Capítulo 40 💥 (Cárcel)

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Narra Elizabeth

Han pasado seis días, en los que he estado encerrada en mi cuarto, con único contacto hacia mi hermana, mis padres, Samuel y mi hermano Enrique que llego un día después que llegamos a Los Angeles.

— Eli, necesitas algo. — Dice mi hermana antes de salir de mi habitación. —

— No nada, estoy bien. — Asiente, sale y en eso entra mi hermano. —

— Haber suricata — Detesto que me diga así, solo porque cuando era niña veía "El Rey León" sin parar — ¿Qué te pasa te nota rara desde ayer?

— Nada es solo que primero, quede impresionada al enterarme que eres el único hijo de este matrimonio. ¿Kara y yo somos ilegítimos o qué? — Ambos reímos —

— Pero si eso ya lo sabías. Aparte siempre  seré el mejor. — Dice seguido por un acto de superioridad —

— Idiota — Lo empujo y reímos —

— Y ¿segundo?

— Que siento que me están ocultando algo desde hace días y nadie me dice. — Cruzo mis brazos —

— Nadie te esta ocultando nada. Solo estas tensa por todo esto del video y eso.

— Enrique. — Grita mamá desde la cocina — Baja ayudar a tu padre . —

— Vuelvo pronto. — Besa mi frente y sale —

Me quedo mirando la ventana, esta lloviendo y para hacerlo mas dramático estoy mirando las gotas que caen en mi ventana. Camino hacia el librero y sacó uno de mis libros favoritos, saco la nota que Sebastián me dejo aquella mañana, la leo y la releo. Tengo que sacarlo de mis pensamientos, pero me es imposible.

De repente a mi memoria llegaron los recuerdos de aquella noche que me arrebato mi libro y la manta que me tejió mi abuela. Ese fue nuestro primer beso.
No podré recuperar nunca ambas cosas porque cuando llegue de vuelta a mi casa salían cajas y cajas de Sebastián, no se que hicieron con ellas.

Me atormenta tanto el hecho de que me haya usado, no se lo demuestro a mis padres, pero me mata el hecho de que me enamoré de una persona que solo quería destruirme.

Camino a mi ventana y me siento frente a ella, puedo visualizar que mi padre y hermano se fueron, mi hermana y madre deben de estar abajo, así que voy hacer lo que quiero.

Camino hacia el antiguo cuarto de Sebastián, abro la puerta con suavidad para no ser descubierta. Estoy completamente dentro de su cuarto y su olor ataca mis fosas nasales casi lo olvidaba. Me quedo recostada de la puerta, cierro mis ojos tratando de relajarme y recordar las cosas bonitas, aunque solo fueran mentiras.

Abro lentamente mis ojos y mi mirada cae en el armario, donde puedo visualizar algo de color blanco. Me acerco y lo tomo, es una camiseta suya. Pongo la camisa en mi nariz para aspirar su aroma, una lagrima resbala por mi mejilla izquierda.

Soy una idiota, nunca debí enamorarme de él, porque no podía enamorarme de alguien como Samuel o al menos solo ignorar a Sebastián en el pasado, pero no podía hacer nada.

Un sonido estruendo que provenía de la cocina interrumpió mis pensamientos. Cierro las puertas del armario, me llevo la camisa y salgo de la habitación. Camino directamente a la mía dejo la camiseta en un lugar que nadie la encuentre.

Salgo de mi habitación y camino hacia la cocina, veo a mi madre y Kara hablando, casi susurrando. Me voy acercando para poder escuchar.

— Ella no se puede enterar Kara. Odiaría a tu padre y lo sabes.

— Lo odiará si se lo continúa ocultando, ella tiene derecho a saber que es lo que hizo papá con el hombre que ama. Si mamá, aunque les pese a ustedes y a quien sea es así. Ella lo ama.

— No se va a enterar y punto Kara, tienes razón en lo que dices, ella esta enamorada de él, pero no voy a permitir que se siga matando por amar a un hombre que no vale nada.

— Te digo que pasa contigo mamá, que eres una egoísta te llenas la boca diciendo que piensas en tus hijas y que haces todo porque estén bien. Pero a la hora de la verdad no puedes serle sincera en algo como esto y no puedes hacer algo para verla feliz. Porque le haría feliz verlo bien, con vida al menos. Eres una maldita egoísta.

Veo como mi madre levanta su mano para golpear a mi hermana y entro a la cocina.

— ¿Qué esta pasando aquí?

— Nada es que tu hermana me levanto la voz y dijo cosas que no debe decir. — Gracias mamá por serme sincera —

— Kara me acompañas a recoger mi cuarto está un poco desorganizado.

— Claro.

Íbamos a camino a mi habitación cuando llegan mi padre y Enrique.

— Perfecto llegaron. Vamos a almorzar, el almuerzo ya está listo. — Todos asentimos y nos sentamos en la mesa —

El almuerzo fue muy incomodo, mi hermano trataba de hacernos reír y lo lograba, pero mi madre y Kara se lanzaban miradas asesinas. Al terminar el almuerzo recogimos los platos y cada quien continuo con lo que hacía. Lleve a Kara mi cuarto, necesitaba hablar con ella.

— Eli, no veo nada desorganizado tú cuarto.

— Dime Kara, ¿Qué es lo que me están ocultando? — Cruzo mis brazos —

— Eli, yo- yo no puedo decirte.

— Kara tu misma se lo dijiste a mamá, si esto me va a ser un poco feliz dímelo.

— Eli, tal vez mamá tenga razón y sea por tu bien. — Muerde su labio inferior —

— No, mentirme no me hace bien. -

— Tienes razón. — Suspira — Eli, papá metió preso a Sebastián.

¿Qué? ¿Cómo? No entiendo nada ¿Por qué lo hizo? Él me dijo que solo borraría el video.

Narra Sebastián

La puerta vuelve a sonar, indicándome que alguien va a entrar. Mi muñeca, solo pienso en ella, en su sonrisa, en su piel, labios todo; no puedo sacarla de mi mente. En este encierro ella es lo único que me mantiene firme, la esperanza de volverla a ver.

— Hola Sebastián, ¿Cómo estás? ¿Sabes quien soy?

— Hernán del Castillo, como olvidarlo.

— Bien, al menos sabes eso. ¿Sabes también que te vas a pudrir en la cárcel?

— Elizabeth no lo va a permitir, ella me ama.

— Error, ella fue la que te mando aquí — ¿Qué? Mi muñeca no pudo hacerme esto —

Comienzo a hablar totalmente calmado — No es cierto, a usted lo que le duele es que ella sea mía, que me ame a mi, el hijo de alguien que le arruinó la vida. Pero sabe que ella no dejará de amarme y cuando salga de aquí ella me escuchará y créame será mía para siempre.

— En primera mi hija no es tuya y nunca lo será y en segundo lugar sabía que no me ibas a creer así que, — Saca algo de su chaqueta — esta firmado por mi hija, es la denuncia hacia ti.

Era su firma, ella fue capaz de hacer esto, me va a mandar a la cárcel.

Agresivo y DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora