Capítulo 1

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–Demi, ¿Te queda mucho? El camión está listo para irse. –preguntó mi madre desde el salón.

–Solo guardar unas cosas más. –respondí desganada.

Guardé una foto que tenía con mi padre cuando era pequeña encima de la caja donde guardaba la ropa, la cerré y le puse cinta aislante para evitar que todo lo que había guardado se saliera durante la mudanza. Miré por última vez la que había sido mi habitación durante veintidós años, y a la que ahora debía decir adiós para siempre.

Había tenido muchos recuerdos en esta habitación; buenos y malos. Ahora tendría que encariñarme con la nueva habitación que tendría en la ciudad a la que íbamos a mudarnos. Cogí la caja entre mis brazos y antes de salir volví a echar un vistazo a mi habitación.

–Adiós, papá. –susurré, y me giré, para no ver más aquel lugar.

Salí de la cabaña sin ganas de irme, uno de los hombres de la mudanza se acercó a mí y me quitó la caja que llevaba para guardarla en el camión, mientras que otro me miraba mal. Creo que ha sido una mala idea hacerlos esperar, y más si estaba nevando.

–Vamos al coche, nos encontraremos con ellos en nuestra nueva casa. –dijo mi madre intentando animarme un poco.

No respondí. Simplemente me subí al asiento del copiloto y me puse el cinturón, esperando a que mi madre hiciera lo mismo. Vi como se despedía de los hombres de la mudanza y se acercaba al coche, me sonrió y entró al coche.

–¿Preparada para una nueva aventura? –preguntó emocionada.

–Me gustaba mi vida aquí.

–Lo sé, Demi. A mí también, pero ya sabes que necesitamos dinero. –respondió mi madre con comprensión.

Miré por el retrovisor como la casa donde había crecido cada vez iba desapareciendo, hasta que ya no la vi. Suspiré y me crucé de brazos mientras apoyaba mi cara a la fría ventanilla, mi madre encendió la radio y puso la calefacción para mantenernos calientes.

Poco a poco pude ver como nos íbamos alejando de la ciudad donde había nacido y crecido, para dar paso a un nuevo mundo. Nunca me había ido de viaje, lo más lejos que me fui era al pueblo de al lado a comprar alguna cosa que se le había olvidado a mi madre. Así que esta mudanza me emocionaba un poco, pero no mucho, me gustaría haberme ido de la ciudad por otras razones.

Paramos algunas veces en alguna gasolinera para ir al baño y de paso comer algo, y que mi madre pudiera descansar. Media hora después volvimos a montarnos en el coche y mi madre condujo hacia la nueva ciudad donde viviríamos.

–Demi, hemos llegado. –avisó mi madre. Me había quedado dormida por haber estado despierta la mitad de la noche, quería guardar en mis recuerdos la habitación donde viví la mayoría de mi vida.

Miré por la ventana y pude notar el gran cambio que había de nuestra antigua ciudad a esta, sobre todo en la arquitectura de los edificios. Llegamos a un barrio bastante tranquilo donde pude ver a una pareja de ancianos caminar con su perro mientras hablaban, o a unos niños jugando en la carretera. Por suerte mi madre aparcó al principio de la calle.

–Nuestra nueva casa. ¿Qué opinas, Demi? –preguntó sonriendo.

Bajé del coche, lo primero que noté fue que aquí el clima era más cálido, no hacía tanto frío como en Cloudtown. La casa era para nosotras solas y tenía dos pisos, un jardín trasero y uno principal. La fachada estaba pintada de un color azul celeste pero se notaba que había que arreglar algunas cosas. Después de todo, la casa había estado deshabitada durante algunos años, a mi madre no le importó y la compró a un precio bastante barato, el cual ahora comprendo porqué era tan bajo.

El viaje de Demetria [LGDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora