26.

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Feel real — Deptford Goth

«𝙸 𝚠𝚊𝚗𝚝 𝚝𝚘 𝚍𝚊𝚗𝚌𝚎 𝚕𝚒𝚔𝚎 𝚑𝚎𝚛. 𝙻𝚒𝚔𝚎 𝚗𝚘𝚋𝚘𝚍𝚢'𝚜 𝚠𝚊𝚝𝚌𝚑𝚒𝚗𝚐»

Si supieran que el hambre y el amor son lo mismo, serían como todos los demás animales, lo confundirían fácilmente con una necesidad pasible de motivar y colmar. Pero gracias a su condición humana — absoluta y desesperantemente humana, errante y caótica — habían sido arrastrados mucho más lejos, más allá de cualquier entendimiento o saber. El amor — o el hambre — estaba ahí, pero aún no habían podido comprender cómo, ni cuando, ni por qué ni hacia dónde los llevaba.

Ni mucho menos que él era el que los llevaba a ellos.

Sin embargo, Timothée sería el primero en descubrirlo.

Distinguió a Florence en medio de la concurrencia del salón, moviéndose con desinhibición y soltura sobre la pista de baile, como si nadie la estuviese observando. Se había recogido el cabello en una coleta improvisada y bailaba descalza, sin ningún tipo de atadura.

Nunca la había visto de ese modo, tan desenvuelta, feliz y... real.

Timothée permaneció a un costado de la pista durante varios minutos, hipnotizado en ella y la forma en que movía su cuerpo, incapaz de quitarle la vista de encima.

Entonces un pensamiento cruzó por su mente.

La palabra “amor” siempre había sido un sacrilegio para él, algo que no sentiría por cualquiera. Pero en ese momento, mientras observaba a Florence, no pudo evitar preguntarse de qué se trataba específicamente, por qué jamás pudo sentirlo por nadie más y cómo aquella rubia tan obstinada y cabeza dura se había metido bajo su piel tan rápidamente que apenas se había dado cuenta.

Y la respuesta llegó a él tan pronto como sus miradas se cruzaron y ella le sonrió. A partir de ese instante, todo cobró sentido y entonces supo que esa era la señal que había estado esperando toda su vida.

Timothée se acercó y le tendió la botella de agua que le había pedido. Ella bebió un largo trago y se apoyó en su hombro, recuperando el aliento.

—¿Qué ocurre? —Le preguntó al alzar la vista y advertir una extraña intesidad en la mirada de él.

Timothée tragó saliva y sacudió la cabeza.

—Nada. Te he estado observando mientras bailabas — Le confesó. 

Ella se ruborizó ligeramente.

— ¿Y qué tal estuve? —Preguntó, adoptando un mohín propio de una modelo, y aunque estaba bromeando, él le mostró una sonrisa sincera y contestó:

—Perfecta.

De pronto las luces se apagaron y Timothée sujetó su mano en la oscuridad, rozando su mejilla con el pulgar.

Puis-je avoir la prochaine danse, mademoiselle? (Me concede el próximo baile, señorita?) — Susurró cerca de su oído.

Florence sonrió. Dejó la botella en el suelo, a un costado, y se ciñó a su cuerpo, colocando sus brazos por encima de sus hombros. Se alzó sobre la punta de sus pies para depositarle un corto beso en la mejilla.

Young & Beautiful || Timothée Chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora