Capítulo 17

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El aroma a colonia masculina llenaba los rincones de la habitación. El sol se ocultaba detrás de las nubes y una fina llovizna humedecía el exterior del castillo de Hogwarts.

Me desperté envuelta por los brazos del chico que se robó mi corazón. La felicidad se desvanecía a medida que la culpa comienza a pesar más. Me sentía mal por ocultarle algo tan grande. Pero si los Malfoy se enteran, mi cuento de hadas iba a terminar.

Abrí mis ojos y busqué con la mirada su brazo. Estaba como nuevo, parecía que el incidente jamás había sucedido.

Mis pensamientos se desviaron hacia Potter. Pensar que por una estupida pelea casi lo pierdo todo. Por lo menos recibió un castigo aceptable.

- ¿Por qué estás enojada? ¿En qué piensas?- resonó la voz ronca de un Draco recién despierto.

-¿Cómo sabes que estoy enojada? - respondí confundida.

- Por que tu cuerpo se puso caliente, no soy idiota Alex. - suspiró y me hizo voltear a verlo - sé lo que me estás ocultando.

Y si, era obvio, no pude guardar el secreto de una fiesta sorpresa de cumpleaños a mi abuela, imagínense algo como esto.

- Por favor no te enojes, solo quería protegerte.

Me dio un beso.

- No estoy enojado, entiendo por qué lo hiciste.- sus ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en salir.

- Draco cariño ¿ Qué sucede? ¿Te duele algo?. - me preocupé.

- Tengo miedo.

- Draco Malfoy ¿asustado? Esto tiene que salir en El Profeta.

Soltó una pequeña risa.

- Cállate tonta, lo digo en serio. Tengo miedo de lo que pueda llegar a pasarte.

- No es momento de preocuparse, los otros dos elementos aún no se manifiestan. Disfrutemos el ahora.- lo besé.

- Sabes Bloom... mi brazo está increíble y recuperé mi fuerza... deberíamos probar qué tal funciona. - sonrió.

Se puso encima de mi con una mirada traviesa en su rostro.

Si enojada mi cuerpo se pone caliente, con Draco sin camisa y encima mío me prendo fuego.

Comenzó a besarme. Las yemas de sus dedos recorrían cada centímetro de mi cuerpo.  Llamen a los bomberos.

Mi ropa de dormir desapareció mágicamente y me olvidé de todos mis problemas. Era como si nos necesitáramos. Nuestras anatomías pedían a gritos permanecer unidas. Éramos el uno para el otro.

Media hora más tarde. El inicio del día nos obligó a salir de las sabanas y ponernos en marcha. Nos dimos un rápido beso y nos separamos en distintas direcciones.

Es el día anterior al baile de invierno y nos daban unas pequeñas vacaciones a todos los estudiantes. El ambiente era alegre, los estudiantes iban de un lado para otro hablando sobre qué iban a usar, con quien iban a ir y muchas cosas más.

Me encontré con mis amigos en la sala común de Gryffindor. Hermione, Ginny, Rory y yo íbamos a salir de compras. Saludé a los muchachos y sin tiempo de una pequeña charla. Salimos camino al pueblo.

Hermione nos guió a través de una calle que desconocía hasta una pequeña puerta. El lugar, a diferencia de las calles principales se encontraba prácticamente vacío.

- Nora, soy yo, ábreme- dijo mientras daba un par de golpes a la puerta.

Minutos más tardes una señora mayor de edad, con cabello blanco como la nieve, abrió la desgastada puerta.

- Hermione cariño, adelante pasa.- dijo con una sonrisa- estas deben ser tus amigas, son tan hermosas como me lo imaginé.

Nosotras nos sonrojamos y la saludamos cordialmente. Hermione se había comunicado con aquella mujer para que nos haga los vestidos del baile.

Tomamos asiento en el pequeño atelier de Nora y ella fue a buscar las cosas al fondo. La primera en probárselo fue Ginny. Era un vestido ajustado a su cuerpo, color verde, sin mangas y , de acuerdo a cómo le diera la luz, emanaba pequeños destellos. Simple, sencillo y hermoso.

Hermione fue la segunda, su vestido era de color rosa pastel, corte sirena y bordado con encaje, tenia mangas cortas y le quedaba espectacular. Femenino, elegante y natural.

La siguiente en probarse fue Rory. El vestido era color azul, con una sola manga y corto. Se ajustaba a sus curvas resaltando sus mejores atributos. Sexy, audaz y despampanante.

La última en ponerse su vestido fui yo. Hermione me dijo que me había preparado una sorpresa, "para que tu admirador secreto no te quite los ojos de encima" me había dicho. Nora estaba entusiasmada, dijo que era su mayor creación en años.

El vestido era imponente, color rojo. Brillaba por todos lados, sin pudor. El corte princesa me hacía sentir como una. Tenía un escote bastante importante y mangas largas. Era increíble.
Todas en la habitación estaban boquiabiertas del impacto que generaba.

- Sin dudas la más hermosa vas a ser tu- sonrió Rory entusiasmada.

Me puse nerviosa al pensar en que con ese vestido iba a llamar mucho la atención.

- Gracias Nora, eres magnífica, como siempre.- Hermione se dirigió hacia la señora para darle un abrazo.

- Es un placer, nada me hace más feliz.- respondió ésta.

Nos dispusimos a pagarle pero ella se negó. Dijo que jugáramos a ser princesas por una noche. Era una persona muy amable.

Salimos del lugar y nos encaminamos al centro para buscar los zapatos y los accesorios que combinarán con nuestros atuendos. Y lo más importante, las máscaras.

Al paso de unas horas nuestro estómago rugía pidiendo ser alimentado, pero era mas tarde de lo que pensábamos y el almuerzo en Hogwarts había pasado. Asique decidimos buscar algún lugar para comer por ahí.

Una vez llenas, estábamos por emprender la vuelta al castillo, pero las luces de un salón de belleza nos atraparon como a moscas.

Nos tomamos en serio la sugerencia de Nora en jugar a ser princesas. Nos hicimos las manos, los pies, depilación y un montón de cosas más. Estábamos listas para deslumbrar.

Toda la tarde fue increíble, las chicas son tan maravillosas que no podría estar más agradecidas de tenerlas a mi lado.

Al caer la noche estábamos exhaustas. Volvimos a Hogwarts felices y con ganas de descansar para estar a nuestro cien por ciento la noche siguiente.

En la puerta estaban Ron, Harry y Mike. Absortos en su conversación tardaron unos minutos en notar nuestra presencia. Al ver a sus parejas los ojos les brillaban, embelesados por los sentimientos que ellas les provocaban.

Se me encogió el estómago al pensar que yo no podría jamás tener un amor así. Draco y yo estábamos obligados a mantenernos ocultos, a esconder nuestro amor en la penumbra.

"Algún día" pensé. Algún día.

Shifting for LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora