44: No puedo🎮✔

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Pensé que esto funcionaria, pero debí imaginarme que Ares estaría demasiado incomodo con mi presencia

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Pensé que esto funcionaria, pero debí imaginarme que Ares estaría demasiado incomodo con mi presencia. Bueno, por lo menos Candace me dijo que él ha estado así desde antes de la competición, por lo que es seguro que le estén pasando otras cosas y que todo el caos en su vida no gire entorno a mis inseguridades y cobardía.

El ex o el novio de Paola, Maicol, ha dejado caer que estamos en una especie de cita triple, lo que les ha causado gracia a todos menos a Paola y a mí, pero claro, como un hombrecito tuve que apretarme los pantalones y decir que estoy con Ares o que al menos eso es lo que pretendo. Su mejor amiga Daniela me lanzó una sonrisa de apoyo, mientras que mi prima me sujetó la mano, por otro lado, Paola parecía seguir estando sorprendida y Maicol era la viva imagen de un padre que piensa que su hija saldrá con un mal chico.

La cosa es que han pasado varios minutos y debo decir que me sorprende lo bien que el mundo de Ares y el mío se complementan. Candace y Daniela bromean todo el tiempo, mientras que Paola y Maicol deciden apartarse un poco del grupo para hablar cosas más personales. Mi prima le dice a su compañera que quizás deberían hacer lo mismo, la toma de la mano, se ruborizan y salen de allí lo más pronto posible.

Ares se pone de pie, ni siquiera me sostiene la mirada cuando lo hace.

— ¡En serio! —digo, poniendo los ojos en blanco —, ¿no piensas permitirme explicarme? ¿huiras cada vez que nos encontremos?

— Es que no sé porque insistes —me observa por primera vez en mucho tiempo.

La mirada de Ares... me explico, es como cuando te metes a la playa, todo está en calma, tus pies tocan la arena del fondo y crees que lo tienes controlado, pero de pronto te golpea una ola, pierdes el equilibrio, tragas agua y ya no tienes nada tan seguro. Ares es mi ola, hace que me cuestione que hago aquí, remueve cada recuerdo de los momentos en los que fui un idiota condescendiente.

— Y-Yo...

— Es que ni siquiera puedes hablar de frente, mira —vuelve a sentarse, lo que hace que me relaje más —, entiendo que quizás la ultima vez que hablamos hubo cosas que te faltó por decir, pero ya no son necesarias, las entiendo.

— ¿qué es lo que entiendes?

— Que nunca hubo un nosotros, que ambos estamos mejor separados y que lo mejor es que nos evitemos a todas costas. No creas que soy feliz con esa decisión, pero ya lo he aceptado.

— Mientes.

— ¿Tú que sabes? —recrimina con sarna, dejando evidenciar que efectivamente aun no me ha superado —. Deberías estar en tu casa o en cualquier otro sitio, no aquí, no con mis amigos.

— También son los míos, quiero estar aquí, porque tú lo estas —me recuesto del sofá.

Causa gracia que siempre estemos peleando, es como si fuera nuestra naturaleza. Ares y Eron, dos idiotas que se hacen daño, pero de alguna forma se niegan a renunciar a los hilos que los sostienen. Creí que sería más fácil, no es que no aprecie su firmeza, pero creí que Ares valoraría el esfuerzo que estoy haciendo, he dicho delante de dos de las personas mas importantes de mi vida, que estoy aquí por él.

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