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-¡Aquí estás! -dijo Tori con emoción entrando al cuarto del conserje luego de haber pasado casi una hora buscando a Jade por toda la escuela. -Estábamos preocupados, no te presentaste a las dos últimas clases.

Jade, quien se encontraba sentada en el suelo recortando tranquilamente con sus afiladas tijeras todo lo que estuviera a su alcance solo levantó la mirada hacia Tori, sin ninguna emoción en su rostro.

-¿Y a ti qué? -dijo finalmente con desprecio.

-Escucha Jade, sé que en los últimos años no nos hemos llevado muy bien que digamos, y que nuestra pelea de ayer dejó un poco tensas las cosas entre nosotras. Pero si hay algo que tienes que saber es que aunque tú no me veas como una amiga, yo sí te veo a ti de esa forma. No importa cuánto trates de huir, yo siempre voy a estar ahí.

-¿Por qué?

-¿Disculpa? -preguntó con confusión la morena, entrecerrando los ojos mientras trataba de comprender la pregunta.

-¿Por qué te esmeras tanto en ser mi amiga? Dime, ¿qué ganas con eso?

-Yo solo...

-¿No te das cuenta de lo patético que es eso? Desde que llegaste aquí te he tratado de hacer la vida imposible en todos los sentidos, y en lugar de defenderte, alejarte, o simplemente ignorarme, sigues aferrada a la idea de ser cercana a mí. Supéralo Vega, tú y yo no somos nada y jamás lo seremos.

Para ese punto de la conversación ninguna de los dos aguantaba más. Sin embargo la única que lo demostraba era Tori, con su mirada agachada viendo sus manos jugueteando entre sí, todo para evitar que las lágrimas comenzaran a salir de sus ojos.

-¿Por qué Jade? Esque... simplemente no lo entiendo. Solo dime de una buena vez qué te hice, o simplemente dime la razón por la que me odias. Solo quiero saber eso. Créeme que lo entenderé y después me alejaré. Únicamente quiero tener una sola razón para rendirme en esto. Para saber que si no me quieres cerca de ti es por algo que no depende de mí y así poder dejar esto por la paz.

Por una mínima cantidad de tiempo Jade se sintió realmente mal por la chica frente a sus ojos. Tori ya no era la misma persona de hace varios años. Ahora ya nadie le haría daño, ¿o sí? ¿Cómo podría estar segura de eso? ¿Cómo confiar en ella después de lo que había sufrido en el pasado? No, no podía permitirse bajar las defensas y arriesgarse a que la historia se repitiera, así que con todo el dolor de su alma decidió volver a tocar aquel tema que había estado evitando todo este tiempo para sacarse de encima la duda que la carcomía por dentro y poder alejar finalmente a Tori de su vida.

-¿De verdad no lo recuerdas? -preguntó la pelinegra con esperanza y miedo a la vez en su voz, cosa que no pasó desapercibida para Tori y que a su vez la tomó por sorpresa, pues nunca había visto a Jade de una manera tan frágil y vulnerable.

-¿Recordar qué Jade? -la desesperación por querer saber qué estaba sucediendo hundía el delgado cuerpo de la morena. -Por favor dime qué te hice y haré cualquier cosa para repararlo. Pero la cosa que haya sido por favor perdóname, ¿sí? Jamás, jamás, JAMÁS ha sido mi intención lastimarte de ninguna manera. Tienes que creerme.

En ese momento la mente de Jade era un torbellino, debatiendo para sí misma si debía de contarle todo o simplemente dejar las cosas como estaban y enterrar el pasado pasado para siempre, así como enterrar el dolor que estaba sintiendo al confirmar lo que ya sabía desde que vio a Tori por primera vez en el salón de Sikowitz mientras limpiaba el café que había tirado por accidente en la playera de Beck: Ella no recordaba nada.

-Olvídalo. -tomando su mochila se levantó y se dirigió a la puerta, pero antes de alcanzar a abrirla la mano de Tori jalando de su antebrazo la detuvo, rogándole con sus ojos marrones que se quedara.

-Por favor Jade... -murmuró a modo de suplica.

Ninguna se había dado cuenta de lo cerca que estaban de la otra, pero por un largo tiempo ambas chicas se quedaron sin movimiento y sin decir una sola palabra, solo mirándose fijamente, con sus corazones latiendo rápidamente por alguna extraña razón que ambas desconocían, hasta que la pelinegra decidió hablar.

-De acuerdo. ¿Quieres saber cuál es mi problema contigo?

-Si lo dices así...

-¿Quieres o no Vega? -una vez más la chica fría y ruda que solía ser estaba de vuelta.

-Está bien, sí. Más que nada en el mundo.

-Siéntate.

-Listo. Sentada -recargando su espalda en la puerta una vez que se sentó en el suelo notó cómo Jade hacía lo mismo en la pared que estaba al frente, rodando los ojos por el comentario de la morena. -De acuerdo, no sentada. -y a partir de ese momento se dedicó a escuchar con toda la atención que pudo lo que Jade estaba a punto de decirle.

-Todo empezó en el campamento de verano...

¿Me recuerdas? (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora