El príncipe azul

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*sábado*

Kyle parecía un muerto en vida cuando despertó esa linda mañana de sábado. Volvió al mundo de los vivos sintiendo un enorme peso encima de él, como si tuviera una caja fuerte en el pecho, pero en realidad, sólo era su pequeño caniche.

El día anterior estaba tan cansado, que se bañó y sólo se arrojó a su cama a dormir, ni se cambió, ni se arregló el cabello, ni se aseguró de que la puerta del apartamento estuviera bien cerrada. Simplemente dejó que el mundo de los sueños lo arropara hasta el día siguiente.

La maldita alarma lo despertó de malas, eran las 9 de la mañana, quería seguir durmiendo y su cuerpo se encontraba adolorido por el juego de ayer. Ni se diga de su muñeca, tenía un moretón horrible.

Se miró en el espejo y le dio asco de que su cabello estuviera demasiado desordenado. Parecía una esponja de metal con un mes de uso, debía pasar un rato arreglándolo... y eso no pasaría si lo hubiera arreglado desde anoche.

Tocaron el timbre de su apartamento y su adorable caniche, ladró con desconfianza. Pocos segundos después, el caniche aulló con nostalgia, como si recordara a alguien.

—¿Qué le pasó a tu pelo?

Y es lo primero que Bebe pregunta cuando le abre.

—Buenos días para ti también — Kyle le dice dejándola pasar —Así amanezco todos los días.

—Pobre de ti. — Ríe ella —Vine para que desayunemos juntos.

—¿Y ese milagro?

—No lo sé — Respondió dejando la bolsa que traía en la mesa de la sala —Clyde salió temprano y no quería almorzar sola.

Pero él sí.

—Me enteré de lo de Craig — Continuó mientras sacaba las cosas —Te dejó por Tweek.

—Yo lo dejé. Bueno, me refiero a que el tipo estaba desesperado por hablar con Craig, así que lo dejé — Explicó sentándose en la mesa.

—¿Y no te molesta?

Kyle negó.

—Él y Leo tienen una historia con Craig y Kenny, no es justo que un don nadie se acerque así.

—Pero era tu cita.

—Cuando haya una tercera, reclamaré mi lugar — Rió guiñándole un ojo.

Bebe debía sentirse bien que a Kyle no le afectase lo ocurrido con esos dos terceros en discordia, estaba consciente que no debía haber un problema, a menos que fueran más cercanos

Pero algo sí le preocupa.

—¿Qué pasa? — Preguntó Kyle

Bebe compró waffles, así que los destapó de su fuerte de aluminio cálido, para dejarlos sobre el plato y decir su pesar.

—Tu última cita...es algo especial.

—¿Por qué? — Cuestionó Broflovski tomando dos

—Eres su primera cita formal con un chico desde que se declaró bisexual y...

—¿Y?

—Todas sus salidas lo han catalogado como un príncipe azul que les rompe el corazón porque...no es lo que buscaba. — Bajó la mirada —Los trata tan bien que...

—Tienes miedo de que me haga lo mismo? — Alzó una ceja.

Bebe asintió tímidamente.

—¿Qué tan fácil crees que soy para que eso me pase? — Rió Kyle

El soltero codiciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora