El Año

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-Aquí está el mundo que una vez imaginaste, ese mundo en el que tú pedías que el tiempo, o sea yo, se congelara, el mundo en el que las personas no pudieran moverse y solo pudieras estar tú. Así que debes aprovecharlo, qué tantas cosas querías hacer para pedir hacer posible esto?-Dijo el tiempo intrigante.

-No lo sé, creo que detener el tiempo ayuda a llegar temprano a todo, ayuda a estudiar cosas sin que se muevan y a que todo sea más sencillo, no es así?-Dije de forma incierta.

-De acuerdo, veamos que es lo que haces aquí sin que yo me presente, te veo en una linea indefinida de mí.-Dijo con su voz grave pero tranquila.

Muy bien, ahora me encuentro aquí pensando en todo lo que puedo hacer, tal vez pueda ir a esos lugares donde los profesores nos prohiben ir, puedo ir a tomar cualquier cosa sin que alguien se de cuenta, puedo irrumpir los cuerpos de las personas sin que se den cuenta. Un sinfín de cosas por hacer pasan en mi mente, pero decido ir a aquel cuarto donde el director nos prohibió entrar una vez que ingresamos a la universidad.

En cuanto me dirigí a la universidad noté que absolutamente todo estaba detenido, todo exceptuándome a mí. Corrí por los pasillos burlándome de las personas que alguna vez me hicieron burla a mi, por mi apariencia o personalidad, se sentía en cierta forma extraño, ya que ellos no respondía, pero lo pasé por alto y me dirigí a aquel cuarto, cuando entré noté algo extraño, todo parecía estar tranquilo, simplemente contenía muestras de sangre, aparatos extraños que tenían una función, cual no conocía, fue muy decepcionante. Recordé que le había prometido a mis amigos y amigas que algún día irrumpiríamos todos juntos este cuarto.

-Tiempo.-Exclamé esperando que regresara su voz.

-Sí?-Respondió de manera inmediata y sin preocupación.

-Podrías  hacer que yo pudiera detenerte y hacerte regresar solo en los momentos en que lo necesite?-Pedí de forma amable.

-Por supuesto.-Dijo sin más.


Una Historia tan Corta como el TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora