Perfecto [✔️] [Perfectos #2]

22. Vida perfecta

NOAH

—¿En qué mierda estabas pensando? ¿Cómo se te ocurre? ¡Joder! —vociferó la rubia mientras daba vueltas por la estancia. Levanté la cabeza para ver cómo sus piernas pasaban frente a mí. Sus pasos eran largos, así que la vista a sus piernas desnudas no me duró más que una fracción de segundo. Se detuvo y se volvió hacia mí, su falda se levantó ligeramente por el brusco movimiento. Había visto a Clara enfadada muchas veces, pero ninguna se comparaba con aquella.

El encuentro con Casandra me había dejado mal. Aquello era un error irremediable, aquello había sido culpa mía. La noticia fue como un bofetón, y la culpa me pesó tanto, que pude sentir como el arrepentimiento hacía temblar todo mi cuerpo. Estaba perdiendo el control, y opté por alejarme de ella antes de usarla para desquitarme. Se la veía devastada, nunca la había visto tan mal, ni siquiera cuando llegó al piso. De describirla con una sola palabra, la primera que hubiera venido a mi mente hubiese sido "insana"; sus oscuras ojeras, sus ojos hinchados y su piel pálida me dejaron muy claro que se había descuidado. Incluso hubiera jurado que había perdido peso. Si estaba embarazada, ¿no se supone que debía engordar?

Necesitaba pensar en lo que había pasado y buscar una solución, pero aquello no tenía arreglo. Y todo había sido por culpa de los celos, verla con Marco me llevó a demostrarle que me pertenecía y que nadie más podría tenerla. Estaba tan cegado, que ni siquiera pensé en usar protección y, lo peor de todo era que tampoco me acordé después. Todo este problema se podría haber solucionado con una jodida pastilla.

La había destrozado.

Cuando vi cómo sus ojos se llenaban nuevamente de lágrimas me quise morir. La culpa me pesaba demasiado, y me pesó el doble cuando me marché aun sabiendo lo necesitada que estaba. Debería haberme quedado a su lado, haber hablado con ella o al menos haberle ofrecido mi hombro para llorar, pero en ese momento todo era demasiado y no lo pensé. Necesitaba reflexionar.

Estaba tan tenso que dolía. De hecho, pensé que ni siquiera sería capaz de llegar a la casa de Clara, había muchas posibilidades de que me estrellase contra algo por conducir de forma nerviosa y temeraria.

Casandra no era consciente del poder que tenía sobre mí, era la única que podía volverme loco, la única a la que había celado, la única realmente importante.

La rubia soltó un profundo suspiro, se rascó la nuca y caminó hacia mí con lentitud.

—¿Qué vas a hacer?

No tenía una respuesta para aquella pregunta. Las cosas iban de mal en peor, Adela me tenía entre la espada y la pared, podía acabar con todo de la peor manera posible si se enteraba de que yo había incumplido el trato. Tenía que mantener a Cas fuera de todo, ella era lo único importante, pero aquello iba a resultar imposible.

Le había arruinado la vida.

Casandra no podía ser madre con dieciocho años, tenía toda la vida por delante, debía disfrutar de su juventud, acabar la carrera y simplemente vivir; vivir conmigo sin tener que preocuparnos por nada.