Natsu había cerrado acuerdos multimillonarios. Se había lanzado en paracaídas con un socio temerario sólo por diversión. Incluso se había atrevido a pedirle a una mujer a la que no amaba que se casara con él...sólo para poder lanzar su negocio en otros países. Disfrutaba cada minuto de aquellos momentos. Pero en aquel momento, en la puerta de su ático, Natsu sólo podía limitarse a mirar la puerta. No era capaz de entrar. Y todo porque tenía miedo de enfrentarse a una rubia menuda y con curvas.
La imagen de Lucy montado aquel maldito toro mecánico le había perseguido toda la noche. Deseó no haber ido nunca a aquel bar para sacarla de allí. Pero no era cierto. La imagen erótica de sus caderas moviéndose hacia delante y hacia atrás y el cabello pegado al rostro húmedo se le había clavado para siempre en la mente, pero eso no cambiaría nada. Nunca la había visto tan espontánea, tan liberada... y tan sexy. Daba por hecho que su visita a aquel popular bar de Magnolia Había sido una decisión de última hora. El camarero le había dicho que Lucy había llegado sola. Aquél era uno de esos momentos en los que agradecía que la gente supiera quién era y quién trabajaba para él.
Tenía que sacarse aquella maldita imagen de la cabeza. Era su ayudante, por el amor de Dios. Lo ayudaba con todo, desde llevar a cabo una transacción comercial asta viajar con él para ver propiedades que estaba interesado en comprar. Nunca la había relacionado con sexo. Pero ahora, tras los acontecimientos de la noche anterior, era en lo único en lo que podía pensar.
Con una bolsa de la panadería bajo el brazo, Natsu entró finalmente en su apartamento y se forzó a actuar como un adulto, no como un adolescente con las hormonas disparadas. Lo primero que vio fue el cabello dorado de Lucy. Lo segundo, sus piernas desnudas y bien torneadas colocadas sobre la mesita auxiliar. Ella se giró para mirarlo y se puso de pie de un salto. Enfadado consigo mismo por permitir que Lucy le afectara en el momento más inoportuno, Natsu cerró de un portazo.
-¿Te has recuperado de anoche?-Le preguntó entrando en el salón. Lucy volvió a sentarse en el sofá, pero esta vez en el borde.
-estoy bien. ¿Por qué estoy aquí?-Ignorando su pregunta, Natsu dejó la bolsa sobre la mesa.
-Aquí está tu desayuno procolesterol favorito, Come para que pueda volver a gritarle.
Lucy se lo quedó mirando durante diez segundos y luego se lanzó sobre la bolsa. Mientras devoraba los dulces, Natsu se fijó en su camisa rosa sin mangas y en los pantalones cortos blancos. Aunque tenía ropa arrugada y la larga melena rubia despeinada, no parecía que hubiera pasado una noche durmiendo la borrachera. Parecía como si hubiera pasado la noche con su amante.
No,no,no. Darle otro giró a su caótica vida no era opción. Y Lucy Heartfilia sería sin duda todo un giró. Algo que nunca había considerado hasta la noche anterior. Sí, de acuerdo, tal vez pensara que era atractiva y había algo en ella que siempre le había intrigado. Seguramente el modo en que se protegía a sí misma, como si quisiera salvaguardar su vida privada. Pero Lucy llevaba trabajando casi un año para él y para su hermano Zeref y nunca la había considerado una mujer con la que fantasear. Hasta ahora.
Natsu apretó los dientes y se dirigió hacia la cocina para llevarle un vaso de zumo. No había nada en aquella situación que resultara profesional, sobre todo por su parte. Debido a su futuro compromiso con lisanna Strauss, debía mantenerse concentrado. Lisanna era justo el descanso que necesitaba desde que su padre les había entregado las riendas a sus hijos antes de morir diez meses atrás.
Tras convertirse en codirector general con Zeref, Natsu había estado esperando la oportunidad de fortalecer Dragnnel Entreprises y lanzar su empresa inmobiliaria en otros países. Zeref estaba totalmente de acuerdo con el lanzamiento global, pero pensaba en ello como en un proyecto posible en un futuro lejano. Natsu pensaba en el presente. El padre de Lisanna había mencionado un acuerdo de sociedad entre su inmobiliaria multimillonaria y Dragnnel Entreprises...en el que entraba en juego el matrimonio. El hecho de pensar en jugar en otra liga provocó que Natsu salivara y estuviera dispuesto a firmar, aunque fuera en una licencia matrimonial.
¿Por qué no pedirle a Lisanna que se casara con él? habían ido un par de veces al teatro juntos y ya eran buenos amigos. ¿Por qué no convertir aquella alianza en algo permanente a todos los niveles? Después de todo, su hermano se había casado y parecía disfrutar del matrimonio. Aunque Zeref y Mavis estaban completamente enamorados...algo que Natsu no había sentido todavía por ninguna mujer.
El amor era para algunas personas, y él no estaba incluido en ese grupo. La gente que "se enamoraba" sólo estaba llenando un vacío de algo más. Él era más que feliz llenando cualquier vacío con planes nuevos, coches rápidos y casas en la playa.
Natsu se dirigió de nuevo hacia el salón, justo a tiempo para ver como Lucy mordisqueaba un último trozo de tarta. Cuando se dispuso a chuparse los dedos para limpiar los restos de crema, Natsu se aclaró la garganta y entró. Tenía que olvidar aquella maldita imagen de sus caderas moviéndose sobre el toro.
-Toma.-Natsu puso el vaso de zumo sobre la mesa y luego cruzó el salón para apoyarse sobre la mesa del centro. Con los brazos cruzados, se la quedó mirando fijamente en espera de una explicación. Lucy se limitó a devolverle la mirada.
-¿Qué?-le preguntó.
-¿Te importaría decirme por qué bebiste tanto anoche?-Ella alzó uno de sus blancos hombros.
-Soy una mujer adulta, Natsu. Quería desatarme, divertirme. Seguro que sabes que es eso, ¿verdad?
-No estamos hablando de mí-dijo él apretando los dientes.
-No, en ese caso podrías contarme la razón de este repentino compromiso. Nunca había oído hablar de Lisanna Strauss.-Natsu se incorporó y se puso en jarras.
-Mis asuntos personales no son cosas tuyas. Eres mi empleada.-Un destello de dolor cruzó el rostro de Lucy, o tal vez Natsu sólo lo imaginó, porque al instante alzó la barbilla.
-Tienes razón-reconoció ella.-Y por esa misma razón yo también tengo derecho a salir y divertirme. No necesito que me hagas de papá- se detuvo y agarró el zumo-. Aunque tú me has visto ya más veces que él en toda su vida-murmuró entre dientes.
Su tono había pasado de la indignación a la tristeza, y Natsu se sintió atrapado por su red de inocencia. ¿Qué le había pasado a su reservada y digna ayudante? ¿Y por qué era la primera vez que le oía mencionar a su familia? Porque sólo tenían una relación de jefe y empleada, tal y como él le había dicho. Entonces, ¿por qué de repente eso le hacía sentirse frío y egoísta?. Lucy se apartó el revuelto cabello de la cara.
-Estoy demasiado cansada para hablar de esto ahora. Dale mi teléfono a tu prometida. Veré cuándo puedo empezar a organizar la boda.-Natsu observó cómo Lucy agarraba el bolso y se calzaba las sandalias rosas de tacón. Hizo un esfuerzo por apartar la vista.
-Te llevaré a tu coche.
-Tomaré un taxi-dijo ella sin mirarlo. Antes de que pudiera llegar a la puerta, Natsu le bloqueó la salida.
-aprovecharemos el trayecto en coche para hablar.-Lucy cerró los ojos durante un breve instante antes de volver abrirlos.
-no estoy en horario laboral, Natsu, y nosotros no hablamos de temas personales, ¿recuerdas? Podemos hablar de trabajo el lunes.
-Vamos a hablar de trabajo-le aseguró él negándose a mirar hacia su pecho, que le estaba casi rozando la camiseta negra-. Voy a firmar los papeles para asociarnos con Strauss International en cuanto Lisanna y yo nos demos el "sí quiero". Deseó que este asunto, tanto el negocio como el matrimonio, haya quedado resuelto en un mes.
ESTÁS LEYENDO
¿Por negocios o por amor? (Adaptación)
FanficLucy Heartfilia siempre había estado enamorada de su jefe en secreto, y se sentía morir cada vez que el multimillonario Natsu Dragneel tenía una cita. Pero ahora...¡La quería para planear su boda! Ella sabía que Natsu estaba cometiendo un error al c...