CAP 8: Dia 1

33.9K 1.8K 2.7K
                                    

La noche fue bastante larga para el ojinegro, se había dormido hasta la madrugada envuelto en papeles y libros contables. Pero aun así quería prepararle el desayuno a su rubio, así que se levanto temprano por la mañana. Había extendido una manta sobre el bello durmiente, así que este la había pasado tal cual bebe en su cuna. Ordeno los papeles de la mesa y se dirigió a la cocina.

Registro el refrigerador. Encontró lo necesario para un delicioso desayuno. Comenzó lo más silenciosamente posible a cocinar, se veía que le encantaba hacer aquello y más ahora que lo hacía para su alguien especial. Mientras pasaba los huevos al plato, uno de ellos cayó de nuevo a la olla salpicándolo en la mano con el aceite hirviente. Le había dolido y mucho pero sabía que ya venía siendo la hora para que Naruto despertara. Después se compraría un poco de crema para quemaduras, por el momento lo importante era aquella persona que dormía apaciblemente en el sillón.

Huevos, pan con jalea de banano, unos deliciosos pancakes de vainilla y una tacita de café negro adornaban la mesa. Era hora, había que despertarlo de aquel sueño. Vertió un poco de jugo de naranja en un vaso, sabía que eso le gustaría. Llego y se arrodillo frente aquel sillón  agachándose un poco. El rostro de Naruto estaba frente a él, lo contemplo unos segundos. Sus pestañas eran largas y de un castaño claro, su piel blanca y suave con labios de un rosa tierno que eran lo más dulce que había probado.

Levanto el vaso de jugo y se lo llevo a su boca. Se tomo todo aquel liquido naranja, la verdad es que estaba bastante acido, al parecer al rubio le gustaba así. Dejo el vaso vacio sobre la mesita atrás suyo. Se acerco y tomo aquel rostro suavemente, lento y tiernamente. Acerco sus labios a aquellos inertes. Con su lengua delineo aquellos perfectos. Con su mano izquierda sostenía su cabeza mientras que con el dorso de su mano derecha acariciaba su rostro. Suavemente comenzó a escarbar aquella boca, comenzaba a abrirse paso... y eso le gustaba. Abrió los ojos por un momento, quería ver la reacción de Naruto ante esta sensación. Vio que en el momento de que aquel beso se consumaba, el rubio estrujaba el seño. El sabor acido de aquel jugo comenzaba a llegarle a él también. El deseo aumentaba y el beso se hacía más intenso, comenzando a obtener reacción de aquellos dormidos. Comenzaba a sentir como se tensaban entre los suyos. Atrajo más cerca aquel rostro que dejaba ver su inconformidad ante aquella intromisión de parte de su atacante. Se hizo un poco hacia atrás, quería ver como aquellos ojos azul cielo despertaban.

Naruto que creía estar teniendo una pesadilla, comenzó a abrir los ojos. Al principio veía todo borroso, pero luego comenzaba a distinguir un par de pupilas azabaches clavadas en su rostro. Abrió los ojos de golpe al comprender de quien se trataba. Intento levantarse.

-¡TU TE..M..!

Rápidamente sus labios fueron capturados nuevamente, podía degustar el sabor acido del jugo en su boca. Su mente le gritaba que se resistiera, pero su cuerpo hacia lo contrario. Sus fuerzas lo dejaban, al ver esto el azabache disminuyo la intensidad del beso haciéndolo lento y placentero, degustando cada uno de los tiernos labios del sometido rubio. Se sorprendía al sentir como, aunque algo tenso respondía de su beso, eso lo ponía feliz, por lo menos no lo rechazaba. Sabía que si seguía por más tiempo, ya no podría detenerse, en su cuerpo comenzaba a despertar un hormigueo que lo incitaba a seguir avanzando. Uso lo último que tenia de autocontrol, aquello dejaba de ser un simple beso de buenos días, por lo menos para él.

Sasuke estaba consciente de que todavía de parte de su dobe no eran los mismos sentimientos. El quería que Naruto se enamorara de él y se le entregara por amor y no por  confusión. En contra de su voluntad, comenzó a romper aquel beso. Fue bajando el rostro de su dulce tormento. Su corazón estaba rebosante y se ensanchaba al reflejarse en aquella mirada azulina que tanto le gustaba.

¡Esta vez no te perderé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora