¿Si, Winnie?" "Ya voy Winnie" Al llegar a la puerta las dos hermanas se miraron entendiendo que las dos no entrarían por la puerta a la vez. Mary, fue la primera en reaccionar. — ¡Aparta!

      — ¡Oh cariño! Mi querido libro. — alagó al gran escrito mientras lo acariciaba. — Seguiremos con nuestros hechizos ahora que ha llegado nuestra invitada. Despierta, despierta cariño. — un pequeño ojo en la portada del libro de hechizos empezó a abrirse mientras la hermana Sanderson lo llamaba. — Vamos cariño, eso és. ¡Mary! — gritó llamando a su hermana.

      — Aquí estoy, aquí estoy Winnie. Lo siento. — se disculpó la chillona voz de Mary mientras removía el caldero. — Veo que la hermana Sarah no está ayudando.

      — ¡Yo he traído a la niña! — se defendió Sarah.

Winnie, enfadada por el comportamiento infantil de Mary la cogió de la oreja — Dejadla en paz, ¡Ha hecho su trabajo!

      — Teneís razón. — se volvió a disculpar mientras echaba un gruñido hacia Sarah, cosa que devolvió.

      — ¡Llegó la hora! — declaró Winnie mientras su libro buscaba la pagina indicada. — Aquí está. Hacer que hierva con fuerza y añadir dos gotas de forúnculo.

      — Ya lo tengo, dejadlo. Ya lo haré yo.— aseguró la hermana por nombre Mary.

      — Mezclar sangre de buho con hierba roja. Remover tres veces y arrancar un pelo de la cabeza. Un poco de pus y un dedo de hombre muerto. ¡Dedo de hombre muerto y que sea fresco!

      — ¡Dedo de hombre muerto! — empezó a cantar Sarah mientras buscaba el dedo. Mientras tanto, Thackery llegó a la parte alta dentro de la casa de las brujas. — Muerto, muerto, muerto, muerto, muerto...

      — Muy fresco, dedo de hombre muerto. — Mary empezó a tirar dedos hacia Sarah, iniciando una batalla entre ellas. Las dos se estaban riendo hasta que una de las mutilaciones llegó hasta Winifred.

      — ¿Queréis estaros quietas las dos? Necesito concentrarme.

      — Lo siento,— se excusó Mary de nuevo. — necesita concentrarse. — le susurró a Sarah. Acercándose a Winnie empezó a oler el aire, uno de sus dones como bruja. Su hermana seguía recitando los ingredientes para la poción cuando Mary la interrumpió. — Huelo un niño.










Ahí va el primer capítulo. Dios, que nervios.

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BESOS HECHIZADOS

- APRIL









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