Emmmmmm...bueno. Me gusta cómo va la historia. Habrá una que otra cosa de otras parejas como se podrán dar cuenta después. Gracias por leer!
Enjoy!
________________________________Hinata Hyuga convulsionó por enésima vez aferrada al pasto del verde jardín. Empuñó en gran medida la yerba poco crecida. Las lágrimas gruesas cayeron una a una entre la verduzca mata y trataba de aminorar dificultosamente aquel espasmo. Daba gracias a los dioses que nadie en ese momento se cruzase por los jardines de Souke, porque seguramente estaban con sus labores diarias de medio día. Ahogó un sollozo, pero no pudo evitar lanzar un gemido. Y todo se fue a la mismísima mierda cuando notó cómo una sombra le cubría el cuerpo, y cerró los ojos con fuerza. A decir verdad lo había escuchado venir minutos atrás e hizo todos los esfuerzos por acallar aquel llanto abrazador siendo inútil.
-¿Hinata-sama?-le habló con aquel tono neutro, sin expresión. Casi sonaba a un monosílabo-¿se encuentra bien?-
Hinata se limpió las lágrimas con brusquedad y no levantó la cabeza. El viento soplo grácilmente entre las ramas, aludiendo la entrada del otoño. La muchacha lentamente se irguió, sacudió sus ropas y tragó saliva. Lo que menos quería era dar explicaciones, ni mucho menos a él. Sus pequeñas manos se cerraron en un puño. Apretó los labios en una línea fina, y las mejillas se le colorearon. La mano larga, ancha y masculina le tomó por la barbilla obligándole a levantar el rostro, pero sus ojos blancos siguieron pasmados, como si observaran algo muy interesante en el pasto verde. Hacía un par de meses que ese acercamiento se dio, los rencores se habían disuelto entre él y ella desde hacía mucho e inclusive tenían un trato más hermanable que otra cosa, pero a pesar de ello Hinata sintió disgusto al tacto del muchacho.
-Ni-nisan-murmuró ella y sin querer soltó otro sollozo. Luego se paró a pensar. Él no tenía por qué estar en esa área de la casa a menos que le hubieren llamado y a menos que fueren a darle la misma noticia que le acababan de dar a ella. Esa no era una visita usual. Al final de cuentas él no tenía la culpa de nada. Su padre sí-
-¿Qué sucede Hinata-sama?-dijo Neji Hyuga con más apremio. Su mandíbula pareció tensarse, no era muy dado a tener aquellas familiaridades pero al verla tan afligida algo en su interior se removió. Solo dos veces le había encontrado de ese modo, una fue cuando Naruto Uzumaki se atrevió a rechazarla y la otra cuando Hiashi Hyuga había dado su opinión sobre sus habilidades como ninja y futura heredera del Clan. El Hombre gruñó con impaciencia pues la muchacha no respondió y ante un segundo gruñido ella soltó un respingo y le miró-
-N-No es nada Neji-nisan-dijo Hinata con un hilo de voz. Neji Hyuga no solía entrometerse en los asuntos de sus primas y mucho menos atreverse a preguntar sobre sus congojas. Muchísimas veces las miró a distancia con las cabezas gachas o con el temple afligido. A Hinata por tercera ocasión llorando ahí. Y nunca reparó en interesarse en ello, los años de experiencia le habían conferido un deje de aceptación para esas situaciones: no preguntar, no discutir, solo observar. Pero esta vez había algo que le llamo la atención. Ella estaba más pálida de lo normal-
Hinata sintió estremecer ante aquella mirada inquisitiva. Su primo se había convertido en un muchacho imponente, serio y recatado. Sus conversaciones nunca pasaban más allá de los entrenamientos y asuntos del clan. Pero desde hacía unos meses él, Hanabi y ella encontraron un modo de entrelazarse.
-Llora demasiado como para no tener nada-dijo él, luego con parsimonia le soltó el rostro. Fue un gesto de hermandad, nada incómodo-
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El sauce llorón [NEJISAKU]
RomanceUna dama oscura, solitaria entre los mortales siempre hablaba con un árbol de sus desventuras y amores. Limpio era el corazón de esta dama, con lo que el árbol se enamoró de ella. Todos los días se veían, fuera noche o día, el árbol siempre la escuc...