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Capítulo 03: Conviviendo con el enemigo.

A Shi Qing Xuan le dolía la garganta después de toser compulsivamente. Quizás era por las emociones que estaba abordando, pero no se sentía bien de repente, así que dejó su plato de cerdo a la mitad en la mesa.

He Xuan dijo nada y pronto tomo asiento en el otro extremo de la mesa; junto a Hua Cheng.

La respiración de Shi Qing Xuan se calmó paulatinamente, pero sus emociones seguían al borde. En su mente, siempre asumió que sí algún día la oportunidad del reencuentro se diera, sería completamente capaz de verlo con indiferencia. Nadie le advirtió que, aunque no estaba genuinamente aterrado, se sentiría en extremo culpable.

Para su buena suerte, ninguno dijo algo que pudiera malinterpretarse y Xie Lian pareció leer la incomodidad en sus ojos, así que inmediatamente después cambio de tema.

—Buen día, Señor Agua Negra ¿Gusta desayunar?

Shi Qing Xuan le dedicó una mirada secreta a Xie Lian y luego miró a la mesa, haciendo el tonto de repente. He Xuan miró entre uno y el otro, pero no logro distinguir ese pequeño intercambio a tiempo.

Agregó rápidamente: —Sí, gracias.

Shi Qing Xuan hizo una mueca y nadie mencionó nada después de eso. Conforme avanzaba el tiempo, Shi Qing Xuan comenzó a sentirse inquieto, su plato había quedado a medio comer y como Mu Er ya había devorado el suyo, estaba buscando una excusa rápida para irse cuando Xie Lian volvió a hablar.

—Me gustaría discutir un asunto privado en la mesa, pequeño Mu Er ¿Te gustaría subir a la habitación de Qing Xuan a descansar un poco?

Mu Er dio un asentimiento como un niño obediente, sin objetar o cuestionar nada y pronto estuvo subiendo las escaleras después de que se le dieran indicaciones. Cuando los cuatro estuvieron solos, antes de poder decir algo, Xie Lian ordenó un poco de vino.

Mientras esperaban, He Xuan había fijado su vista sobre Shi Qing Xuan y no la había apartado ni un solo segundo, mirándolo desvergonzado. En su mente, Qing Xuan pensó que tenía suerte de estar muerto y no necesitar parpadear, sino, sus ojos negros estarían bastante irritados. Sí le preguntaban, tener que comer en la misma mesa ya era algo incómodo, pero tener que soportar que lo mirará, era incluso peor ¿Qué sí había huido como un cobarde la noche anterior? Él no era nadie para juzgarlo por sentirse asustado. En realidad, tenía suerte que desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron no haya desaparecido como la última vez y se tomará las molestias de volver. Todo era por Xie Lian que era su buen camarada y amigo, nada más. Para He Xuan ya no había beneficios.

Pronto el vino fue dejado sobre la mesa y cuando se encontraron solos, Xie Lian hizo un hechizo de aislamiento de sonido. Los hechizos de este tipo eran simples; todo lo que este fuera de la barrera no escuchará absolutamente nada de lo que pueda ser dicho adentro, sin embargo, había una pequeña excepción a la inversa, todo lo que el resto de las personas en sus mesas dijeran, ellos podían escucharlo.

Xie Lian se aclaró la garganta —Quizás no fui muy sincero cuando le expliqué a Qing Xuan sobre mis razones para ir a buscarlo.

Shi Qing Xuan lo escuchó atentamente, pensando qué sea lo que sea que iba a decirse a continuación no podía ser algo bueno.

—Hace no demasiado tiempo, repentinamente la ciudad fantasma comenzó a sufrir altercados, y muchas de las almas de los fantasmas y demonios fueron dispersándose.

— ¿Por qué?— Shi Qing Xuan no pudo disimular el asombro en su voz, simplemente dejó que la pregunta surgiera naturalmente.

—No lo sabíamos.

No hay méritos para un demonio resentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora