- idiot in love // samo [Modificada]

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Era un miércoles por la tarde casi llegando a la noche, la lluvia caía con una gran fuerza que hasta podría derrumbar un edificio.

Desde la gran entrada de la lavandería se lograba observar personas corriendo hacía sus apartamentos, algunas disfrutando de aquel agua u otras pegandose un chapuzón.

Y es que fue de un momento a otro que las pequeñas gotas empezaron a bajar salvajemente, hace unas horas el sol podría haberse caído del cielo.

Tenían lista la camisa de un señor de edad, se hallaba con una gran mancha de vino y comunicó que vendría hoy en algunos minutos. Sin embargo es de asumir que no saldrá de su casa con esta gran llovizna.
                              
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Aún faltaban dos horas para que se diera por finalizado el turno de la peliazul.

Jeongyeon: Bien, cerraré, definitivamente el señor Evans no vendrá por su camisa —dicho esto se levantó de su asiento.— puedes irte, Dahyun.

Dahyun: ¿Creés que me iré con esta lluvia? —inquirió, viendo como la contraria encogía sus hombros.— ni loca.

La rubia rió en voz baja y se dirigió a la salida, la peliazul al ver que Jeongyeon bajaría la reja la ayudó.

Al parecer la lluvia no pararía hasta la madrugada.

Jeongyeon: Realmente deberías irte Dahyun —la aludida realizó una mueca de ofensa.— no es por echarte, sólo que te aburrirás mucho aquí, y más conmigo.

La de cabellos azules negó.

Dahyun: No me aburriría para nada contigo, de hecho, tú eres la que me desaburre —afirmó con una gran sonrisa de idiota.

Aquello logro tornar de un rojo intenso las mejillas de la rubia y desviar su mirada, puesto a que estaba clavada en la de Dahyun.

La peliazul soltó un bufido acompañada de una sonrisa ladina.

¿Veo mal o te encuentras sonrojada?.

Yoo cubrió su cara entre sus manos y la sacudió varias veces, causando una carcajada de la contraria.

Dahyun: No cubras tu rostro —intentando quitar un brazo de aquel.— me gusta verlo así.

Jeongyeon: Se me va a explotar de lo roja que está.

La peliazul se paró de su silla silenciosamente y abarcó la cintura de la rubia, quien aún se hallaba con su faz tapada.

La abrazada se sobresalto y volteo a ver lo más rápido posible.

Así está mejor.

Dijo Dahyun, apoyando su barbilla en el hombro de la sonrojada, con esa encantadora sonrisa de oreja a oreja.

Jeongyeon: S-sueltame Dahyun, me estás incómodando —habló con la voz temblorosa, se le veía demasiado inquieta.

La peliazul la soltó al instante, sobó su frente con el dorso de su mano.

¿Qué le sucedía?, definitivamente no fue para nada bueno comerse esa barra de chocolate vencido.

Jeongyeon: Yo soy la que quiero incomodarte a tí —la arrimó a la  pared y se pegó al cuerpo ajeno, quedando sus labios a tan sólo centímetros.

Dahyun: No estoy incómoda en absoluto —exclamó con sobra.

Jeongyeon: Ya veremos, niña.

Nada, no era tierno ni delicado, estás muchachitas empezaron con intensidad. Mordidas y lenguas se colaban en el gran beso.

Lastimosamente algo impidió seguir con el espectáculo, los golpes tras la reja las separó instantáneamente.

Sr. Evans: ¡Señoritas! ¿aún se encuentran allí? —gritó, siendo lo más posible audible para aquellas.

La señorita Kim corrió en dirección a la reja y la entre abrió, dejándola a la mitad.

Dahyun: Como se encuentra señor Evans, crei que no pasaría —se agachó para lograr verlo adecuadamente.

Sr. Evans: Oh, lamento llegar así de la nada, realmente necesitaba con urgencia la camisa, muchas gracias por tenerla lista
—agradeció con una leve sonrisa.

Llego la rubia con la prenda puesta en un gancho junto a una bolsa.

Jeongyeon: No hay de que, después de todo nosotras debemos cumplir con nuestra labor.

El señor hizo una reverencia, claramente pagó y se fue.

Dahyun: Bueno, esta fue una larga noche —enderezó su cuerpo y termino de cerrar aquella reja.

Jeongyeon: ¿Acaso crees que la noche ya acabó? —negó con una sonrisa maliciosa.— esto apenas comienza.

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