𓆣 𓆙Capítulo No. 1 𓆙𓆣

1.2K 142 15
                                    

Los pasillos del gran palacio con el esplendor de la grandeza, por donde lo viera derrochaba estatus y poder, en esos mismo pasillos un pequeño niño de cinco años, iba corriendo por el pasillo, escapando de los sirvientes que no podían seguirle el paso a ese pequeño torbellino de cabello azabache, el pequeño Harrithet, era un niño con la energía para durar varios días sin dormir, muy listo para evitar toparse con guardias y sirvientes, el pequeño príncipe lo sabia y sacaba ventaja de ello.

− Amo Harrithet, por favor, debe tomar una ducha – el pequeño estaba escondido debajo de una mesa de piedra cubriéndose los labios por la risa contenida – Amo, su padre desea verlo en la sala del trono, por favor – El pequeño príncipe seguí sonriendo, vio como el siervo pasaba por un lado suyo, sin percatarse que el pequeño estaba escondido.

Harrithet al ver el camino libre, salió de su escondite, corrió hacia el ala contraria, donde había un jardín enorme con una alberca en medio, ese era su lugar favorito para contemplar la rareza de ver algo verde en todo ese desierto en el que vivía.

El niño se arrodillo sobre el pasto, viendo los pequeños insectos que caminaban sobre las hojas, Harrithet sonrió feliz, hasta que alguien llego hacia donde estaba cubriendo el sol con su cuerpo, Harrithet levanto la mirada, un niño mayor que el lo veía con los brazos cruzados con el ceño fruncido, el pequeño al ver quien era se levanto muy feliz, rodeo al mayor con sus pequeños bracitos.

− ¡Sev! – Grito emocionado, el contrario dio un sonoro y prolongado suspiro, con sus manos palmeo los hombros del pequeño príncipe.

− Harry, ¿Qué haces aquí?, el señor Arth te ha estado buscando para que te asees, no puedes escapar – Harrithet levanto su miradita haciendo un puchero que al mayor le pareció tierno.

− No quiero bañarme, agua fría, y ponerme maquillaje en mis ojos, eso pica al principio, no quiero, y joyas ostentosas en mis brazos – Extendió los brazos donde solo traía una pulsera de oro en forma de serpiente – Y collares pesados – Se todo el cuello con dramatismo.

− Harry – Sev se hinco en una rodilla para quedar a su altura – Verdad que no quieres que su padre, regañe a los sirvientes por su culpa – Harrithet negó rápidamente – Entonces ve a ducharte, no será tan malo – el niño agacho la mirada.

− Sev, ¿me llevarías tu? – Las mejillas de Harrithet se sonrojaron, cualquier excusa para pasar mas tiempo con su sirviente favorito era el pan de cada día para el pequeño príncipe.

− Harry, yo debo volver a mis deberes, vine aquí porque mi madre sabe que te escondes en este lugar – Harry ladeo su cabecita, solo las personas que él quería lo llamaban Harry, no era común que lo llamaran así, solo su familia y Sev lo hacían, pero el ultimo solo lo hacia cuando estaban a solas, ya que si lo hacia en presencia de alguien más, era seguro que se ganaba unos azotes.

Harry observaba al mayor, Severus era mayor que el por solo unos años, el en ese momento tenia 12 años, y Harry tenia 5, el pequeño se había encariñado con el sirviente desde que lo conoció y siempre escapaba para ir a verlo a las cocinas donde acompañaba a su madre en sus labores, el mayor tenia el cabello negro, usaba el maquillaje en sus ojos, su torso estaba descubierto y traía un collar de oro como única vestimenta que cubría parte de su pecho, además tenia una clase de vestimenta de seda o algodón blanco, no sabría decirlo, pero cubría sus partes y le llegaba a la altura de las rodillas, tambien usaba unos sandalias de papiro.

− Bien, me duchare – Severus sonrió, tomando la mano del pequeño, Harry daba brinquitos porque eran contadas las veces que lo tomaba de la mano, pero al llegar al palacio lo tuvo que soltar, no podía cometer una ofensa así en el palacio, Harry siguió caminando junto a él, llegaron a un pasillo que dirigía a la habitación del príncipe.

A tu ServicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora