7. Kirikamibaku

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Con cansancio arrastraba mis pies por el suelo de la sala común, ignorando el estar en pijama y al resto de alumnos de mi alrededor

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Con cansancio arrastraba mis pies por el suelo de la sala común, ignorando el estar en pijama y al resto de alumnos de mi alrededor. Me acerqué a la nevera y con pereza saqué la tan deseada botella de agua para poder servirme un frío vaso de esta.

Mientras bebía me empecé a despertar poco a poco, fijándome en las personas que estaban presentes.
Muchos ya se estaban despidiendo para irse a dormir, como el Mitad-mitad o Deku; otros se echaron en los brazos de Morfeo en los grandes sofás de la sala común, como Mina o la invisible. Pero otra gente estaba como si fuera por la tarde. Y con otra gente me refiero a los estúpidos de Denki y Kirishima, que andaban haciendo el gilipollas cerca de la entrada al edificio.

Una suave risa se pintó en mi cara nada más verlos, aunque la intenté borrar lo más rápido posible. Aún no entendía como me había encaprichado de ese par de mongoles, pero su más mísera presencia me hacía estar feliz y con unas ansias de estar con ellos enormes que me tocaba reprimir. Pero hoy no fue así.

Hoy era una noche normal de Sábado, donde la hora de queda era más tarde y los inútiles de mis compañeros aprovechaban para hacer pijamadas o hacer cualquiera de sus mierdas de nerds. Por esto, me extrañó cuando entre risas tontas el rubio eléctrico y el dientes tiburón se salieron del edificio.

"¿A donde coño van esos dos sin mi?" Pensé indignado.

Estas semanas notaba como estábamos más unidos entre los tres. Nuestra relación se fortaleció sin yo quererlo, y como un tonto adolescente hormonado, me enfadaba cuando ellos hacían algo sin mi. Pero odiaba sentir esto, sentirme tan empalagoso y amado. Mi orgullo moría con cada pensamiento ñoño que aparecía por mi mente, y un fuerte dolor en mi ego se hacía presente. ¿Pero como puedo alejarme y detestar algo que me hace sentir tan vivo?

Con un creciente enfado y una gran curiosidad decidí ir con ellos, después de todo, alguien tendrá que vigilar que no se mueran mientras caminan, ¿no?

Con sigilo salí de el gran edificio de la clase 1-A, esperando verlos haciendo el tonto en el jardín. Pero no estaban aquí.

Una mueca extraña se pintó en mi cara, haciendo que creciera mi confusión e ira. Empecé a caminar enfrentándome a la fría noche de otoño, causando que un pequeño temblor involuntario se plantase en mis brazos desnudos.

Solo llevaba puesto una fina y suave camiseta negra de tirantes en la parte superior. En la inferior, portaba un gran pantalón rojo a cuadros con unas pantuflas grises. Era poca tela para otoño, pero las grandes mantas de mi cama contrarrestan fácilmente esta falta de calor. Así que no solía ser un problema, hasta en estos casos.

Pasos se pintaban en el suave pasto de la UA mientras me dirigía a todos los lugares cercanos que ellos solían rondar. Desde la máquina expendedora hasta el pie de un gran árbol de cerezo. Pero no estaban en ninguna parte.

Mi ceño se frunció más, haciendo que empezara a desechar da idea de estar con ellos. Pero en el último instante, escuché unos suaves murmullos provenir de cerca.

One Shots - Bakugo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora