Decir que su día había sido agotador era quedarse corta. Había entrado a las cinco de la mañana y no había dejado de trabajar y correr de un lado al otro del hospital hasta las ocho de la noche cuando por fin le habían dado un respiro de tanta locura.
Había trabajado tres horas más de las que le correspondían ese día, pero no se quejaba. Era común que la residente más joven fuese la última en marcharse y la primera en aparecer. Siempre podía ser peor, al menos esa noche se iría a su casa a dormir y no tendría que quedarse cumpliendo una guardia.
Caminó por el pasillo de piso del hospital que a esa hora ya se encontraba vacío por completo. Estaba casi oscuro y en silencio, pero era un cambio que reconfortaba a cualquiera después de un día tan ajetreado.
Con un paquete que acababa de llegarle de la casa de comida rápida a la que siempre pedían avanzó hacia la puerta de la oficina de Mark esperando encontrárselo allí. Antes de subir desde el piso de los laboratorios había contactado con la guardia y preguntado por el doctor James pero le habían informado que no se encontraba allí.
Imaginó que estaba tomándose un descanso o echándose una pequeña siesta en su sofá como tenía por costumbre. Mark no era un simple residente esclavo como ella, sino un médico de planta en el área de pediatría que llevaba allí más de ocho años y al que todos adoraban principalmente por su carisma incomparable.
Llegó a la puerta que tenía una placa con su nombre y no golpeó antes de entrar porque no quería despertarlo de un susto si estaba durmiendo. Abrió despacio, pero enseguida oyó unos sonidos extraños y la imagen que apareció ante sus ojos un segundo después la dejó de piedra.
Por un instante se quedó inmóvil, incapaz de reaccionar al ver a una mujer castaña, completamente desnuda inclinada sobre el escritorio que temblaba mientras Mark se movía detrás de ella. Los brazos de ella estaban extendidos hacia adelante y sus senos rozaban la madera al ritmo de las embestidas que estaba recibiendo por detrás.
A los dos les tomó varios segundos darse cuenta de que no estaban solos. Algo obvio dado lo concentrados que estaban el uno en el otro y lo ruidosos que estaban siendo.
Cuando Mark se percató de su presencia se detuvo al instante y abrió los ojos de par en par sin decir ni una sola palabra. La mujer, a la que Amber no tardó en reconocer luego del shock inicial, jadeó con sorpresa y se levantó mirando con desesperación hacia todos lados. Por la forma en la que intentaba cubrirse con las manos, parecía estar buscando su ropa.
—No te molestes, Sasha —dijo en cuanto recuperó el habla y apuntó con un dedo hacia su cuerpo desnudo—. No tengo mucho más para ver de lo que acabas de mostrarme.
—Amber, cariño... —intentó decir el médico pero ella lo detuvo con solo mirarlo con una ceja alzada.
Le recorrió el cuerpo desnudo con la vista y una risa extraña se le escapó desde muy hondo al ver que todavía tenía una enorme erección que no se estaba molestando en ocultar.
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PERVERSO
RomanceRetorcido, indecente y perverso... Alistar quiere venganza y hará lo que sea para que Amber caiga en su trampa. Lo que no sabe, es que su víctima es incluso más peligrosa que él. *** Amberly Roberts siempre ha sabido cómo pasar desapercibida y perma...
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