Marcel ya estaba al tanto de la llegada de su padre. A pesar de todo el tiempo que tuvo para meditarlo, aún no se sentía listo para recibirlo. Él sabía lo antipático y repelente que podía ser Marcus Bernal con otra persona que no fuera su hijo, el temor de Marcel era que cuando presentara a Martina como su futura esposa, su padre dijera algo desagradable.
La diligencia se detuvo en la entrada de la casa y Marcel vio a su padre salir del carruaje. Hacía casi un año que no se veían. Marcus Bernal a sus cincuenta años seguía siendo un hombre robusto y de hombros anchos; con pocas canas en su negrísimo cabello y su hijo notó que se había dejado crecer la barba.
Marcus caminó con tranquilidad hacia su hijo, su rostro no demostraba ningún tipo de emoción. No era un hombre muy expresivo o con tendencia a mostrarse risueño. Estuvieron frente a frente y podía verse a leguas el parecido entre ambos hombres.
—Te ves feliz y sano, pensé que te encontraría desdichado. —dijo Marcus.
—Lamento decepcionarte pero ya se me cansé de estar siempre lamiéndome las heridas.
—Eso es bueno. —Marcel vio como su padre ahora le sonreía orgulloso. —Supongo que tienes mucho que contarme.
—Sí. Hay mucho que debes saber pero entremos a la casa, ya se encargarán los sirvientes de llevar tu equipaje a tu dormitorio.
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Era una de esas veces donde el pequeño Albern Felton había conseguido terminar sus deberes y escaparse de su madre para ir a merodear los alrededores de la casa junto a la niña zanahoria.
Albern y Emily jugaban cerca de las caballerizas cuando vieron a Martina salir cabalgando fuera de la residencia.—¿A dónde va tu hermana? —preguntó Emily.
—A visitar a Marcel. Siempre que puede se va a buscarlo.
—Oh. —la niña todavía recorvada aquella vez donde habían encontrado a la hermana mayor de Albern besándose en el estudio con aquel hombre de cabello oscuro. —Ellos se van a casar, ¿cierto?
Albern asintió.
—Marcel quiere mucho a Martina. Me gusta que él vaya a ser su esposo.
—¿Se aman?
—Creo que sí.
—Albern…
—¿Qué?
—¿Y-ya somos amigos, verdad? —preguntó dudosa, retorciéndose las manos de los nervios.
Albern la miró con detenimiento, pensado en su respuesta. Es cierto que ella había roto su osito, molestado y hecho enojar muchísimo, pero Emily también le había regalado postres y le gustaba jugar las mismas cosas que él. Se divertía muchísimo con la niña zanahoria.
—Sí, somos amigos —afirmó con una sonrisa que Emily consideró la más bonita que había visto en su vida.
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Martina había decidido ese mismo día cabalgar hacia la casa de su prometido, se sentía nerviosa y con un revoloteo en el estómago. Cuando llegó a la residencia de Marcel, fue recibida por el mayordomo de la casa.
Ella creía que aún faltaba mucho tiempo para que llegara el padre de su prometido, que equivocada estuvo. En la sala de la casa se hallaban Marcel y su padre, el mayordomo anunció la visita de lady Felton.
Marcus vio a una muchacha joven, mediana de estatura, pálida, cabellos un poco alborotados y usaba un llamativo vestido color turquesa. La apariencia de la joven era… “ordinaria” –pensó Marcus para sus adentros. Lo único realmente llamativo era el color verdes de sus ojos, del resto no se hallaba especialmente sorprendido.
Martina sonrió a su prometido pero se sintió intimidada por el hombre que seguramente estaba a mediado de los cincuenta y la mirada sin ningún tipo de expresión.
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©𝑆𝐸𝑅𝐸𝑁𝐷𝐼𝑃𝐼𝐴. Saga: Palabras Hermosas.
Tiểu thuyết Lịch sử❦︎ 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: EvelynCampos488 ❦︎ Marcel Bernal se enamoró de la mujer equivocada. Él la amaba pero Verónica solo lo veia como un hermano, ella lo rechazó hasta que se fue en busca de un amor que si pudiera correspon...