Mi Ángel (#2)

九

—¿Deberíamos irnos sin ellos? ¿Los esperamos? ¿O les avisamos y nos vamos por nuestra cuenta? —La música retumbaba en mis oídos y apenas podía escuchar la angelical voz de mi novio.

—Pregúntale qué van a hacer, si se irán juntos o no.

Sicheng asintió y mientras escribía el mensaje, comenzó a reí. Yo también reía, aunque no sabía por qué, pero verlo a él era contagioso.

Cuando envió el mensaje, me mostró su teléfono para que pudiera leer lo que había escrito. "Deja de comerle la boca un momento a tu amorcito y dime si los esperamos o se van por su cuenta ;)"

El simple hecho de imaginar a Sicheng hablar de esa manera, me causaba especial gracia, aunque me reiría más si viera el rostro de Johnny al ver ese mensaje.

O tal vez no.

La diversión se terminó cuando ambos aparecieron frente a nosotros. John con su rostro completamente molesto, tomó su chaqueta y desapareció en dirección a la salida.

Un segundo después, reaccionamos. Winwin ya estaba junto a Ten, que se veía completamente perdido en el mundo. Salimos al aire fresco de la medianoche que anunciaba tormenta. Nuestros oídos agradecían el descanso de tantos sonidos.

—¿Qué ocurrió? —Sicheng se veía realmente preocupado por el estado de trance de su amigo.

—Yo... no tengo idea. Creí que estaba todo bien. ¿Acaso me equivoqué? —Y en un instante, su rostro afligido recuperó toda la seguridad— Iré por él.

Y sin esperar más tiempo, salió corriendo hacia el campus.

Sicheng me observó con preocupación. Ninguno entendía qué había pasado y esperábamos que lograran solucionar las cosas.

Extendí mi mano hacia él que sin demorarse entrelazó sus dedos a los míos. Caminamos con tranquilidad, rogando en cada vuelta de esquina, no encontrar a nuestros amigos peleando o sufriendo.

Pero cuando estábamos terminando nuestro recorrido, distinguimos una silueta en cuclillas junto a la entrada del campus.

Sicheng soltó mi mano para correr hacia ella, y rápidamente lo seguí.

Y en definitiva, nuestros temores se hicieron realidad. Ten abrazaba sus piernas y escondía su rostro entre las rodillas. Cuando sintió la mano de Winwin, levantó el rostro esperanzado, pero al vernos, su expresión volvió a ser dolorosa.

—¿No pudiste encontrarlo?

Ten negó ante la pregunta de su amigo mientras yo miraba alrededor. ¿Adónde podría haber ido?

—Voy a esperarlo aquí, supongo que en algún momento llegará.

—No falta mucho para que comience a llover.

—No importa, necesito saber qué ocurrió.

Sicheng me observó un momento y asentí, entendiendo al instante.

—Ven conmigo, no quiero que te quedes solo hoy.

—Claro que no, no quiero arruinar su noche.

—No eres tú quien la arruinó —una risa socarrona se escapó de mis labios.

Aunque se negaba, logramos convencerlo de ir con nosotros.

Los acompañe a la habitación de Sicheng, Ten se recostó en la cama mientras dejaba las lágrimas caer.

—Hablaré con él. Te pondré al tanto.

Asentí a los susurros de Winwin antes de dejarlos solos.