Una Historia tan Corta como el Tiempo

El Segundo

-Hola, ya despertaste?- Me dijo alguien cuya voz nunca antes había escuchado.

Abrí los ojos lo más rápido que me fue posible y una fuerte luz me deslumbró. Me encontraba en una banca frente a la Universidad a la que asistía, el sol era tremendamente ardiente.

No podía ver a nadie, así que solo decidí caminar.

-Me estás ignorando a propósito?- Dijo de nuevo la voz desconocida. Era gruesa, pero tranquila.

Yo no lograba comprender quién se estaba dirigiendo hacia mí. Decidí acelerar el paso y entrar en la prestigiada universidad.

-No puedes huir de mí, así que tarde o temprano vas a decidir escucharme. Sólo esperaré a que me necesites, como hace el resto del mundo.

Esa voz comenzaba a ponerme nervioso, pero por alguna extraña razón tenía la curiosidad y necesidad de saber quién era el que me hablaba. Fui a clase de álgebra.

Buenos...- Voltee a ver la hora del reloj y era demasiado tarde para la clase que tocaba.

-Buenas- Corrigió mi profesora de álgebra.- Y son tardes.

-No tenía en mente la hora que era, me dejaría asistir a su clase por favor?-. Dije de manera sensata, ya que no tenía ni idea de por qué era tan tarde. Yo solía llegar temprano a todas las clases.

- Por supuesto que no, está fuera de tiempo. Retírese por favor y vaya a la oficina del director ahora mismo.- Se limitó a decir la profesora.

Era la primera vez que llegaba tarde a una clase, así que supuse que el director no me diría nada.