Mejores amigos (Richie y tu)

008

—En el abismo reside, en el fondo a la fe responde. En el abismo reside, en el fondo la fe responde.

—¿Esta bien?

—Creo que en este punto es una pregunta relativa.

—¿Que hay del otro lado?

—Yo también quiero saber eso.—dije sintiendo un nudo en mi garganta.

—No lo se. Nadie lo sabe.

—¡Oh, excelente!

Mike abrió la tapa y yo retrocedí como miedosa que soy.

—No.

—Oye, oye.

Mike se metió y yo lo saque.

—Olvídalo, yo voy primera.

—¡No!—grito Richie.

—¡Oh, cállate, Ricardo!—dije sentándome en el hueco—Los veo abajo, espero.

Y me tire, pero caí en unas rocas y me di cuenta de que tenia que bajar cuidadosamente.

—Hay que seguir juntos.—dijo Bill.

Mike bajo y Bill también, y luego no vi quien seguía.

Cuando llegue abajo vi que era como una cueva. Mire que Mike venía y le sonreí nerviosa.

—Todavía tienes la cara llena de sangre.

—Ni me lo digas, Mickey.

Seguí avanzando y lo admito, tengo miedo. Mucho miedo.

Cuando llegamos a donde supongo que se escondió Eso un escalofrió me recorrió.

—Aquí se escondió.—dijo Mike.

Mire atrás y busque la cara de Richie, cuando mire que también me buscaba le sonreí nerviosa.

—¿Todo esto ha estado debajo de Derry desde siempre?

—No desde siempre, unos millones de años.

—¿Tan poquito?—bufe.

Nos pusimos encentro de una cosa con muchas espinas y yo me puse al lado de Richie.

Mike saco algo que era un jarrón... si. Un jarrón. Con dibujos muy sospechosos.

—Solo se puede atacar en su forma verdadera, el ritual nos la enseñara.

—¿Cual es su forma verdadera?—pregunte antes que ningún otro.

—Espero que un perrito...

—¡Richie, ya!

—Es luz, una luz que debe apagarse con oscuridad—Mike hecho gasolina y un fósforo al jarrón con dibujos raros, yo saque las fotos. Iba a echar las fotos, eran especiales, mi navaja también pero las fotos más.—. Sus artefactos. Lancenlos al fuego, que el pasado arda con el presente.

—Este es el barco que hice con G-Georgie.—dijo Bill, luego echo el barquito al fuego.

—Es mi inhalador.—dijo Eddie, y le dio una inhalada y yo lo mire seria.

—Ya, por favor.

—Algo a lo que me hubiera gustado aferrarme.—vi lo que era y recordé el poema de Ben.

—Eso es...

—Es una pagina de mi anuario—me interrumpió Ben—, solo una persona la firmo. Podria haberlo olvidado pero no pude porque lo guarde en mi billetera... por 27 años.