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El sol se coló entre las cortinas de la habitación de Momo, pero ella no prestó atención por más de que cayera en todo su rostro; sin embargo, algo sí la despertara de un gran susto.

Una mano rodeó su cintura y murmuró suavemente al oído de la pelirrubia un "Buenos días, Momoring".

Aquel susurro sobresaltó a la señorita Hirai y volteó lo más rápido posible.

Al no ver absolutamente nada detrás suyo rebuscó dentro de todo el cuarto, pero aún no encontraba nada.

Quizás esa muchachita ya estaba terminando por enloquecerla.

La pelirrubia, totalmente confundida, coge su cabeza y rasca un poco de ella.

Encendió su celular y sus ojos se abrieron como platos. Eran las dos de la tarde y Momo siquiera se había dado un baño.

Velozmente, se mete al baño y se da un chapuzón. Sale corriendo de aquel baño, sin cuidado, y agarra cualquier prenda de su armario.

El motivo por el cual estaba de prisa Momo era porque había acordado con su amiga Chaeyoung que estaría en su departamento a las tres de la tarde puesto que la había invitado a almorzar.

Rápidamente mete amontonada toda su ropa y pertenencias en una maleta y sale corriendo de allí.

Se detuvo por un segundo, demasiado mal educada la señorita de no ir a agradecer a la persona que cedió su habitación. Golpeó lentamente su puerta, y una señora de edad despliega el gran rectángulo de madera.

Sra. González: ¿Y esas maletas?
—cuestiona extrañada la señora.

Momo: No contaba con el tiempo de decirle que ya me retiraría de la habitación —respondió—, y quería agradecerle por cederme su habitación, si no fuera por usted estaría en la calle —la pelirrubia junto a la contraria sueltan algunas risas.

La señora niega sonriendo tras las palabras de la pelirrubia, no tenía que agradecerle nada,
simplemente ella hizo lo que cualquier amiga de su madre podría hacer, además, la señorita Hirai fue muy disciplinada con la renta, cosa totalmente rarísima.

Momo: Muchas gracias por todo, ¡hasta luego!

Momo sale corriendo de aquella casa y se encamina a la estación del autobús.

Si hubiera tardado un poco más, así fueran segundos, la pelirrubia no habría alcanzado a montar de aquel transporte.

Se sienta en una de las sillas delanteras y recuesta su cabeza en el vidrio sucio de allí.

Alrededor de treinta minutos, la señorita Hirai llegó a su destino.

- idiot in love // samo [Modificada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora