En el momento que Martina vio llegar a Amy, quedó encantada por la manera en que el vestido hacia resaltar la figura de su amiga. La rubia se veía preciosa y muchos de los invitados la miraron sin disimulo, sobretodo porque venia del brazo de su primo Constantine.La pareja de rubios se acercaron a Martina y Marcel, la castaña no contuvo su emoción.
—¡Te ves hermosa! —chilló Martina demasiado alto. —¿Verdad que sí, lord Bernal?
—Así es, se ve preciosa Amy —halagó Marcel.
—¡Eso mismo le dije yo! —concordó Cato haciendo que las mejillas de Amy tomaran un ligero sonrojo por tener tanta atención sobre ella.
—Basta. Me avergüenza —Cato y Martina se rieron. La castaña no estaba acostumbrada a ver a su amiga avergonzada y lo estaba disfrutando.
—No seas amargada Amy, solo queríamos halagarte y resaltar lo bella que eres. —le dijo Martina
Los músicos del pueblo que lady Phaby había contratado eran buenos y animaban a los invitados a bailar. Sin darle tiempo a Marcel de reaccionar Cato sacó a su prima a bailar.—¡¿Qué estás haciendo?! —reclamó Martina.
—Haciendo hervir de celos a tu prometido.
—Eh… —Martina miró a Marcel al otro lado de la sala y definitivamente se veía enojado. Ella sonrió, la castaña tenía su vena malvada. Digna hija de lady Phaby “la cizañera”. —Sigamos con el espectáculo.
—Por eso eres mi prima favorita. —ambos rieron mientras seguían bailando.
Marcel miraba al rubio junto a su prometida y pensaba en lo mucho que adoraría golpearle en la cara para que dejara de ser una molestia entre Martina y él.
—¿Celoso, milord? —preguntó Amy divertida. Ella podía reconocer los juegos del rubio, tal parece que la familia Felton disfrutaba de hacer rabiar a todo el mundo. Los claros ojos de Marcel se fijaron en ella. —No se amargue, Marcel. Se nota a leguas que está en la naturaleza de ese mentecato ser una manzana de la discordia.
—Sé que él lo hace solo para fastidiarme y ponerme celoso pero de todas formas no me gusta que le coquetee a mi prometida, por mas primos que sean. —Amy sonrió.
De todos los invitados, la rubia sentía que era la única que no encajaba en esa fiesta. Estaba fuera de su elemento. “Podía disfrazarse con un bonito vestido y siempre se sentiría fuera de lugar con esa gente” –pensó Amy.
Marcel dejó a un lado su rabia hacia Constantine, notando la mirada perdida y pensativa de la rubia.—¿Todo bien, miladi? —preguntó Marcel preocupado porque la rubia mostraba mucha incomodidad y Amy dejó de esconderse en sus pensamientos.
—¿Miladi? —repitió divertida. La palabra parecía burlarse de ella.
—No está disfrutando de la fiesta.
—Me siento observada por todos y eso no me gusta. —respondió Amy entre dientes.
—Lleva tiempo acostumbrarse.
—Yo no deseo acostumbrarme. —justo en ese momento lady Phaby y el lord Felton estuvieron junto a ellos.
—Lord Bernal me parece insólito que aún no haya bailado con mi preciosa hija. Hoy lo encuentro muy despistado, tanto así que Constantine le robó el primer baile. —Amy miró la marquesa con una ceja levantada.
“Deberían cambiarle el nombre a Cizañera” –pensó la rubia.
Lady Phaby quería provocar los celos del prometido de su hija, algo que Amy creía completamente innecesario. El lord Bernal ya había dado un anillo y se notaba el cariño que sentía por Martina, pero al parecer la familia Felton estaba lleno de metiches. No es de extrañar que Martina también quisiera meterse en su vida amorosa.
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©𝑆𝐸𝑅𝐸𝑁𝐷𝐼𝑃𝐼𝐴. Saga: Palabras Hermosas.
Historische Romane❦︎ 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: EvelynCampos488 ❦︎ Marcel Bernal se enamoró de la mujer equivocada. Él la amaba pero Verónica solo lo veia como un hermano, ella lo rechazó hasta que se fue en busca de un amor que si pudiera correspon...