Capítulo 4

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*Narra Samuel*

Miré rápidamente a mi despensa, hice una lista de todo lo que me hacía falta. Tomé mis cosas y salí del apartamento. Bajé las escaleras y me despedí del conserje.

ㅡ¡Adiós Tony! -le dediqué una cálida sonrisa al conserje.

ㅡAdiós, hijo, que le vaya bien... -le quiero a Tony como a un abuelo, desde que me mudé a este edificio que lo conozco, es un tío muy bueno, si necesito algo, él me ayuda de inmediato, creo que me tiene el mismo cariño que le tengo yo.

Salí del departamento decidido a ir al supermercado. Caminé a la estación del metro más cercano a mi hogar, había mucha gente afuera de la "puerta" de entrada, todos llevaban abrigos, gorros y botas, estaba a punto de ponerse a llover. Entré apresuradamente al recinto, compré mi boleto y esperé pacientemente a que llegara mi tren; aquello me ha dejado algo de tiempo para pensar, ¿Cuánto tardará en llegar el metro?, ¿El vagón vendrá lleno? Y lo que más deseo saber... En el próximo vagón, ¿Se encontrará aquel chico?, claro, si logro verle toda esta nostalgia y tristeza que últimamente ha estado muy presente en mi vida se aleje...

Al fin llegó el tren... subí y me senté en un asiento desocupado junto a la puerta. No voy a mentir, estuve todo el trayecto buscándolo, era tan guapo, sus ojos me traían loco y su cabello negro perfectamente peinado...

¿Qué?, ¿Ya llegamos?, Estamos en la parada para bajar a unas calles sobre el supermercado. Joder. No le he visto, me hacía ilusión encontrarle y poder charlar un rato...

Tomé algunas cosas y las comencé a meter en el carrito de compras, pocas veces miré la lista que previamente había preparado, en este momento no me importaba lo que pasara a mi alrededor. Pagué las cosas, le di las gracias de mala manera  a la cajera y me fui, me arrepentí de lo segundo, pobre señorita, creo que hubiera sido mejor un simple Adiós, pero bueno, lo hecho, hecho está.

Estaba cabreado, realmente cabreado, de verdad quería volver a verle, creo que esto es lo que siempre hago cuando las cosas andan mal.

Caminé silenciosamente por las frías calles de la ciudad hasta llegar a la estación.

Bajé las escaleras pintadas con una fina línea de pintura amarilla. Tomé firmemente mis bolsas de compras y compré mi boleto de vuelta a casa, caminé paralelamente a la línea del tren, miraba el suelo, no quería que la gente me viera a la cara con las pintas que traigo...

¡¿Pero qué?! ¿Qué acaba de pasar? Derrepente me  encontraba en el piso.

ㅡ¡Joder Macho!, ¿Pero qué haces? -me acabo de dar un golpe con la espalda de un tío que parece que no sabe lo que significa no estorbar cerca de las vías del tren...

ㅡ¡¡Tío!!, pero si tú fuiste él que...- hablaba mientras se levantaba del suelo, pero se quedó callado en cuánto me vio y ya entiendo el por qué. Es él, el chico del otro día, creo que si que existen los milagros...pero, todo lo bueno tiene algo malo...

ㅡ¡Oye!, no sé quién eres, pero lo que sí sé, es que no puedes ir por la vida caminando como que nada te importara... acabas de atropellar a mi amigo y no dices ni perdón... -dijo un tío que nunca había visto en mi vida y que creo, no me quiero volver a encontrar, se ve algo  fuerte.

ㅡoye... -dije, pero las palabras salieron apenas como un suspiro antes de que el tío "sobreprotector" se lo llevara casi arrastrando. Me maldije a mí mismo, intenté pararme de puntas para poder ver mejor, pero era imposible, ya se habían ido...

*Narra Willy*

Me siento un poco triste... Todo lo que ha pasado con Carol , ese tío... tienen mi cabeza vuelta loca.

Boleto a destino (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora