LA GRAN VERDAD.

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No quedaba otra opción, que seguir solo adelante y cumplir su misión, de hacer justicia con sus propias manos a base de mentiras y asesinatos, Alex dejó de ser quien era, dejó de ser ese chico noble, que se dedicaba a fotografiar hermosos paisajes, quien trabajaba día y noche por su madre, que ya ni se acuerda de ella, está en otro mundo, como si le hubiesen lavado el cerebro, solo piensa en robar y matar, el bar estaba habitado por un par de pandilleros mas Alex, quien tomaba su cuarto vaso de Whisky, con una pistola en la mano, jugando con esta como si fuese de plástico, la tenia bien firme, hasta acabar su vaso, se paraba de la mesa y salía a la calle. Afuera, todos estaban expectantes al sentir el helicóptero.

-¿Estás bien chico? te noto un poco asustado-. Santiago le dice mientras le toca el hombro.

-Es que se viene difícil la cosa jefe, ya sabe que si pasan los helicópteros no será por nada, nos caerá el país entero-. Le dice este mientras miraba al cielo.

-¿Cómo sabes eso?-. Santiago cruza sus brazos y le pone atención, mientras que Alex, le entró un pánico, que no sabía qué responder, quedó inmóvil por algunos segundos, mientras pensaba en que decirle a Santiago, quien esperaba una respuesta.

-Es obvio, ¿no?, que de un momento a otro no aparezca ningún policía, y que de pronto aparezca un helicóptero, que asaltamos a personas a plena luz del día y todos nos vieron, las noticias explotan y ahora estaría todo el país en nuestra contra...-. Alexander esperaba a que lo que dijo no le molestara a Santi.

-Si, tienes razón, ¿Sabes que?, haremos un ataque en el momento que menos se lo esperan, atracaremos donde nos dijiste, dejaremos destrucción para que nos sigan teniendo miedo, ya que últimamente no hemos hecho nada, así que manos a la obra. Santiago, llamó a Jhon, a Jefferson, a Antonia, y a Alex, los llevó detrás del bar, y cerró la puerta, todos se sentaron menos Santiago, quien comenzaba a hablar:

-Bien chicos, hace unos días, nuestro pana Stephen...*apuntó con la cabeza a Alex*, me contó sobre la idea de atracar un casino por las Aventuras, allá daremos el gran golpe-.

-Pero, con eso si que se irán encima de nosotros, ¿Cómo haremos para escapar sin que nadie nos vea ni nadie sepa?- Jhon se levantaba de la silla, mientras cruzaba sus brazos.

-Pues, hablaré con un amigo que tengo, trabaja en la SCTV, ahí le daré un regalito con tal de que nos oculte en las noticias-. Santiago se mostraba cada vez más seguro.

¿SCTV? ¿Cómo los pollos tienen contactos con la televisión de San Carlos?, todas estas preguntas se hacía Alex en su cabeza, no podía entender como una pandilla tiene tanto poder si ni siquiera han terminado la escuela.

-Chicos, si bien antes la pasábamos bien en todos lados, llegamos al punto más crítico desde que mi padre reventó a balazos a ese policía, por allá en Tierra Robada, desde ahí ya todos hablan de nosotros, desde ahí que ahora todo el mundo nos persigue-.Alexander, quien interesado por que Santi contara de su padre, le preguntó:

-Jefe, ¿A qué policía mató su padre?-. Este quería sacarle información extra por si llega a salir vivo del lugar.

-Uno que salió en televisión, un tal Nikolas y algo-. El cuerpo de Alex se hizo más pesado que nunca, llegó a entender que el papá de Santi, mató al suyo, pero no podía confirmarlo del todo.

-Ahora recuerdo, ¿Era el Nikolas Guarnizo?-. Alex tenía un nudo en la garganta que no alcanzó a hacerse notar.

-¡Ese mismo!, que buena memoria tienes Stephen, desde ahí que somos el blanco de todo este sucio país-. Alex quería levantarse y matar a Santiago ahí mismo, pero sabía que sería lo peor, que no sería lo más inteligente que haría en su vida aunque sea por venganza, aunque no fue él, fue su padre, pero él lo cuenta como un logro, logro que era la muerte de su padre.

El infiltradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora