07

237 36 6
                                        

Akutagawa regresó con un médico a la casa para que revisara a su hijo y lo hiciera mejorar lo antes posible. Se desesperaba, le preocupaba demasiado tener al niño enfermo, ni sabía cómo reaccionar.
El médico puso una inyección para bajar la temperatura del niño y aconsejó al pelinegro que lo bañara y tuviera en la tina durante varios minutos, hasta que la temperatura baje.

Doctor, ¿se pondrá bien?

Cuestionaba asustado. Le dolía ver a Daichi en ese estado débil y tembloroso por el frío que sentía. Sólo deseaba que volviera a ser el mismo niño sano y travieso de antes.

— Ya le administré una dosis, Akutagawa-kun. Ahora debes meterlo a la bañera hasta que su temperatura baje cuatro grados.

Aconsejó. Posó una de sus manos en un hombro del adolescente para brindarle valor y ánimo.

Estará bien. El medicamento funciona y el niño posee una resistencia a las enfermedades nada común. Se recuperará.

×××

En la Agencia Armada...

Todos notaron la ausencia de Atsushi y del "hijo de éste". Creían que se había quedado en casa a pasar el día con su hijo y Akutagawa, como obligaciones familiares, hasta que el Presidente recibió un aviso de parte de la policía de Yokohama, sobre Atsushi. Además de un reportaje en el noticiero de televisión.

~ El tigre más buscado de Yokohama, que ha devorado varias vidas en un Orfanato, y a un detective de la Agencia Armada, es capturado y se encuentra en una jaula para posteriormente ser sacrificado pero justo después de recibir la recompensar por su captura~

Dijeron y pasaron imágenes por televisión, sorprendiendo a todos los detectives por la noticia tan inesperada. ¿En qué momento había sido capturado Atsushi y quién fue el que dió el aviso a las autoridades de su paradero?
Era algo que los intrigaba.

— Presidente, ¿qué haremos? Atsushi será sacrificado. ¡No podemos dejar que lo maten! Quizás sea falso lo que dicen sobre comerse a otros.

Defendía Kyouka, con lágrimas en sus ojos. Atsushi era como un hermano mayor para ella y le tenía mucho aprecio. No iba a permitir que le hicieran daño, así que salió corriendo de la agencia con destino al lugar donde se encontraba el adolescente.

— ¡Kyouka-chan!

Gritaron todos a la vez.

— ¡Kunikida! ¡Tanizaki! ¡Sigan a Kyouka!

Ordenó el presidente. Era de los pocos que presentía que su subordinado nuevo integrante en la agencia, Atsushi Nakajima, era inocente, y que jamás había devorado ninguna vida humana. Creía que Dazai estaba oculto en algún otro lado y sospechaba del pequeño niño que el peligris había llevado el día anterior.

×××

En su jaula, Atsushi era fotografiado por los reporteros, quienes debían pasar la noticia a otros medios de comunicación. Se sentía incómodo, pues él era un humano más, como todos. Sólo que con habilidad. El tigre era parte de él y lo entendía, pero dudaba si había devorado a uno o más niños en el Orfanato, pues antes de conocer a Fukuzawa y ser miembro de la Agencia, su habilidad no se podía controlar y hacía su voluntad al darle la luz de la Luna. Derramaba lágrimas y cubría sus ojos con ambas manos. Se sentía un animal, así era tratado. Metían palos puntiagudos a través de las rendijas de la jaula para picar su cuerpo y según los no dotados, "convertirlo en tigre". Lo estaban lastimando.

Todo era algarabía hasta que un silencio inundó el lugar. Volteó lentamente y sorprendido.

— ¿T-Tú?

— ¡Jinko! ¡Ponte en medio de la jaula! ¡Rashōmon cortará cada varilla y no quiero lastimarte!

Dijo. Había asesinado a los reporteros y cuidadores del tigre, para dejarlo libre. Después de todo, era un asesino de la Port Mafia y no sentía remordimiento al matar a quienes querían hacerle daño a su familia o compañeros de la mafia.

Cortó las varillas y sacó a un semi ensangrentado Atsushi en sus brazos. Lo subió a su espalda y huyó con él, intentando ocultarse entre los edificios.

— Akutagawa... P-Puedo caminar yo solo. Deberías bajarme...

Dijo avergonzado. Rodeaba el cuello del pelinegro con sus brazos, aferrándose a él para no caer. Estaba débil, pero más de pensamientos negativos que de heridas.

— Créeme que no te estoy cargando porque quiero. Sino, que debes mantenerte vivo, Jinko.

Contestó, metiéndose en su papel para no ser descubierto. Se suponía que debía ocultar sus verdaderos sentimientos hacia el tigre, y ser menos obvio con sus acciones.

— Daisuke me subió a su espalda una vez que me golpeó el director del Orfanato...

— ¿Ah sí?

Nervioso de ser descubierto.

— Ese Daisuke no es el único que puede subir personas en su espalda, Jinko. Yo también puedo llevarte. Aunque eres molesto.

Dijo para despistar. Atsushi se ruborizó levemente y cerró sus ojos por tanta depresión del momento.

— Extraño a mi hijo, Akutagawa... Quiero morir e ir con Daisuke y mi Daichi...

— ¡No!

Me Comí a... Dazai-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora