17. No fue amor

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CASANDRA

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CASANDRA

Apreté las rodillas contra mi pecho y levanté el rostro para tomar aire, aunque no pude hacer más que boquear, mis pulmones no estaban por la labor de funcionar correctamente en esa posición. Continué llorando en aquella esquina, sentada sobre mi cama, abrazándome las rodillas en un estúpido intento de alejarme del mundo entero. Mi pecho ardía con cada bocanada. Las palabras de Noah resonaban en mi cabeza. ¿Cómo podía ser tan cruel? Me había reprochado cosas de las cuales yo no tenía la culpa, yo no iba a dejarle tirado, si me marchaba era porque no tenía otra opción, porque él me había arrastrado al borde del precipicio y ya solo me quedaba saltar, y lo haría antes de que él mismo me empujase. No tenía derecho a recriminarme, no cuando él había acabado con lo nuestro para estar con otra; yo también merecía ser feliz, aunque no estaba convencida de que el italiano fuese el mejor medio para ello. Era el único que me quedaba.

Noah sabía cómo hacerme daño, cuando dijo que me hubiera quedado mejor su apellido, sentí cómo el aire abandonaba mis pulmones de forma violenta, mis ojos se inundaron por las lágrimas; ya no podía aguantar más. Continué cortando la cebolla para mantener mi mente ocupada, pero Noah invadía mis pensamientos, el recuerdo del día en el que insinuó que nos casaríamos lo hizo; y por eso me corté.

Al verme parecía preocupado, mi corazón se calentó al pensar que se preocupaba por mí, no podía evitarlo. Mi respiración estaba hecha un desastre y mi corazón se saltó un latido cuando acarició mi mejilla con cariño. Su palma estaba cálida y fue por inercia que disfruté del contacto, hasta que la realidad pesó sobre mí: estaba jugando.

Y ahora estaba en una esquina llorando, pensando que me iba a morir por amor. Hasta que un par de golpes en la puerta me hicieron enmudecer.

—Hemos pedido unas pizzas, si te apetece, te esperamos en el salón, ¿vale? —su voz era dulce como si no hubiera pasado nada o realmente se arrepintiera, pero se trataba de Noah, y él tenía una capacidad para engañar increíble. Guardé silencio y aguanté la respiración hasta que unos pasos me indicaron que se había ido.

Apenas un par de minutos después, mi móvil vibró, era un mensaje.

«Te espero en la plaza. Necesito hablar contigo»

El mensaje era de Marco; después de la llamada, agendé ese número con su nombre. Leí el mensaje un par de veces, mi pecho encogiéndose con cada una de ellas. Desconfié, Marco era peligroso y estar sola con él no era una buena idea, pero tal vez quería hablar sobre algo importante, tal vez quería pasar página y no podía hacerlo sin hablar antes conmigo, tal vez quería que todo estuviera bien.

Necesitaba alejarme de Noah, y durante un tiempo Marco fue mi lugar seguro, su traición dolía, ya no tenía un lugar para protegerme.

Fijé mi mirada en el trapo ligeramente ensangrentado que había enrollado a mi dedo y suspiré. Lo desenrollé con cuidado, la sangre se había cortado. Puse una mueca al recordar las palabras de Noah, él no tenía derecho a hablar después de lo que había hecho.

Perfecto [✔️] [Perfectos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora