CAPITULO 33: Minutos Frenesí

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Me acerco a donde esta Elizabeth charlando tranquilamente con una mujer joven de vestido rosado, cabello negro.

—Podríamos continuar nuestra conversación después señorita Ritz— Sugiere Elizabeth.

Veo como la señorita asiente hace una reverencia y se va.

Me aclaró la garganta y ella voltea a verme expectante.

—¿Bien, estoy libre que procede sr. Smith?

—No lo se, soy turista, ¿que haces para divertirte?—Pregunto sujetando ambas de mis manos detrás de mí espalda. —¿que te gustaría hacer?

—Escoltar te a un avión para nunca más volver a verte.

Me inclino a sostenerme de una viga de una pared al sentir un terrible dolor en mi pecho.

—Tsk.. —chasqueo mi lengua.

Toco mi pecho he intento regular mi respiración, me duele.

Siento como si todo empezará a nublar se por una niebla y litros de agua llenarán mi cerebro.

¿Que me pasa?

—¿Que te sucede? ¿Te encuentras bien? —siento como sus manos tocan mis hombros, el timbre de  preocupacion se adueña de su dulce voz.

Alzó la mirada y sonrió —Sí, solo es que no he comido —miento.

—Pediré que te traigan algo de comer—

Tomo su mano y rozó sus nudillos con mis dedos— o podríamos ir al bufet y llevar tomar algo.

—No, necesitas alimentarte bien.—exclama con molestia 

—No vas a darme órdenes, es hora de James.

—juegas con tu salud. —Reprocha

—Y tu con mis emociones—levanto su mano y beso sus nudillos—pero no a ahora, todo tiene un límite.

*****

0:15

S

ostengo una cuchara cerca de los labios de Elizabeth por lo cual ella me mira con una mirada asesina.

—Te he dicho que no quiero. —Niega esquivando con su mano la cuchara.

—¿Pero por que esta muy rico? — Defiendo al postre de fresa.

—No puedes decirme que comer.

Niego con los ojos probando otro bocado.

—¿Por qué odias todo?

—La idea de todo esto es que no hicieras una escena; así que deja de intentar de meter la cuchara a mi boca. —reclama cruzando se de brazos.

—¿Por qué quieres quitarle la alegría al mundo?

—¿Y ahora de que hablas? —Cuestiona.

—Eres una amargada. —Afirmó.

—No es así, solo no quiero comer eso y no me gusta que me presionen.

Mejor de lo qué creesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora