ONE SHOTS || HARRY POTTER

𝑆𝑖𝑟𝑖𝑢𝑠 𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘

Por pedidos de muchos, aquí está la segunda parte del primer OS que hice de este personaje ;)
Disfruten.

Advertencia: Escritura en PRIMERA PERSONA.

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AQUELLA VIDA

¿Saben la sensación agridulce, en la que una persona se ve envuelta entre tantas situaciones, que su cabeza no sabe remotamente que sentimiento destacar más? Así me encontraba yo.

Sirius Black estaba suelto. Temía por mi hijo y Harry desde el momento en que Remus entró con el profeta en manos esa mañana, días antes de que el nuevo año escolar empezase.

Sus manos pálidas corrían la página del periódico, suspirando con pesadez y sentándose frente a mi en el desayunador.

Yo buscaba una alternativa. Debía algo que hacer. No dejaría que las únicas personas que me quedaban murieran.

No de nuevo.

— ¿Y si enviamos a los niños a otro colegio? Como Ilvermony o Dumstrang. Estarían lejos de Londres y Dumbledore aceptaría el traslado— fue lo primero que le pregunté.

— Unos buenos días a ti también, Blair.

Lo vi sorber su chocolate caliente, hecho por mi. Debía querer guardar en su memoria lo mejor posible mis increíbles desayunos antes de partir como profesor. Había sido aceptado en el puesto como educador en la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras, lo que era un alivio a su bolsillo.

Habíamos tenido charlas al respecto, pero insistía en que no quería depender de su fiel amiga hasta que nos salieran arrugas y nuestras piernas no pudieran soportar su propio peso. Me había convertido en una excelente Medimaga.

Ahora me había especializado en pociones, ideaba el desarrollo de una cura para la licantropia. Remus ha sido mi motivación desde entonces, luego de pasar todos estos años con él y cuidándolo en sus noches de Luna Llena.

Lo conocía. Aunque se fuera al bosque más lejano, mi compañía le bajaba los nervios. Y me acostumbre a verlo encuerado al desentrasformarse.

Me mostró su cara más comprensiva, pasando uno de sus brazos por detrás de mis hombros para abrazarme y tranquilizarme.

— Blair, tú sabes que es imposible que a estas alturas logremos conseguir algo así. Lleva al menos unos dos meses el intercambio entre colegios, más con la distancia, uniformes, contactó y aceptación.

Arrugué mis cejas, en un conflicto con mi yo razonable y mi yo astuto.

— ¡Lo se, pero debe haber otra solución! Corren un gran peligro. Y sabes como son los del Ministerio. Ocultan varias noticias para no alarmar a la población mágica.

Puchereé sobre mi propio asiento, viendo como corrían escaleras abajo los chicos, que jugaban con una snitch dorada y se dirigían al patio.

— ¿Ya le haz dicho?

Leo subía a su escoba, persiguiendo al otro de lentes, en un día tan soleado y brisaseo, como si una nube de tormenta no pudiera arruinarles la diversión.

— ¿Que quieres que le diga? Ah oye. Tu padre podría venir en busca de nosotros y por lo tanto, podríamos no terminar vivos. ¿Quieres que le dé un ataque de pánico o ansiedad?

— Solo decía, que sería muy útil que le explicaras más allá de que su figura paterna está alejado de ustedes, donde pertenece ante sus acciones. Es muy listo, ¿Lo sabes, no?

Ambos volteamos a ver a mi pequeño, observando como chocaba contra las ramas de un árbol y gritaba un "¡Estoy bien!".

Nos leímos el pensamiento al mirarnos, sin poder evitar estallar en risas.