Katherine Moon

Capítulo 4

–En tu prueba, tus resultados fueron Erudición, Abnegación y..–Para y se muerde el labio–Osadía.

No tengo nada de Cordialidad ni de Verdad al parecer, Tori me conoce hace mucho se que no me delataría con los Líderes de facciones.

–¿Que hago ahora?, no pienso quedarme en Erudición–Digo

–Si te quedas tendrás protección, tus padres están ahí y podrían ayudarte–Responde

Me matarían de todos modos, no quieren a ningún Divergente vivo

–¿Fingir?

–Mañana es la Ceremonia, debes pensar bien y tu vida puede estar en juego–Responde Tori

¿Elegir una facción en la que este protegida?, ninguna esta protegida, en Erudición me encontrarían y mis padres no podrían hacer nada.

Tengo que hacerme más fuerte para que no logren matarme.

Nos levantamos del banco y le doy un abrazo.

–No le digas a Jake nada, cuídate–Dijo Tori

–Gracias.

Camino hasta salir de la zona del parque, pasar por las grandes vías del tren y llegar a la Sede Erudita, caminar hasta mi casa y entrar. Mis padres están trabajando, llegaran hasta tarde y seguro los veré mañana cuando vayamos a la Ceremonia.

Jake está sentado en una silla de la sala comiendo galletas, al verme deja las galletas en una mesa y se levanta.

–Hola–Le digo

–¿Y bien?, ¿dónde estabas?, ¿terminaste la prueba?–Me pregunta

–Si–Paro y me quito los zapatos–Luego fui a comer y pensar en la Ceremonia.

Me siento en el sofá y le robo una galleta a Jake.

–¿Cuál fue tu resultado?–Pregunta él, lo miro con una sonrisa de lado.

–¿Cuál fue el tuyo?–Le pregunto y se pone a reír, decide no responder.

Voy a mi habitación y me quedo leyendo un libro hasta tarde, por mi ventada veo el cielo estrellado, mi reloj marca las 9 de la noche y decido cambiarme la ropa a algo cómodo para dormir.

Al día siguiente.

La luz del sol entra a mi habitación y pega contra mi rostro, abro mis ojos y me pongo una almohada en la cara.

–¡LEVANTATE KATHERINE!–Grita una voz masculina desde afuera, es mi padre.

Me levanto de mi cama, me baño y abro mi armario para ver que me pongo.

Debo verme cómo una de Erudición aunque no quiera.

Me pongo una camiseta blanca lisa que me llega a la cintura, un pantalón corto azul marino con unos botines y encima me pongo la chaqueta que me regalo mi hermano. Arreglo mi cabello, me hago unas ondas y me hago un maquillaje natural, cuando termino de alistar salgo y voy a la sala donde están mis padres.

–¿Y Jake?–Pregunto

–Se acaba de ir, nos fue a guardar espacio–Responde mi madre, su nombre es Alexia.

En la mesa hay empanadas y jugo, agarro y comienzo a comer, minutos después salimos de la casa y comenzamos a caminar hacía el lugar donde se hará la Ceremonia.

Personas de todas las facciones caminaban a lado nuestro, un chico choco contra mi y una sonrisa aparece en su rostro.

–Hola–Me dice y camina a mi lado

–Hola Will–Respondo y le sonrío.

Lo conocía desde que éramos pequeños sus padres iban a mi casa y él iba con ellos, siempre lo veía cuando iba por papeles a la oficina de mi padre.

–¿Estás nerviosa?–Me pregunta y niego con la cabeza.

–¿Y tú?

–Aterrado.–Responde y reímos juntos.

Al llegar al lugar veo a Jake sentado con amigos de Erudición, mis padres se acercan y yo voy atrás de ellos, una mano me agarra el brazo.

Un hombre de Abnegación alto se mete en mi camino y se aclara la garganta.

–Esa no es vestimenta adecuada para tu facción–Dice serio, lo miro fijamente y otras personas se nos quedan viendo.

–Hola Marcus, lo sé–Digo con tono de voz firme.

Marcus Eaton, él era quién dirigía la facción de Abnegación, quién muchos odiaban y querían quitarlo de ese puesto por acusaciones cómo la de maltrato, se decía que maltrataba a su hijo. Nunca descubrí quién era el chico.

Me suelto de su agarre y me siento a lado de mi hermano.

–¿Te observan por tu vestimenta?, ¿es enserio?–Dice y yo ruedo los ojos.

No me interesa lo que opinen los demás sobre mi ropa.

Sólo a mi me debe de gustar.

En los asientos de la esquina, donde estaba la facción Osada vi a Tori y se veía feliz hablando con los nacidos en Osadía.

Ese lugar es cool.

Ella volteo a verme y sonrió, le devolví la sonrisa y luego bajé la mirada.