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Amaneció.
El pequeño Dazai levantó a ambos jóvenes con un llanto matutino. Había amarrado una de las vendas que quedaban de su vendaje (el cual fue puesto sobre la mesa), en una silla, y lo había usado como columpio, hasta que éste se desamarró y cayó al suelo, causándole llanto.

"¿Daichi?"

Pensaron ambos al oír esos llantos infantiles, recordando al instante que se trataba del mini Dazai, su nuevo reloj despertador.

El peligris se levantó de su cama, seguido por Akutagawa, quien se levantó de la cama de al lado, para ir a revisar al castaño que lloraba en el suelo.

El mafioso encendió la luz, mientras que Atsushi levantaba a Dazai en brazos y lo subía de nuevo a la cama.

Dazai-san siendo pequeño da más problemas que siendo un adulto... ¿Qué se supone que estaba haciendo? ¿Quería suicidarse siendo un bebé? Akutagawa, tú que conoces mejor que yo a Dazai-san, ¿qué cosas lo mantienen entretenido?

Preguntaba, interesado en encontrar esas maneras de mantener distraído al castaño y sin dar muchos problemas.

— Pues... Dazai-san fue mi maestro, pero era raro que estuviera con él... En realidad no conozco mucho sobre Dazai-san...

Respondió nervioso. Rápidamente, guardaba las vendas del suicida antes de que intentara algo más.

— ¡Dazai-san! Te llamaremos Nobu-kun, para que nadie se entere de la verdad.

Decía Atsushi, con una voz y mirada amable y cariñosa hacia el menor, lo que era bastante tierno para el mafioso que lo observaba. Akutagawa se imaginaba mil momentos que podría compartir con Atsushi y un hijo de ambos, le emocionaba pensar en que los dos podrían terminar enamorados en su misión cuidando a Dazai. Eso es lo que tanto deseaba. Estar con Atsushi.

— Jinko. ¿Tu hijo se llamaba Nobu?

Se preparaba para ir a su trabajo, en la Port Mafia y antes visitar a su hijo.

— No. Mi hijo se llamaba Daichi. Pero era muy similar a como es Dazai-san ahora...

Contestó con una sonrisa. También se vestía para ir a su trabajo, pero sería él quien debía cargar con Dazai bebé, y enfrentar el castigo que le pondrían por "haberse comido a Dazai" el día anterior, siendo un Tigre. Todos estarían asombrados y posiblemente le temerían, pero... ¿Podrán engañar al Presidente de la Agencia cuando su poder es en parte controlar el de sus empleados detectives?

— Daichi es un lindo nombre para un niño. Seguramente tu hijo era tan hermoso como lo eres tú, Jinko...

Comentó con halagos, provocando sonrojo en Atsushi y un aceleramiento en su ritmo cardíaco. Estaba nervioso. Akutagawa se había vuelto un rival muy atrevido con él, pero no le incomodaba. Lo hacía sentir cerca de ese amor en el Orfanato que siempre estaba con él para apoyarlo en todo.

— N-No digas esas cosas... D-Daichi-kun se parecía mucho a su padre... Él sí era lindo...

Recordaba en voz alta, sonriendo, ruborizado. Por alguna razón, el pelinegro también estaba ruborizado, por lo que prefirió darse la media vuelta y continuar vistiéndose.

— Akutagawa.

— ¿Hm?

— El presidente de la Agencia es un hombre muy listo... ¿Crees que crea que mi habilidad se descontroló y terminó comiéndose a Dazai-san?

Cuestionó dudoso.

— ¿Debería conseguir fotos de partes del cuerpo muertas de alguna persona víctima de la Mafia para hacerles creer que en verdad tú te comiste a Dazai-san?

— ¡E-Eso suena muy aterrador!

Negó con ambas manos, retrocediendo.

— ¡Ohh! ¡Muere! ¡Yo morir!

Dazai mal pronunciaba unas palabras. Parecía entusiasmado al escuchar "cuerpos muertos", que hasta en sus ojos podía verse ese brillo de emoción.

— El problema aquí eres tú. Si vamos a ocultar tu intento de suicidio más absurdo y fallido de todos, deberías agradecer y no querernos matar, Dazai-san.

Se quejó Akutagawa, cruzando sus brazos. El castaño jaló de su gabardina negra a propósito, para molestarlo.

— ¡¡¿D-Dazai-san?!! ¡¡Vas a arruinar mi ropa!!

Atsushi rió divertido, lo que hizo que el pelinegro se calmara de su enojo.

— Dazai-san es un niño encantador, pero muy travieso.

— Jinko.

— ¿Sucede algo?

Preguntó al instante, al notar la seriedad en la voz de su rival.

— ¿P-Puedo abrazarte y besar tus labios, sólo una vez?

Fue directo a su pregunta, su objetivo.

— ¡¡¿Ehh?!! ¡N-No puedes! N-No dudo que tus abrazos son agradables pero, el beso no puedo permitirlo...

Explicó sonrojado, siendo sorprendido por un beso en su mejilla de parte del mafioso.

— Me conformo con esto, Jinko.

Me Comí a... Dazai-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora