La ciencia de tu amor | Club 57 (René y tú)

1. Un salto en el tiempo

No llevaba mucho de haber salido de la academia de guardianes del tiempo cuando me asignaron a la central. Ahí es donde controlan absolutamente todo con respecto al tiempo. Los guardianes se encargar de corregir errores o evitar que alguien salte en el tiempo a su gusto. Los únicos que podemos hacerlo son los guardianes, para eso nos entrenaron en la academia. Podemos colarnos en cualquier año sin ser descubiertos.

Entonces hoy era mi primer día en la central. Estaba nerviosa pero debido a mi buen desarrollo durante el entrenamiento decidieron darme una oportunidad. La central se encontraba en Italia pero habían varias entradas en distintas partes del mundo. Yo tenía el conocimiento de todas. Cuando entro todos van vestiros con el mismo uniforme que yo, negro de dos piezas. Estos trajes nos cuidan de no sufrir accidentes en los viajes ya que al viajar con tanta frecuencia podría causar algunos daños físicos.
Camino hacia dónde está Diana quien me recibe con una sonrisa y me invita acercarme.

—Bienvenida la central, mucho gusto soy Diana.— dice extendiendo su mano hacia mi. Yo la tomo y agito.

—Soy (t/n).— ella asiente y le suelto la mano.

—Vienes justo a tiempo, te necesitamos. Ya estamos muy ocupados aquí, nos hace falta alguien para nuestra misión especial.— dice caminando hacia unas grandes pantallas, yo la sigo. Señala algo en las pantallas, parece una gráfica.— mira, tenemos reportes de que algo muy extraño va a pasar en 1957. Algo que podría cambiar toda la línea del tiempo y crear agujeros.

—¿No saben que es?— ella se cruza de brazos y niega con la cabeza.

—No, pero sabemos que está por pasar en unos pocos días y por eso necesitamos que viajes. Nos darás reporte si ves algo extraño y cuando esto pase, dependiendo de cuál sea el problema, mandaremos a otro guardián.— dice y asiento.— ¿crees que podrás con esto?

—Si, estaré muy comprometida con esta.— ella sonríe cruzándose de brazos.

—Esa es la actitud que quiero. Bien, ahora... te daremos un reloj comunicador para que nos des un reporte siempre al final de día.— dice y mira algo en la pantalla.— tu ubicación será Manzanares, 1957. Te harás pasar por una estudiante en el Cristóbal Colón.

—¿solo así? ¿No sospecharan si solo aparezco así?— ella niega con la cabeza y mira a otro guardián y le señala algo con la mano.

—Tranquila que alguien infiltrado se encargará de entregar un registro donde dice que eres una alumna transferida de otro país. Tenemos una partida de nacimiento falsa y todo, no te preocupes que nadie lo sabrá.— yo asiento y la guardiana regresa con algo y se lo da a Diana.— ahora, aquí hay información de lo que ya existía en 1957, para que no menciones cosas que aún no pasan y te vas a quedar en una casa cerca del Cristóbal Colón con una asociada de nosotros que es de ese año.— me da un libro y encima el reloj comunicador. Yo los tomo.

—Gracias, Diana. Prometo no fallarte.— digo y ella pone la mano en mi hombro.

—Confió en ti. Te veré en dos días. Yo personalmente te llevaré a 1957.— dice y asiento.

Ya se pasaron los dos días y aprendí muchísimo de 1957, admito que será difícil estar sin nada tecnológico. No porque dependa de ella pero es algo con lo que nací y me acostumbre desde niña y así de la nada debo borrar todo eso de mi mente. Tendré que acostumbrarme pero no importa, se que lo lograré y Diana confía en mi. Podré hacerlo. Debo admitir que lo que más me emociona es la ropa. 

Al llegar a la central Diana esta lista para acompañarme. Ya llevo puesto mi reloj y me dan una pastilla que es para evitar mareos al viajar. Esa es mi única falla, me mareo al viajar en autobús, aviones, barcos etc. así que ... ¿por que no habría de marearme un viaje en el tiempo? Nos quedamos paradas en el centro del lugar y todos a nuestro alrededor nos observan con las manos cruzadas frente a ellos. Diana dice unas palabras y en un segundo cierro los ojos. Los abro pero nada es claro, pero en unos segundos la imagen se vuelven claro. Es como si cayera de unos centímetros al suelo. Estiro las manos buscando equilibrio evitando caer. Diana a mi lado es que muy trasquila y parada sim dificultad. Yo tomo unos segundos en recuperarme pero finalmente logró equilibrio. Miro al rededor y es un lindo vecindario. Respiro con fuerza y puedo sentir un agradable olor a flores, a alguien que está cocinando algo en la cocina y el aire se siente muy fresco.