One Shots - Bakugo

4. Todobaku.

-Ámame. -

Un danzar para nada acompasado recorría de forma delicada pero a la vez apasionada el alma de los dos jóvenes. Rastros de hermosos pasos circulaban por todo el suave suelo, dejando su rastro y tiñendo de un delicado carmín lo que tocaban. Una suave música casi inaudible circulaba de forma leve manteniendo un segundo plano pero decorando de forma hermosa a los dos bailarines.
Caricias, miradas y balbuceos bajos eran lo que sentían los dos intérpretes del grandioso acto, pero no había ningún testigo, ningún admirador de tal acto de amor. El danzar de besos seguía ocurriendo por lentos segundos que ojalá fueran eternos. Intercambiando su ser, entregándoselo al contrario y amándolo a su vez. Pero siempre respetando, respetando ese sentimiento de inseguridad, de preocupación y privacidad. Entiendo y comprendiendo que su ser aún no está preparado para danzar públicamente. No estaban preparados para mostrarse al mundo como son.

Delicadamente empiezan a finalizar su baile, haciendo dejar de sonar la música y separando con pesadez sus labios para luego mirarse fijamente a los ojos del contrario, observando la obra de arte que tenían delante.

-Mi padre me va a matar. -Suspiró Todoroki con una leve sonrisa triste rompiendo la calma que se había creado. -

Bakugo se encontraba apoyado en Todoroki, dejando cuerpo caer contra su pecho y sus manos en sus hombros. Shoto, en cambio, se mantenía apoyado levemente a la pared de atrás mientras mantenía una de sus palmas delicadamente en la cara del contrario, y la otra en su espalda, atrayéndolo más a él.

-No si lo mato yo antes. -Declaró casi inmediatamente el pelo cenizo de forma seria pero cariñosa. -

Todoroki solo respondió ante esto una risita, para luego apoyar su cabeza en el hombro del contrario.

-Voy a matar a ese bastardo cuando se me presente la oportunidad. -Siguió hablando Bakugo. -Lo agarraré de esos pelos mierda que tiene y... -

-Kat, no lo puedes matar. -Interrumpió con pesadez y tristeza Shoto. -

El rubio se quedó callado, mirando fijamente al medio albino que se apoyaba en su hombro con tristeza. No sabía como había llegado a esta situación, pero sospechaba que el destino y la rivalidad de los dos hizo que su relación se fortaleciera, haciendo que un nuevo sentimiento florezca en los dos: el amor.

Eran una relación de dos polos opuestos donde lo que habían vivido con suerte se parecía. Todoroki creció en una familia rota por el dolor y el poder, donde todo lo bueno que vivió y todo sentimiento cálido que notó vino de forma escasa y de factores exteriores. Bakugo, por su parte, creció en un ambiente donde le hacían saber que era el mejor. Causando que al mínimo error del rubio la gente de alrededor lo juzgase y se decepcionase, criticándolo fuertemente por ser débil.

Dos polos apuestos pero muy iguales. Ambos se comprendían a la perfección. No hacía falta que se hablasen para que se entendiesen, porque vivieron en carne viva el sentimiento de la desesperación. De el no dejarse mostrar débil. Si los mirabas profundamente podías ver a dos almas muy iguales consolándose entre ellas, aunque todo lo exterior, todo su cuerpo, su espacio, su familia..., fuese distinto.

Bakugo y Todoroki encontraron en el contrario lo que jamás vieron: unos brazos donde sollozar hasta dormirse. Donde cuando estaban mal simplemente no los consolaban, sino que los comprendían. Donde juntos eran mejor que separados y se ayudaban a superarse cada día.

En menos de un año sintieron tantas emociones jamás vividas que fue imposible para los dos jóvenes resistirse a su corazón. Empezaron a salir por una torpe declaración del rubio al amanecer en una excursión escolar cuando estaban separados de la gente. Empezaron a romper ese espacio personal cuando secuestraron a Bakugo y Todoroki sintió en carne viva el sentirse decepcionado, causando que cuando volvió a ver al rubio y estaban solos, se lanzase contra el en un fuerte abrazo que fue correspondido. Pero, a su vez, empezaron a preocuparse por el que dirán. Tenían miedo, pánico, a lo que la gente les dijese por su hermosa relación. Que, aunque ser gay no era un problema, la homofobia sí y sabían a la perfección que el mundo de los héroes estaba manchada por esa masculinidad tóxica que obligaba a los hombres y mujeres tomar un papel distinto. Que obligaba a las parejas del mismo género mantenerse en la privacidad.
Desde luego sabían que si decían algo el mundo iba a explotar.

"¡El hijo de Enji Todoroki es gay!" Anunciarían las revistas.

"Sale con el escandaloso alumno de la UA que intentaron reclutar los villanos" Contará la televisión.

"Son una pareja tóxica" Diría las malas lenguas.

"Son unos débiles, unos egoístas que van en contra de la naturaleza" Comentarían los homofobos.

Pero lo peor sería con su padre, que hasta abiertamente dijo que las relaciones del mismo género eran un error antihumano, algo asqueroso que jamás debería existir.

-Cuando nos graduemos nos largaremos. -Susurró Bakugo. -¿A donde? -Preguntó Todoroki. -A un lugar donde se nos acepte. -

-Donde nuestro amor no sea censurado. -Pensaron ambos. -

¡Holis! :D
Espero que os haya gustado el one-shot y os quería decir que, para quien no entendió, la metáfora que hago al principio del baile se refiere a un beso. Los bailarines serían Bakugo y Todoroki, la danza los besos y, por lo tanto, la música es el ruido que causa el beso. Por eso cuando dejan de bailar y la música de sonar, es que han separado sus labios. También, lo de teñir con carmín lo que tocaban es una referencia a que cuando besas a alguien seguidamente los labios como que se ponen algo más rojos.

Por favor, no dudéis en señalarme las faltas de concordancia y de ortografía.

¡Gracias por leer!