La soga se apretó alrededor de su cuello cuando dejó que sus pies se deslizasen de la silla para quedar colgando.
El ahogo al que ya estaba acostumbrado se hizo presente, junto con un tirón en su cuello; que estiraba su piel, escociendo cada fibra de ella, quemando cada pedazo de dermis, apretando su tráquea,impidiéndole el paso del aire.
Incluso después de estar tan acostumbrado a ello, aún llevaba sus uñas de manera inconsciente a la cuerda, tratando de arrancarla de su cuello, quitarla y poder respirar aire puro. Arañaba fuertemente, con la esperanza de romperla; se hería en consecuencia, profundo. La sangre caía por la fibra vegetal y manchaba sus uñas y camisa.
Con suerte no tendría que lavarla después de eso. De ello se encargarían los que preparasen su cadáver para el velorio.
Ya casi se marcaba los cuatro minutos de estar privado de aire. Los hombros le dieron el típico tirón que demostraban que en solo poco más de un minuto perdería la conciencia y lo abrazaría la tan esperada muerte.
Su tan buena amiga, pero que prefería mantener las distancias con él.
Ah~
Que relación más bonita llevaban.
Lo dejaba ilusionarse con su belleza de otro mundo para, en el instante en que iba a besarla, separarse de él con una sonrisa coqueta.
Jugando con él.
Como si quisiese seguir viéndole, pero sin la esperanza de llegar a nada.
La muerte se hacía la difícil.
Los pulmones le ardían, trataba de respirar, en vano. Era desesperante sí, pero no tanto como estar ahogándose en el agua. Eso sí que era excitante: respirar y sentir el oxígeno invadir tus pulmones, pero no de la manera deseada, sino dentro del agua. Cada célula se inunda, estando lleno pero no siendo capaz de saciar tus ganas de respirar. Millones de agujas presionando los órganos, cada bronquio demandando el combustible, las puertas de la muerte quitando las cerraduras, pero no se abrían.
Y vomitaba un gran buche de agua.
Y respiraba aire.
Y abría los ojos y frente a él no estaba Dios o el Diablo, sino un niño de apenas 18 años de cabello blanco mirándole preocupado.
Él también parecía estar a punto de morir, pero de hambre.
—Tsk.
Chasqueó la lengua.
Seguía vivo.
Y en ese caso también.
Justo en el instante en que su cerebro se iba a desconectar, carente del oxígeno que le da la vida, la soga que sostenía su futuro cadáver, se rompió, haciéndolo caer al suelo de cara.
Tosió un par de veces e inspiró otras diez, llenandose con más de lo que sus pulmones podían soportar.
Se sentó en el suelo de su habitación y se quitó la soga del cuello. La miró con desdén.
—Mañana te iré a devolver, espero que tengas garantía. —dijo con desdén, como si la cuerda pudiese escucharlo. Debía ser la falta de oxígeno, pero juraría que cuando la compró, estaba en perfecto estado, y ahora parecía que la habían cortado a propósito.
La lanzó a algún lugar del cuarto, junto con paquetes de vendas tirados por doquier.
Fue al baño, en aras de darse una ducha.
¿Era normal ver en todos lados una forma de suicidio?
Sí, si ese es tu mayor deseo.
Podía ahogarse en la tina.
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𝕋𝕙𝕖 Ⓣ︎Ⓡ︎Ⓤ︎Ⓣ︎Ⓗ︎ 𝕦𝕟𝕥𝕠𝕝𝕕 |᯽| Bungo Stray Dogs |᯽| ©
Fanfiction"Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas que no lloró en su debido momento" -Mario Benedetti. ✓Drabbles de Bungo Stray Dogs. ✓Capítulos cortos orientados a varias parejas de la serie. ✓Ningún p...