One-shot IV (3/7)

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Advertencia +18

Destiel

Dean estaba furioso. No por nada en especial, sino porque desde que tenía la marca de Caín en el brazo, se sentía más irritable y todo lo enfadaba. Cada vez que sentía que estaba a punto de perder el control, se encerraba en su habitación y se ponía música, mientras intentaba calmar su ira. Daba gracias a que al menos ya había dejado atrás su etapa de demonio, que recordaba con perturbadora nitidez. Era como si durante ese tiempo que estuvo convertido en caballero del infierno todas sus preocupaciones y miedos se hubieran disipado, dejándolo libre de remordimientos por cualquier acción cometida. Pero con la marca aún conservaba los sentidos agudizados, lo que hacía que todo lo molestase más.

Esa vez se había enfadado porque se le había acabado la batería al portátil, y Sam le había recomendado leer un libro. Ahora estaba estirado en la cama mientras escuchaba Led Zeppelin, cuando algo lo sobresaltó. Oyó como la puerta del búnker se abría, así que fue a ver lo que ocurría. Vio a Sam que abría la puerta y Cas entraba, pero no parecía tener ninguna intención de hablar con él, ya que sin siquiera mirar a su puerta, siguió a Sam. Eso, obviamente, lo cabreó mucho. ¿Cómo podía Cas pasarse por el búnker y no saludarlo? ¿Y como podía Sam no decirle que Cas iba a venir? Su ira crecí por momentos, pero en vez de ir a la habitación a calmarse de nuevo, decidió seguirlos. Los vio ir hacia la mazmorra, donde Sam le preguntó a Cas:

—¿Has encontrado algo?

Cas negó con la cabeza, pero le dijo:

—He oído que hay un libro de hechizos en el que hay todo tipo de contramaldiciones. Puede que buscando allí, encontremos una solución.

Dean no entendía nada, no sabía porque estaban en la mazmorra, no sabía de que libro hablaban y tampoco sabía porque los había seguido hasta allí. Lo que sí sabía era que, de alguna manera, le estaban ocultando información. Y no le gustaba nada.

El teléfono de Sam empezó a sonar, y este contestó:

—¿Sí? 

—...

—Ah, hola Charlie. ¿Ya has hablado con Cas?

—...

— Bien, entonces te ha contado lo del libro. 

—...

—¿En serio ya lo has encontrado? 

—...

—Eres un genio. Ahora voy.

Colgó el teléfono, y se apresuró a salir del cuarto. Iba tan rápido que a Dean casi no le dio tiempo a correr hacia su habitación. Ahora sabía que Charlie también estaba metida en el ajo. ¿Que le ocultaban todos? Oyó a Sam gritar desde la puerta:

—¡Dean, me tengo que ir a hacer unos recados!

Acto seguido, cerró la puerta. Seguramente creía que se iba a quedar en la habitación toda la santa tarde, y seguramente es lo que hubiera hecho de no haberle picado tanto la curiosidad. Bajó de nuevo al sótano, y vio a Cas concentrado leyendo un libro. Tanto, que no se dio cuenta de que él estaba allí hasta que dijo:

—Hey, Cas.

Cas se sobresaltó. No esperaba que Dean supiera que estaba allí, pero intentó no mostrar sorpresa.

—Ehm, hola Dean. 

—¿Qué haces aquí, Cas?

—Estaba... Buscando una receta. De cocina.

—¿En la mazmorra?

—Sí.

—Cas.

—¿Sí, Dean?

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