One-Shot VI (5/7)

303 16 28
                                    

Michifer/Destiel

Así en el Cielo como en la Tierra

Lucifer estaba orgulloso de sí mismo. Había logrado salir de la Jaula y poseer al ángel Castiel sin que nadie se diera cuenta. Aparte, había sacado de en medio a esa bruja Rowena y Crowley, ese inútil que se hacía llamar Rey del Infierno, estaba siendo su perrito faldero. Los Winchester estaban seguros de que él era "Cas", y no se daban cuenta de que ahora era él, Lucifer, quién manejaba el cotarro. Se rió por dentro mientras iba al búnker a buscar más libros. Quería averiguar si las "manos de Dios" realmente existían, ya que si eran reales le podían ayudar en infinidad de cosas.

Michael, por otra parte, se estaba acostumbrando a su nuevo cuerpo. Dean Winchester estaba siendo difícil de controlar, pero había podido con recipientes peores. Adam, por ejemplo, había sido realmente problemático, por lo que cuando salió de la Jaula gracias a Rowena, lo había dejado libre por el mundo. Además, Dean era su verdadero recipiente, tenía que encajar perfectamente. Su hermano Sam aún no se había dado cuenta, por lo que se estaba esforzando al máximo para imitar a Dean a la perfección. Tenía que pensar en cómo localizar a Lucifer y devolverlo a la Jaula, ya que dejarlo campar por ahí era un peligro que no estaba dispuesto a correr. De repente, sintió un altibajo de energía por ahí cerca, así que rápidamente voló hacia allí para ver qué lo había causado.

Lucifer estaba furioso. Crowley había resultado no estar tan domesticado como creía, y por su culpa se había dado un golpe en la cabeza. Había usado ese palo para descargar una recarga de energía, pero había descubierto demasiado tarde que era de un solo uso. Ahora había desaparecido, y había dejado a Lucifer solo y sin "mano de Dios". Estaba a punto de desaparecerse cuando sintió una mano en su hombro.

—Lucifer.

—Mikey, ¿eres tú?—contestó burlonamente—Creía que te habías quedado en la Jaula jugando con tu amiguito Adam.

—¿Qué crees que estás haciendo?—le preguntó Michael.—La Tierra no es un campo de juegos donde puedas hacer lo que te plazca.

—La verdad es que sí que lo es—replicó Lucifer—Estaba preparada para ser nuestro campo de batalla, así que ¿por que no ser mi patio de juegos? Los humanos y los demonios son patéticos, solo hace falta tener un poco de poder para que todos se arrodillen ante ti.

—Justo por eso no puedes estar aquí, hermano.—contradijo él implacablemente—Lo único que haces es sembrar caos. Debes ser encerrado.

—Me gustaría ver como lo intentas—se mofó Lucifer.

Michael inmediatamente lo cogió del brazo y se transportó al calabozo del búnker. 

—Okey, estamos en el sótano de los Winchester. ¿Ahora qué, Einstein?

Michael le enganchó una de las esposas para ángeles. Lucifer se rió.

—¿De verdad crees que esto me detendrá? Por favor, esto no puede parar a un arca-

Se paró a mitad de la frase porque vio que no podía derretirlas.

—¡Oh, venga ya!—protestó.

—Tendrás que esperar aquí—le dijo Michael—Voy a avisar a Sam.

Michael subió por las escaleras mientras adoptaba una pose propia de Dean Winchester. El otro se encontraba en la biblioteca leyendo, cuando él interrumpió su lectura.

—¡Hey, Sammy!—le gritó.

—¿Que pasa, Dean?—le respondió Sam.

—Tienes que ver una cosa. Venga, ven.

Supernatural Things IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora