Capítulo XLV

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—Creo que sería muy divertido, y si viene Fresita podríamos conocernos mejor los tres ¿No te parece?

—Pero...

—Me parece una excelente idea— interrumpe Dareh a Edward enrollando su brazo con el mío y señalando a la puerta— Podemos ir al comedor juntos. ¿No te apetece la idea, DuPont?

—Todo lo contrario, en el camino podemos concordar una salida entre tú y yo, Blake, ya que iremos al baile juntos— me sonríe antes de dirigirse hacia la puerta y abrirla para nosotros— Chico nuevo ¿Tu ya tienes pareja?

—Es curioso que preguntas, ya que tenía una, pero la perdió, como es muy indeciso—soy la primera en salir corriendo del salón, para esperar por ellos—¿O no es así, Fresita?

—¿Por qué le dices a él así?

—Es una larga historia— contestó Dareh ajustando su maletín y aproximándose a mí con una sonrisa malévola— Recuerda que ya te has extraviado en la escuela, Blake, ten cuidado, un fantasma podría salir de la oscuridad y raptarte para el baile.

Toma mi mano disimuladamente cuando llega a mi lado.

—Aparentemente ustedes se conocen desde hace tiempo ¿me equivoco?

—Se puede decir que si...

—También es una larga historia. La cual me encantaría relatarte, pero supongo que alguien está tratando de llamar tu atención por allá, Dupont— señala Dareh a lo largo del pasillo—¿No es Ayla?

Instintivamente volteo al mismo tiempo que Edward, incluso me elevo en puntillas para tratar de distinguir a la rubia entre tantas personas vestidas igual. ¡Ah! Por lo general es fácil encontrarla en multitudes, ella junto a su hermana, destacan inevitablemente en cualquier tipo de lugar que se encuentren, pero esta vez no.

Aún sigo buscándola cuando la mano de Fresita me hace girar, como si fuera un paso de vals, moviendo nuestras manos hasta mi hombro en una especie de abrazo cruzado.

—Corre y no mires atrás—susurra en mi oído para luego hacerme girar de nuevo y correr conmigo como carreta. ¡AH!

—Pausa que me caigo— grito tratando de mantener el equilibrio. Tanto revoltijo me está licuando el cerebro.

—¡Raquel!

—Nos vemos después— elevó mi voz a un diminuto Edward alejándose cada vez más— ¡Lo siento!

Me está raptando y creo que me está gustando.

—¿Qué asignaturas llevás después de este receso?

—¿Por qué? — digo entre jadeos a toda velocidad—¿Para saber si Edward también estará allí o comparar cuántas clases llevamos juntos, corazón?

Seguimos así por unos minutos hasta aminorar la marcha en la zona de laboratorios. Una amplia zona con extintores en cada esquina y salidas al exterior por doquier.

—Listo, creo que lo perdimos.

—¿Lo perdimos? El plan era conocerlo mejor, no dejarlo tirado por ahí, Dareh.

—Ya lo mencionaste, ese era el plan anterior, ahora volveremos a lo que había pensado antes que DuPont nos interrumpiera ¿No leíste mi nota?

—Por supuesto que la leí — llevo mis manos a sus antebrazos con la intención dé que me vea fijamente— ¿Me estás secuestrando?

—¿Acaso no confías en mí?

Quiero decirle que no, pero mi lado curioso quiere saber qué está tramando. Además, debemos solucionar un par de cosas, empezando con la chaqueta que dejamos tirada en medio del jardín.

En una escuela de Princesas "Accidentalmente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora