Estaba arreglando la casa con gaitas de fondo como la cachifa que soy porque mi familia venía hoy porque hoy era 31 y bueno, limpio cada semana y este día no iba a ser la excepción.
Me puse a bailar con la escoba mientras limpiaba ese reguero porque Alexa desde lo de la bicicleta, la saca y la vuelve a meter con los cauchos todos llenos de tierra haciendo mi trabajo más arrecho.
Al terminar todo eso me fui a mi cuarto por toda la tarde para después irme a bañar. Nuevas noticias, ya me había cortado el pelo un poquito más abajo de la axila. La cabeza se sentía más liviana, sin decir mentiras.
Me planché el pelo y me puse otra vez a ver mi teléfono porque no tenía nada interesante que hacer y tampoco quería hacer nada.
Mis estrenos me miraban con cara de "Úsame, pendeja. Estoy más precioso que una arepa", pero no tenía ganas de quitarme mi pijama porque que flojera.
Cómo a las siete me empecé a maquillar porque ya me había desperezado un poco así que me puse a arreglarme.
De repente escuché una voz femenina gritar "¡Buenas!" Desde el negocio y yo ya sabía quien era, María, mi mejor amiga y vecina de diagonal. Lo malo de nuestra amistad es que ninguna sale porque le da flojera y casi nunca nos vemos.
—Hola ¿Qué pasó? —le pregunté por la ventana del negocio con mi un ojo con un poco de sombra y el otro sin nada y mi pijama de panda.
—¿No vas a salir? Es pa hoy —me preguntó apoyando todo su peso en una pierna y colocando su mano derecha en su cadera. Pura sifrina.
—Ya, pérate ¿No me ves que me estoy arreglando?
—Bueno, te espero en la casa de Valentina.
Y bueno, yo me fui y me tomé todo el postín del mundo para hacerme la sombra, después él rimel. Yo tengo una arrechera con mis pestañas porque son como las de un burro con sueño, largas, pero caídas y ni con el rizador se me acomodan.
Mi papá ya había planchado la ropa así que en un dos por tres ya estaba lista con mi franela azul con flores rosadas, un jumper color marrón oscuro y unos tacones marrones. Me veía más bella que una empanada de pabellón, la verdad.
Salí con pereza y mi celular cargado porque la gente esa nunca sabe hablar de nada interesante y termino viendo el teléfono pa distraerme y me fui a la casa de al frente que era la de Valentina.
—Llegó por quién lloraban —dije al estar en la puerta de la casa esperando a que me dijeran "entra". Porque a pesar de conocer a esa gente desde hace 14 años me da pena entrar como perro por su casa.
—Nagüevoná chacha, si quieres llegas para comerte las uvas —me dijo Valentina mirándome de arriba a abajo.
—Tenía flojera, dejame quieta —dije quedándome todavía en el marco de la puerta mientras me recostaba en este.
—¿Vas a pasar o te vas a quedar ahí atravesada como una huevona? —me preguntó Valentina mientras me señalaba.
—A pues, perdón por estar viva. Solo esperaba a que me dejarán pasar —dije mientras me sentaba al lado de María.
—No seas pendeja, entra con confianza. Mi familia es tuya y la tuya es mía —me dijo mi hermosa best panita dándome un lepe el cual le devolví al momento.
Luego me puse a jugar con uno de los hermanitos de Valentina, que carajito más tierno, ojalá se quedara así para toda la vida. Cuando tienen cinco años todo lo bonito que tenían los niños se va pal coño.
Después de un rato hablando paja de los demás ya eran las 11 de la noche, yo me fui a cenar y María y Valentina también.
La comida estuvo sabrosa, el pernil estaba era pepón al igual que la ensalada de gallina y la torta de chocolate. Todo estaba muy rico,
Me puse a esperar en la sala mientras hablaba con mis papás que poco a poco ya se estaban poniendo sabrositos y así era gracioso hablar con ellos. Hablaban de política, actualidad y cualquier vaina y era gracioso.
A las doce escuchamos a todo el mundo gritar el ¡Feliz año nuevo! al igual que nosotros. Mis papás después de eso se pusieron a llamar a nuestros demás familiares para darles el feliz año mientras yo me puse en el porche de mi casa a mangüarear.
Después de un rato todos los vecinos salieron a darse el feliz año. Hasta los coñoemadritos de "No jueguen cerca de aquí" salieron. Todo era alegría en esa vaina, todo lindo, todo chévere.
Yo me fui a dónde estaban mis best panitas para irnos a las mesitas de una caminería que estaba en la calle. Después de un rato esperando a que llegara la parca porque no sé que vaina estábamos haciendo ahí, nos fuimos para donde estaban todos los demás carajos que si los atropellara un carro no lloraría o yo estuviera conduciendo ese carro.
Se pusieron a hablar de que una caraja de la calle nosequevaina estaba haciendo una fiesta de año nuevo y ellos como los arroceros que son iban a ir pa allá y cuendo empezaron a irse para las calles treinta y pico yo me fui otra vez para la calle tres junto con María porque Valentina se puso a hablar con esa gente y se fue con ellos. Llegamos a la calle y nos sentamos en las mesitas para hablar paja y cualquier tema que nos llegará a la mente.
—Voy a ir a buscar a María —me dijo María mientras se levantaba de ahí para ir a buscar a su tocaya.
Yo me fui a buscar a Yeonjun para al menos darle el feliz año porque sabía que María se iba a quedar un rato hablando allá.
Al llegar a su casa la puerta estaba abierta y vi a Yeonjun y a sus familiares en la sala de la casa.
—Hola, feliz año —dije con una pena más grande que Rusia mientras me colocaba en el marco de la puerta.
—Ay hola, feliz año —me dijo la señora Gladys, la mamá de Yeonjun mientras se acercaba y me abrazaba— ¿Cómo estás?
—Muy bien ¿Yeonjun puede salir? —le pregunté mientras se separaba de mí.
—Sí, claro ¡Yeonjun! ¡Te buscan! —gritó la señora mirando hacia adentro de la casa.
—¡Ya voy! —gritó mientras se paraba del mueble y venía hacía acá— Hola Nana, feliz año —me dijo y me dió un abrazo.
Coño e la madre, se sentía calientico mientras afuera hacia un frío mamaguevo. A demás de que olía a perfume de macho, aunque también un poquito a alcohol.
—Feliz año ¿Quieres salir?
—Sí, dale.
Al llegar a las mesitas no había nadie así que nos pusimos a hablar de cualquier mariquera que se nos ocurriera hasta que nos quedamos como huevones mirando el cielo y las estrellas a pesar de ninguno conocer ninguna constelación.
—Mira, esas estrellas juntas parecen un perro mal hecho —me dijo señalando el cielo y yo ví fue otra cosa.
—No, parece más bien un caballo mal hecho, se ve más grande que un perro.
—No sé, puede ser cualquiera.
De repente Yeonjun se queda mirándome con una expresión que no reconozco, aunque cabe recalcar que yo no sé leer caras. Tú me puedes poner una cara de tristeza absoluta y yo lo que pienso es que tienes ganas de cagar.
Volteé a verlo sin entender un coño e la madre, al voltear vi su linda cara, sus ojos almendrados, su nariz nubia y sus labios abultados. Coño, era bello, de eso no tenía dudas.
De repente Yeonjun se acercó más a mí y ¡Pam! Me sampó un beso, que yo de bolas que no iba a rechazar. No estoy tan bruta.
El carajo besaba rico, sin decir mentiras. Aunque sabía a alcohol, yo me podía poner borracha con sus labios y no me importaría.
Después de unos minutos se separó de mí y seguimos hablando como si nada, echos los locos, ahí hada pasó.
Esto es empezar bien el año.
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¡Buenas! - Choi Yeonjun
FanfictionDonde Yeonjun vive para joder a Ana, la chica de su urbanización e hija del señor del negocio de recarga de agua. Inicio: 25/08/2020