Capítulo 5

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Lo empujaron hacia el interior de la gran carpa, donde Hoseok se dió cuenta que la carpa era simplemente una fachada y el interior era aún más espectacular. Era una construcción de alto nivel demostrando un hermoso escenario estilo circo en el centro pero el resto era como un teatro. Nada parecido a lo que el pequeño hubiera visto antes.

Pasaron detrás de las gradas dirigiéndose a una sala en el interior de la estructura, donde no había un acceso fácil y ahí Hoseok perdió todas las esperanzas que pudo haber guardado en su pequeño corazón.

El lugar estaba lleno de jaulas y dentro de ellas habían personas, personas lastimadas y delgadas, algunas más que otras. A pesar del frío se encontraban desnudos y algunos gemían por algún dolor en sus cuerpos.

Hoseok intentó retroceder, pero el hombre lo empujó hacia adelante.

─ ¿Qué es lo que ves? ─ Le preguntó el hombre de ojos azules. ─ Dime, pequeño.

Hoseok tragó saliva y miró de nuevo a su alrededor, quería taparse los ojos, él nunca había visto un lugar así y mucho menos había visto personas así.

─ ¡¿Que ves?! ─ Le preguntó el hombre gritando de forma violenta al ver que el niño no respondía.

─ ¡Personas! ─ Gritó Hoseok asustado y cubriendo su rostro con ambas manos.

El hombre aplaudió mientras reía.

─ ¿Personas? ─ Dijo riendo aún más fuerte. ─ ¿Escucharon todos? ─ Les preguntó a las personas en las jaulas. ─ El dice que ustedes son personas.

Se acercó a Hoseok y lo tomó fuertemente del brazo provocando que un quejido de dolor saliera de su boca. Lo puso frente a él y tomó su mandíbula sin importarle si le estaba haciendo daño, lo obligó a ver a una de las personas que estaba en la jaula.

─ ¿Que ves? ─ Le volvió a preguntar acercandolo a los barrotes de la jaula.

Las lágrimas de Hoseok comenzaron a caer.

─ Y-Yo... no sé. ─ Dijo cerrando sus ojos sin comprender.

─ Dile que eres. ─ Le dijo el hombre a la persona dentro de la jaula, pero ésta no habló.

El hombre comenzó a reír.

─ ¿Ves? ─ Le dijo a Hoseok. ─ Las personas hablan pero "eso"... ─ Le dijo señalando. ─ "eso" no habla porque no es una persona.

Hoseok mantuvo sus ojos cerrados llorando.

─ ¿Quieres saber qué es? ─ Le preguntó.

Hoseok no respondió nada, solamente sentía unas fuertes ganas de vomitar y mareos que no lo dejaban pensar claramente.

─ Es una simple atracción. ─ Le susurró el hombre de ojos azules.

Comenzó a temblar entre los brazos del hombre mientras hiperventilaba, no siendo capaz ya de controlar sus sentimientos. Él nunca se había desmayado pero sentía que estaba a punto de caer al suelo, sus piernas ya no resistían los nervios.

─ ¿Y sabes qué eres tú? ─ Le preguntó el hombre.

─ U-Un niño... ─ Respondió en un hilo de voz.

Pronto sintió su mejilla arder y su cuerpo cayó al piso por la fuerza con la que fue golpeado. Levantó la vista confundido con lo que acababa de suceder, y al hacerlo lo primero que notó fue que ninguna de las otras personas en las jaulas lo volteó a ver. A ninguno de ellos le pareció extraño que él, un niño de diez años, acabara de recibir un maltrato.

─ Eres una atracción. ─ Sintió que lo tomaron de la cintura levantandolo del suelo y llevándolo a una de las jaulas vacías.

Lo lanzaron al interior provocando que se golpeara con los barrotes y gemidos de dolor salieran de su boca. Él nunca había sido tratado así, nunca había sentido tanto dolor.

─ Las atracciones no hablan. ─ Le dijo mientras cerraba con llave la jaula y lo miraba con una sonrisa. ─ Pero tranquilo, espectáculo de luces, pronto aprenderás. Yo me encargaré de educarte para que sigas las reglas de Cirque du Soleil.

Hoseok temblaba mientras observaba esos ojos azules, ésto tenía que ser una simple pesadilla, él despertaría y bajaría las gradas de su casa para encontrar a sus padres en la mesa desayunando felices, ¿Verdad?

Todo es una pesadilla, ¿Verdad?

El hombre se giró y se fue caminando, por un segundo Hoseok prefirió estar dentro de esa jaula que al alcance de esos hombres, aunque sabía que realmente no estaba seguro y ellos tenían esa llave. Las luces se apagaron cómo si no hubiera nadie allí adentro y nadie habló, solamente se escuchaban los quejidos de dolor de algunas de las personas que estaban allí.

Hoseok esperó unos minutos, teniendo la esperanza de que alguna de esas personas le hablara y le dijera que todo estaría bien, que él estaría bien; pero nadie nunca le habló, ni siquiera lo voltearon a ver.

Tomó sus piernas entre sus brazos, presionandolas a su pecho y escondió su rostro entre ellas llorando, sumergiéndose en una gran oscuridad. Aquel sentimiento de calidez en su interior apagándose y siendo suplantado por un cruel frío que solamente lo hacía sentir aún más solitario de lo que alguna vez se sintió.

No podía pensar claramente porque tenía demasiado miedo, no podía ni siquiera intentar calmarse. Su mejilla le ardía y estaba seguro que ese sabor metálico en su boca era sangre. Tenía hambre y no pareciera que las personas allí comieran mucho. Levantó la vista para intentar ver a los demás de nuevo, pero no había cambio, seguía sólo... Esas personas realmente no parecían personas.

Los ojos de ellos estaban vacíos y se mantenían en una simple posición sobre sus piernas, arrodillados, algunos con más dificultad que otros, pero no se movían. Claramente podía notar que la posición era incómoda y dolorosa.

Respiró profundo y volvió a bajar su mirada, escondiendo de nuevo sus rostro.

Es una pesadilla... se dijo a sí mismo.

Es una pesadilla...

Pero él sabía que no lo era, él sabía que estaba perdido, que no tenía esperanza. No podía evitar sentir demasiada culpa por no saber qué hizo mal, por no saber porqué estaba allí. No entendía por qué las demás personas estaban allí y definitivamente no podía preguntar.

Sólo esperaba que algo sucediera, que pudiera irse de allí lo más rápido posible, nunca había deseado tanto poder huír de un lugar. Extendió una de sus temblorosas manos y tomó uno de los gruesos barrotes de metal. Él jamás podría huir de allí...

La magia no funcionaba con el metal... era algo que había aprendido en sus pocos años. Comenzó a llorar intentando contener los fuertes sollozos.

Padre...

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Cirque du Soleil | JungHope | Libro 1 ☆ (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora