07. ¡Poneos en pie, he dicho!

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𝖍𝖔𝖈𝖚𝖘 𝖕𝖔𝖈𝖚𝖘 

CAPÍTULO SIETE


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Siguieron corriendo mientras seguían al gato negro hasta que llegaron a unas puertas metálicas.— He, he, he. Vamos es un cementerio.— el chico reprochó al gato. Si, estaban escapando de unas brujas zombies, pero el tenía claro que eso era un poco demasiado.

      — Es tierra santa. Las brujas no pueden pisarla.— respondió el gato.

Dani y Allison se quedaron mirando al chico, pidiendo una explicación por el que acababan de ver.— Habla.— les dijo Agatha a las chicas con una impecable sonrisa. Causando otra por parte de Max.

El gato simplemente los ignoró y saltó dentro del recinto gritando un— ¡Seguidme!— el grupo no tuvo otra opción que seguir al gato.— Venid por aquí. Quiero enseñaros algo para que sepáis a lo que nos enfrentamos.—  el gato los guió por un sendero hasta llegar a una tumba.

      — William Butcherson.— reconoció Max las distintas letras gravadas en piedra.

      — ¿Alma perdida?— preguntó la ojiazul al leerlo en la roca sepulcral.

      — Billy era el amante de Winifred,— empezó a relatar el gato.— pero lo pilló tonteando con su hermana Sarah, así que lo envenenó y le cosió la boca con una aguja roma para que ni muerto contara sus secretos.— al ver la cara de espanto de la pequeña, recalcó con comprensión.— Winifred era muy celosa.

      — Tu eres Thackery Binx.— reconoció la rubia. A lo que el gato le dio la razón.— Así que las leyendas son ciertas.— admiró, "Esto es una locura"

Agatha se acercó al oído de Max y le susurró— Te dije que estos chismes,— recalcó la misma palabra que el usó hoy cuando se conocieron— son reales. La próxima vez apostamos.

      — Bien vamos, quiero enseñaros algo más.— habló Binx mientras corría.







      — Por mi culpa, le robaron la vida a mi hermana. Durante años esperé la muerte para así poder reunirme con mi familia, pero el maleficio de Winifred me mantenía vivo.— contó pesadamente.— Pero descubrí lo que podía hacer con mi vida eterna. Le fallé a Emily, pero no le volvería a fallar.— recobró la compostura.—Cuando volvieran las tres hermanas, yo estaría aquí para detenerlas. Así que durante tres siglos he esperado que en la noche de Halloween, alguna virgen bobalicona encendiera esa vela.

      — Enhorabuena bobalicón.— insultó Dani a su hermano.

      — He, oye. Lo siento ¿vale?— se excusó Dennison mientras se levantaba de la húmeda hierba.— Estamos hablando de tres vejestorios contra el siglo veinte. ¿Qué pueden hacernos?

      — Mucho.— respondió el gato. Recordando a su ser más preciado robado por aquellas brujas.— ¡No abras el libro!— le chilló a la rubia.

      — ¿Porqué?

      — Son los peores hechizos de Winifred, no debe recuperarlo.

      — ¡Quememos este libraco!— exclamó Max mientras acercaba su encendedor al gran libro.

      — La magia lo protege.— informó Thackery justo antes de que el chico se quemara con el mechero.

Al levantar la vista pudieron ver tres capas de diferentes colores. Y eso, no significaba nada bueno.— ¡Tan solo son un montón de tonterías!— exclamó burlándose Winifred montada en su escoba.— Sarah, Mary.— ordenó señalando a sus lados.

Los chicos corrieron hasta quedarse detrás de una roca hasta que Sarah los pilló por el lado izquierdo.—Valiente virgencito que encendió la vela. Yo seré vuestra amiga.

Agatha cogió un rama del suelo y atacó a la bruja.— ¡Lárgate!— le chilló omitiendo todos los insultos solo porqué había una niña pequeña con ellos.

Winifred aprovechó la distracción para llamar a su querido escrito.— ¡Libro, ven con mamá!

      — Me temo que no.— respondió Thackery cuando saltó encima del libro para que no pudiera volar.

Winnie rápidamente reaccionó y reconoció al gato.— Thackery Binx, sois un gato sarnoso. ¿Seguís vivo?

      — Os estaba esperando.

      — Habéis esperada en vano entonces. Y no salvaréis a vuestros amigos, al igual que no salvasteis a vuestra hermana.— declaró con una gran sonrisa.

      — ¡Cállate bruja!— le escupió Thea indignada mientras recogía el libro.

Evitando a las tres hermanas en todo momento los cinco pudieron resguardarse en una zona con varios arboles.— Aquí no pueden tocarnos.— dijo Max recobrando el aire perdido al correr.

      — Bueno, ellas no.— comentó el gato.

      — No me gusta como a has dicho eso.— comentó la más pequeña de ellos.

      — Amante infiel, muerto mucho hace. Profundamente dormido en vuestro lecho de gusanos. Moved los pies, abrid los ojos. Estirad los dedos hacia el cielo. La vida es dulce, no seáis tímido. ¡Poneos en pie, he dicho!— recitó el hechizo la bruja pelirroja.

De un momento a otro, el suelo se revolvió en si mismo. Haciendo que las tumbas, los arboles y cualquiera que estuviera pisando tierra perdieran el equilibrio. Todos gritaban, sin saber que más hacer. Agatha se agarró al brazo de Max buscando cualquier tipo de soporte por la tormenta que se desataba debajo de sus pies. 

𝖍𝖔𝖈𝖚𝖘 𝖕𝖔𝖈𝖚𝖘 | max dennisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora