Capítulo 3

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Hoseok despertó, ya habían pasado varios meses desde que su padre se fue y él aún pensaba en él todas las noches. Suspiró levantándose con el llamado de su madre, era día de escuelita por lo que ella no tardó en aparecer para ayudarlo a estar perfecto e impecable para su día.

No tardaron en estar sentados juntos en la mesa, su madre había retirado la silla que solía ocupar su padre para "no tener que pensar en ese maldito", la había escuchado decirle aquello a su amiga.

Hoseok se preguntaba por qué los adultos hablaban frente a él como si él fuera incapaz de comprender, lo aceptaba, tal vez no entendía al 100% lo que había sucedido pero sí era lo suficientemente inteligente para saber que no era nada bueno. Especialmente porque él ya no era feliz con su madre.

Su mamá no tardó en volverse una mujer gruñona y venenosa que sólo se juntaba con sus amigas para hablar mal de su padre y a veces salir dejándolo sólo por largas horas durante la noche.

Aunque eso a él no le molestaba tanto, cuando su madre no estaba él podía hacer y crear ilusiones y luces que lo hicieran sentir bien, que lo hicieran sentir aquella pequeña calidez que hacía su corazón palpitar con un sentimiento que no podía describir exactamente, solamente podría decir que era un tipo de amor, algo que lo hacía sentirse demasiado bien aún en su soledad.

Se había encontrado a sí mismo creando imágenes de animales, de estrellas, de planetas, incluso de algunas cosas que hubiera visto en televisión y a veces cuando apagaba sus luces e ilusiones aún sentía sus mejillas sonrojadas por haberse sentido tan amado con sólo esos pequeños detalles que él creaba para sí mismo.

─ Hijo, se hace tarde. ─ Dijo la señora Jung quitándole el plato de enfrente aunque él aún no había acabado su comida.

Se levantó dando un pequeño suspiro silencioso y pronto su madre lo pasó dejando en la escuelita. Como siempre, el chisme había recorrido el lugar de forma veloz, aunque todos creían que su padre había engañado a su madre.

Eso no era cierto.

Pero Hoseok no se iba a detener a explicarle a cada niño que su madre había dejado a su padre por su magia y quién sabe qué cosas más. Se detuvo a medio camino a su salón porque en ese momento la vió.

Era esa niña tan linda de cabello castaño claro, siempre olía a fresas, no era un olor muy fuerte, era muy agradable, lo que le hacía creer que era el shampoo que la niña usaba. Sintiendo sus piernitas temblar, por la presencia de la niña, continuó avanzando a su aula. Se sentó justo detrás de ella porque ese era el puesto que le tocaba y luego se dispuso a poner atención con todas sus fuerzas.

Le costaba mucho porque estaba enamorado de aquella pequeña niña que probablemente ni siquiera sabía su nombre, o tal vez sí lo sabía sería simplemente por los rumores de su padre.

Sintió un gran alivio cuando la campana sonó y era hora del recreo, tomó su pequeña lonchera y se fue corriendo a unas bancas en el patio de la escuela.

Se sentaba sólo porque todos lo habían separado del grupo por los rumores, al parecer a nadie le gustaba llevarse con el hijo de la señora Jung. Hoseok pensaba que era por lo de su padre, pero en realidad los padres de los niños los asesoraban alejarse de él porque la Señora Jung se había vuelto una fiestera loca y les daba miedo que Hoseok se viera influenciado, pero claro el pequeño niño no tenía ni idea de esto.

Terminó su comida sintiéndose demasiado sólo y deseando hacer alguna ilusión que lo pudiera acompañar durante su soledad en la escuelita. Pero aquello sería demasiado arriesgado. Aun así Hoseok corrió hacia la parte de atrás de uno de los edificios y ahí escondido creó una pequeña luz, no tenía una forma específica, solamente era una bolita de luz. Respiró profundo llevando su mano a ésta y sintiendo aquella calidez.

Cirque du Soleil | JungHope | Libro 1 ☆ (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora