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Habían pasado mas de diez minutos desde que me tenía abrazada y me había dicho aquello:

No sabes lo que te he extrañado Na Yang Mi.

¿Me extrañó? Quería decirle, preguntarle, pero no salía nada de mi boca. Su olor me tenía envuelta y solo podía mantener mis ojos cerrados acoplada a la comodidad de sus brazos que tanto había extrañado.

-Yangie...- habló, quizá asegurándose que le estaba escuchando, pero no sabía que responder, mi corazón estaba tomando lugar y la racionalidad se había tomado vacaciones.

-¿De verdad me has extrañado?- dije apoyando mi cabeza en su pecho. El chico puso sus labios en lo alto de mi cabeza, su metro ochenta versus mi metro cincuenta y dos le permitía hacer aquello con demasiada facilidad.

Y aunque lo negara, era jodidamente placentero lo familiar que se sentía aquello.

Suspiró para después soltar el abrazo que mantenía para mover sus manos a mis hombros y girarme, me desarmó observar su mirada dolida, sus ojos rojos y su respiración pesada.

Estaba nervioso, le conocía demasiado bien para saber que así era, pero también veía dolor en su mirada, y no sabía a que de todo esto podía deberse.

-¿Debo demostrarlo acaso?- dijo con su rostro demasiado cerca del mío. Temblé y él lo sintió. Su sonrisa socarrona me lo dijo. Se acercó aún más siendo capaz de sentir su respiración en mi rostro pero por más que creía haber perdido la racionalidad, pude alejarme de él y evitar aquello que me haría tirarme al vacío antes de siquiera dejar en claro estos seis años de lejanía.

Sus manos cayeron a sus lados y su cara me demostraba lo confundido que se encontraba.

-No quiero cometer los mismos errores de hace ocho años de no conversar todo- le dije y él cerró los ojos para después asentir.

Abrió los ojos y habló:

-Está bien Yang Mi, conversemos entonces.

Se alejó de mi hacia lo que recordaba era la cocina mientras yo me encaminé al mismo sillón color negro que tenía tantos jodidos recuerdos. Lo observe de pie unos segundos y los recuerdos llegaron a mi mente como una jodida niebla de invierno, sin recaer en ese momento cuando observé mi celular que fue un día como hoy que todo cambió entre nosotros.

08 de mayo del 2013

Voy en camino.

Le hago envío del mensaje al chico y él me contesta que me espera adjuntando una foto de la televisión puesta en aquel canal de música y sushi japonés en la mesa de centro, pero no paso por alto que su abdomen se encuentra desnudo pudiendo observar sus abdominales, que aunque no son tan marcados me hacen sonrojar.

Ambos sabemos lo que puede ocurrir hoy, ambos llevamos teniendo ganas de aquello desde hace un tiempo, y aunque él sabe que no es mi primera vez por cosas obvias que le he comentado, sabe que es un tema sensible para mi y que tengo expectativas pero también algo de miedo.

Miedo.

Miedo porque no quiero volver a sentir lo que sentí la primera vez.

TÚ SIEMPRE - [J. Jaehyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora