Capítulo XI

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Una infinidad de platos recorrieron la mesa y no puedo negar que cada uno de ellos estuvo extremadamente delicioso, eso sí, no pude evitar dudar que tenedor era para que plato y que vaso para el otro así que tome los que creí conveniente y listo, feliz provecho.

Memorice algunos nombres de las personas en la mesa, se la pasaron hablando de negocios, supongo y cosas que no entendí por estar haciendo el delicioso con mi comida.

Tomando mi copa de vino, ah. Ya quisiera, en realidad es agua. Pero tomando mi copa de vino con sabor a agua veo al príncipe, trato de ver más allá de la oscuridad para distinguir al menos el color de su cabello, puedo notar que su mandíbula es muy cuadrada, pero nada más, si quiera su nariz o algo.

No sé cuánto tiempo me quede embobada tratando de verlo bien, que, sin darme cuenta, gira su rostro directo hacia mí. Rápidamente tragó el sorbo de agua que tenía en la boca, poniendo la copa en la mesa y chocando el vidrio con la porcelana del plato. Siento como el líquido en mi garganta comienza a picar y a quitarme el aire de mis pulmones haciendo que me ahogue en un ataque de tos tremendo. Ay, lo que me faltaba.

Por poco y derramó toda el agua en la mesa, todas las personas en la mesa voltean con cara de preocupación ante mi tos imparable. Varios me pasaron sus servilletas de tela, dejando los cubiertos al lado para verme morir en mi intento de tomar agua.

— ¿Se encuentra bien? — habla una mujer con un acento irlandés muy marcado

—Si— toso— Gracias— vuelco a toser. Trato de aclarar mi garganta tomando como estúpida otro sorbo de agua.

Trato de lidiar en silencio esta pequeña batalla con mi garganta hasta que todos vuelven a comer como si no hubiera pasado nada, Dios mío.

— ¿Usted es la chica que se tropezó esta mañana? — Por casi y vuelvo a atragantarme con el agua al escuchar al príncipe hablándome... ¡a mí!

¿Me hago la loca y lo ignoro?

—Si— suelto en un hilo de voz recordando de nuevo ese momento— ¿Tu eres el fantasma del pasillo?

Un ruido de admiración se escuchó en la mesa al yo soltar esas palabras, lo siento, pero solo yo puedo hacerme pasar vergüenza. Si caigo yo que él también lo haga.

—No es manera de referirías a su majestad, señorita Blake— murmura Collette con una expresión de indignación. O al menos eso alcanzo a distinguir en su rostro por la completa oscuridad ¿Tanto les cuesta encender una lámpara o algo? ¡Pónganle más potencia!

—No hay problema alguno, Lady Moreau — hablo el príncipe— ¿La asuste?

Tarde unos minutos en hablar, ya que no sabía cómo era que uno articulaba las palabras sinceramente y el hecho de saber que el apellido de Collette es Moreau me dejo en las nubes también.

—Si crees que el salir corriendo después de que alguien tomara mi mano de la nada, no es asustarme, pues no, nada que ver, súper tranquila andaba.

Todos estaban en completo silencio esperando la respuesta de él, la cual nunca llegó. La cena prosiguió de la misma manera en que empezó, de vez en cuando, volteaba para seguir tratando de observar el rostro del príncipe, pero abortaba mi misión al instante que él se giraba a verme atrapándome cada vez que lo intentaba. No podía retomar mi misión porque si yo me tardaba cinco minutos en observarlo él se tardaba una hora completa, posiblemente esperando a que cayera en su trampa. A esto le llamo yo, un vil juego telepático y yo nunca pierdo.

Sin mediar palabra Collette me acompañó a los dormitorios junto con un par de guardias atrás, no sé si había hecho mal o no, pero tampoco quería preguntar.

Cuando llegue a la habitación todas estaban completamente dormidas, por lo que en silencio me quite el uniforme y decidí subir para poder recostarme en mi cama, al fin. Estaba a punto de cerrar mis ojos, agradeciendo que ninguna de mis compañeras roncara cuando un susurro me distrajo de inmediato.

—Ten buena noche— escuche a Ekaterina desde el otro lado, y para que mentirles, me dio miedo.

A la mañana siguiente sin saber aún sobre las capacidades sobrehumanas que una mujer puede poseer, todavía sigo peinando mi cabello, aun cuando mis compañeras ya se encuentran perfectas y hermosas en quien sabe, que parte de la escuela. Apenas son las siete de la mañana y yo aún no puedo conseguir que el maldito mechón no se salga de su lugar.

—Al demonio— le gritó al espejo, deshaciendo mi peinado por completo y dejándolo suelto, algo rebelde, pero suelto—Ni modo, no tengo la magia de una princesa para que este perfecta todo el día.

Me ajusto mis calcetas y camino en busca de Tamira, se supone que la vería en el comedor para desayunar hace como diez minutos. Después de cruzar casi medio jardín y al fin entrar a la escuela, corro tratando de acortar mi tiempo y me la encuentro un poco descontenta tomando un vaso de jugo en una de las tantas mesas ovaladas.

—Ya veo en lo primero que trabajaremos, tu puntualidad— arquea su ceja viéndome de arriba a abajo— ¿Te bañaste?

—Si—le digo con duda... ¿no se nota?

Ella solo suspira dándome otro vaso lleno de jugo y saliendo del comedor. La sigo mientras saboreo la naranja a buena mañana, por esto si vale la pena levantarse todas las mañanas. Pero me pongo triste al darme cuenta de que solo desayunaremos esto.

—No hagas mucho ruido— me susurra tomándome de la mano y llevándome por pasillos algo deshabitados, como si quisiera evitar a muchas personas al mi parecer.

— ¿Por qué?

—¿Ayer tuviste tu cena con la familia real? — se gira emocionada, asiento, confusa ante su pregunta ¿Qué planeara? — Te seguí junto a Collette hasta su oficina y vi el pasadizo secreto.

Una sonrisa se dibuja en los labios de Tamira y presiento como va tomando forma una de esas ideas malévolas que siempre brotan alrededor mío, puedo ver a los diminutos demonios con un cartel cada uno con diferentes ideas escritos en ellos.

— ¿Enserio? — No puedo evitar reírme.

—Oh vamos, sé que entiendes lo que quiero decir, a esta hora de la mañana no hay nadie. Revise cuatro veces con tu tardanza, Collette se demora un poco en su desayuno. Si no quieres acompañarme lo entenderé.

La pregunta aún no estaba ahí, no tenía necesidad de decirlo, ni tampoco de explicarme el plan porque yo ya lo había entendido completo. Y estaba haciendo incluso un plan "B" y hasta la "Z" por si al caso...

En una escuela de Princesas "Accidentalmente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora