One Shots - Bakugo

3. La cagamos.

Notas del one-shot :D

-Villano inventado.
-Contenido delicado.
-Si veo que tiene apoyo puede que lo haga una historia ya que la trama me mola.
-Título random.

-Bakugo está bajo los efectos de un quirk enemigo. -Sentenció Aizawa en mitad de la enfermería. -

Todos los alumnos de la clase 1-A de la UA se encontraban rodeando la misma camilla, sorprendidos y preocupados por escuchar la sentencia que escapó de los labios de su amado profesor.

Katsuki Bakugo se encontraba atado a una camilla, aunque de mucho no servían las cuerdas debido a su estado de inconsciencia por un extraño medicamento que le dio una enfermera. La preocupación se tornaba en torno del, porque, hostia, ¿cómo pasó todo?

Días, semanas, hasta un par de meses pasaron y la actitud del rubio se hacía más irregular, más inestable. Poco a poco, su querida clase, empezaron a notar la falta esos detalles que solo Bakugo hacía. Era como si a el rubio le faltase su esencia.

Era Bakugo, hablaba como Bakugo, luchaba como Bakugo, actuaba y se relacionaba como Bakugo. Pero había algo en su ser que parecía hueco, que estaba vacío.

Los primeros en darse cuenta de esto fueron sus amigos más cercanos. Sobretodo Kirishima. El cenizo se comportaba igual con ellos: les permitía el mínimo contacto físico, les ponía sus motes absurdos, se burlaba de ellos... Pero había algo que andaba mal, muy mal. No lo podían leer. No podían leer su actitud, sus rasgos faciales. ¿Donde había quedado esos mínimos detalles que dejaba escapar Bakugo para mostrar su verdadera intención? No lo sabían, no lo entendían. Solo podían ver en su querido amigo una masa seca de un orgullo falso.

Después fueron sus padres, pero ellos no le dieron tanta importancia debido a que solo estuvieron con el rubio algún fin de semana y, ¿por qué se la darían? Bakugo era una maquina de cambio constante, donde un día podría estar cocinando unas tostadas para el día de la madre de forma tosca pero con buenas intenciones y al otro día gritarle que se iba a independizar, que estaba harto. Pero sus progenitores no pudieron ignorar la bandera roja más grande que vieron, la que más destacó en ese periodo de tiempo: Bakugo les trataba con respeto.