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Orfanato, hace dos años...

Atsushi Nakajima (16)
Daisuke Kuroda (16)

¡Kuroda-kun! ¡Kuroda-san! ¡Kuroda-niisan!

Llamaban los demás huérfanos emocionados, saliendo de una habitación del mismo Orfanato.

— ¿Qué sucedió?

Cuestionó el joven castaño, poniéndose a la altura de los más pequeños. Amaba a los niños como un hermano mayor.

— Nakajima-kun ya tuvo a tu bebé.

Informó una menor de diez años, quien junto con los demás, ya habían conocido al nuevo integrante del Orfanato, un pequeño castaño que no era huérfano.

— ¿Mi bebé...ya nació?—. Sus ojos se iluminaron, y no pudo contener las lágrimas.
Se levantó y corrió hacia la habitación de donde todos salían.

Al llegar ahí, se encontró con una hermosa escena. Atsushi, observando cariñosamente al recién nacido mientras lo sujetaba en sus brazos.
No dudó un segundo para ir a con él y besar su frente. Atsushi se sonrojó.

— Lo hiciste bien, Atsushi. Te amo. Amo a nuestro hijo.

Decía con amor. Acariciaba el cabello del recién nacido, sintiéndose dichoso y feliz. No le importaba si aún era un adolescente y Atsushi también, él sólo estaba feliz por su nueva familia.

Dos años después...

Atsushi ya había sido echado del Orfanato por el propio director. Se despedía de Daisuke y Daichi, aunque para él era tan difícil y doloroso despedirse de sus dos grandes amores, de su familia.

— Atsushi... Algún día, cuando ambos tengamos 20 años y puedan dejarme salir del Orfanato junto con Daichi-kun, yo te buscaré y volveremos a estar juntos los tres. Buscaremos un lugar donde vivir y yo un trabajo para mantenernos bien.

Decía Daisuke, con lágrimas en sus ojos, mientras abrazaba a su novio, sufriendo.

— Daisuke... Así será—. Se separó del abrazo y se puso a la altura del menor de dos años.
Daichi-kun...

— ¡Mami!—. Fue hacia el peligris y lo abrazó. Sospechaba que se iba, y sufría por ello. Atsushi también lloraba.

— Te extrañaré, pero no olvides que mamá Atsushi te ama, Daichi—. Besó una de las mejillas del niño.
— Tengo que irme...

— ¡No, mami, no!—. Se aferraba con sus puños a la ropa del joven tigre, llorando.

— Perdóname...

Pronto, le llegaron las noticias del incendio del Orfanato y la muerte de Daisuke y Daichi.

Tiempo Actual, en el mismo año...

Dazai mezclaba algunas sustancias desconocidas en un recipiente dentro de un laboratorio donde se suponía que investigaba con Atsushi.

— ¡Mira esto, Atsushi-kun! ¿Crees que esta vez logre suicidarme sin dolor?

Preguntaba emocionado, mostrando el veneno al peligris.

— No creo que sea buena idea suicidarse cuando estamos los dos solos, Dazai-san. P-Podrían culparme de asesinato...

Respondió nervioso, sin distraerse de lo suyo, su investigación.

El vendado continuó su juego de mezclas y veneno, y tuvo la "magnífica" idea de beber uno. Sintió fuertes dolores, y se desvaneció sobre el suelo.
Cuando Atsushi volteó...

Sólo había un bebé de dos años, que estaba por ponerse a llorar debajo de la grande ropa de Dazai.

— ¿D-Daichi?

Por un momento, el pequeño castaño le hizo recordar a su bebé, pero luego concluyó que ese veneno había tenido un extraño efecto en Dazai. Lo convirtió en un niño de dos años.

— ¡¿D-Dazai-san?!

Ahora... ¿Cómo le decía a los demás lo ocurrido en el laboratorio cuando Kunikida le encargó tanto que Dazai no se suicidara con sustancias venenosas?

— ¡Jinko, Dazai-san! ¿Están aquí?

Akutagawa abrió la puerta y entró al laboratorio, descubriéndolo todo al instante.

— ¡¿Q-Qué pasó aquí?! ¡¿Quién es ese bebé y dónde está Dazai-san si su ropa la tiene ese niño?! ¡¿Qué le hiciste Jinko?!

Tomó del cuello de la camiseta de Atsushi y lo estrelló contra la pared.

— E-Ese bebé es Dazai-san...

— ¡¡¡¿Qué?!!!

Me Comí a... Dazai-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora